¿Por qué nuestra confianza es desproporcionada en relación con la dificultad de una tarea?

El efecto Hard-easy

explicó.
Bias

¿Qué es el efecto duro-fácil?

El efecto difícil-fácil, también conocido como efecto de discriminabilidad o efecto de dificultad, se produce cuando predecimos incorrectamente nuestra capacidad para completar tareas en función de su nivel de dificultad. Sugiere que confiamos demasiado en nuestro éxito en las tareas difíciles y poco en las fáciles.

Dónde se produce este sesgo

El efecto difícil-fácil se produce en cualquier situación en la que se nos pida predecir o comentar nuestro éxito en relación con una tarea. Nuestra confianza no suele corresponderse con nuestra capacidad real, lo que puede hacer que no estemos preparados para afrontar tareas difíciles y que nos estresemos ante tareas fáciles. Aunque el efecto difícil-fácil suele demostrarse a través de nuestra incapacidad para identificar correctamente si hemos acertado o no una respuesta, también puede tener aplicaciones negativas en la vida real.

Por ejemplo, imagina que estás aprendiendo a conducir. Para sacarte el carné, tienes que superar un examen escrito y un examen de conducir. Podría decirse que el examen de conducir es el componente más difícil para obtener el carné, porque se basa en la habilidad y el conocimiento, mientras que el examen escrito se basa sobre todo en el conocimiento. Sin embargo, según el efecto difícil-fácil, es probable que confíes demasiado en tu capacidad para aprobar el examen de conducir y poco en tus posibilidades de aprobar el examen escrito. Como resultado, apenas practicas la conducción y centras todo tu tiempo en estudiar para la tarea escrita. Cuando llega el día del examen, puede que el efecto duro-fácil te haya facilitado aprobar el examen escrito, pero como estabas demasiado confiado en tus habilidades al volante, suspendes el examen de conducir.

Efectos individuales

El ejemplo hipotético antes mencionado de predecir incorrectamente el éxito de uno mismo en diferentes componentes de la obtención de una licencia demuestra que el efecto duro-fácil puede tener graves repercusiones en nuestro comportamiento, no sólo en nuestras creencias. El efecto duro-fácil describe una mentalidad incorrecta, que se basa en nuestra incapacidad para hacer predicciones precisas sobre el futuro. Nuestro comportamiento actual suele basarse en nuestras predicciones futuras, lo que significa que tomamos decisiones que no nos benefician.

Efectos sistémicos

El efecto duro-fácil puede parecer un sesgo reservado a cuestiones menores, como trivialidades y exámenes. Sin embargo, el exceso de confianza, que es la mitad del problema del efecto duro-fácil, puede tener consecuencias bastante nefastas en nuestra sociedad.

Los investigadores han sugerido que el exceso de confianza puede ser la explicación de guerras, huelgas, litigios y fracasos empresariales.1 La batalla militar, emprender acciones legales y dirigir con éxito una empresa son tareas increíblemente difíciles y complejas. Cuando sobrestimamos nuestra capacidad para tener éxito en estas duras tareas, podemos embarcarnos en empeños para los que no estamos plenamente preparados. No hacemos el trabajo necesario para tener éxito, y los esfuerzos fallidos, en las áreas mencionadas, pueden tener consecuencias bastante negativas para la sociedad. Participar en guerras que estamos seguros de perder puede provocar muertes innecesarias, los litigios suelen ser muy caros para cualquiera de las partes implicadas y los negocios fallidos pueden llevar a inversores decepcionados.

Además, si somos malos prediciendo nuestras propias capacidades, se deduce que somos aún peores prediciendo la capacidad de los demás, de los que tenemos menos conocimientos.1 Si nos equivocamos sobre el éxito que tendrán nuestros compañeros en una tarea, a las empresas les resulta difícil delegar y dirigir las operaciones con eficacia. Las tareas fáciles pueden asignarse a personas con puestos más altos en la empresa, debido a la falta de confianza en las tareas fáciles, mientras que las tareas difíciles pueden asignarse a empleados con menos experiencia.1

Por qué ocurre

Existen múltiples teorías diferentes sobre lo que hay detrás del efecto duro-fácil.

