Sobrecarga de información
La idea básica
Hoy en día, tenemos acceso a gigabytes -de hecho, zettabytes- de información al alcance de la mano.1 Nuestros teléfonos nos proporcionan acceso a la web, que por sí sola tiene suficiente información disponible como para abrumarnos. Nuestros teléfonos tienen una plétora de aplicaciones que exigen nuestra atención a través de notificaciones constantes. Puede resultar difícil hacer algo cuando tenemos en nuestras manos las claves de un sinfín de conocimientos.
A muchos de nosotros nos ha pasado alguna vez que encendemos Netflix y tardamos una eternidad en elegir una película (hay tantas opciones). Y Netflix es sólo uno de los muchos servicios de streaming que tenemos a nuestra disposición. De hecho, harían falta 47 millones de años para ver todas las películas en alta definición que hay en Internet.2 Definitivamente, hay demasiados contenidos para que podamos verlos en toda nuestra vida.
Es difícil elegir y pensar con claridad. A diario se nos presentan cientos, si no miles, de opciones y datos. Nos sentimos abrumados por la cantidad de información que recibimos, un fenómeno conocido como sobrecarga de información. La sobrecarga de información puede parecernos una dificultad para escribir un trabajo en la escuela cuando parece que nunca seremos capaces de cribar todo el conocimiento disponible. Puede dificultar la adopción de posturas políticas debido a la abrumadora cantidad de información de ambos bandos. Como la sobrecarga de información nos impide tomar decisiones racionales y puede hacernos sentir fatigados e irritados, es importante aprender más sobre el fenómeno y cómo podemos evitar sus efectos secundarios.