La mayoría de las personas que investigan el efecto duro/fácil creen que se produce como resultado de otros sesgos. El efecto duro-fácil es muy similar al efecto Dunning-Kruger, que también describe la brecha que existe entre la competencia percibida y la real. La brecha puede producirse porque cuando nos faltan los conocimientos para ser buenos en un tema concreto, también nos falta el conocimiento de nuestra deficiencia sobre ese tema. La falta de comprensión del tema hace que nos resulte difícil evaluar cuánto sabemos sobre él.

Cuando se trata de recordar, nuestra precisión se ve obstaculizada por sesgos cognitivos. Esto deja mucho margen de error cuando intentamos recuperar información. Para responder a una pregunta difícil, tenemos que intentar recordar esa información, lo que nos hace susceptibles a los sesgos de memoria. Sin embargo, aunque estos sesgos afectan a la exactitud de nuestros recuerdos, no afectan a nuestra confianza. Esto puede explicar nuestro exceso de confianza al responder a preguntas difíciles.2

Nuestro exceso de confianza también puede deberse al sesgo de confirmación. El sesgo de confirmación estipula que tendemos a dar más importancia a las cosas que confirman nuestras creencias preexistentes e ignoramos las pruebas que van en contra de ellas. Al valorar nuestra confianza en si tenemos la respuesta correcta, nuestro cerebro recuerda el proceso por el que llegó a esa respuesta en lugar de buscar otros conocimientos que nos llevarían a una respuesta diferente. Es poco probable que intentemos pensar en razones por las que nuestra respuesta podría ser errónea, nos centramos en por qué podría ser correcta.3

Pero, ¿qué explica nuestra falta de confianza en las preguntas fáciles? Pocas investigaciones han tratado de determinar la causa del efecto difícil-fácil, pero quizá también pueda deberse a otro sesgo cognitivo, el bikeshedding. Bikeshedding describe nuestra tendencia a dedicar una cantidad desproporcionada de tiempo a tareas triviales. Cuanto más tiempo pasamos pensando en la respuesta a una pregunta fácil, más probabilidades tenemos de evocar pruebas de que nuestra respuesta es errónea. Esto puede hacer que tengamos menos confianza en nuestras respuestas, en comparación con las preguntas difíciles, en las que, como no sabemos lo suficiente, sólo tenemos en cuenta las pruebas que apuntan a que tenemos razón.

Por qué es importante

Nos enfrentamos a la incertidumbre a diario y, para maniobrar con eficacia en el mundo, tenemos que ser capaces de afrontar esa incertidumbre de forma racional. El efecto duro-fácil sugiere que afrontamos la incertidumbre de forma irracional, ya que no somos buenos predictores de nuestras capacidades o resultados. Constantemente tenemos que intentar hacer predicciones sobre nuestro comportamiento futuro, lo que influye en muchas de nuestras decisiones actuales. Si nuestras decisiones se basan en una percepción inexacta de nuestras capacidades, pueden conducir a resultados subóptimos.

El efecto difícil-fácil sugiere esencialmente que no estamos siendo realistas con nuestras capacidades. Cuando se extrapola fuera de nuestra confianza equivocada en si hemos acertado una respuesta, nuestro exceso de confianza en tener razón puede llevarnos a ser estrechos de miras. Al pensar que tenemos razón, será poco probable que asimilemos información que nos contradiga. Al intentar completar una tarea difícil, el efecto duro-fácil indica que es probable que creamos que podemos hacerlo por nosotros mismos y, por lo tanto, es posible que no busquemos ayuda cuando la necesitemos.

En la otra cara de la moneda, si no creemos que podemos alcanzar el éxito en tareas fáciles, podemos decidir no asumirlas. Eso significa que nos estamos vendiendo mal y que no aprovechamos las oportunidades que se nos presentan.

Cómo evitarlo

Hay una serie de sesgos que afectan a nuestra capacidad para hacer predicciones exactas, lo que dificulta el intento de garantizar que nuestra confianza esté bien calibrada con nuestro rendimiento. Sin embargo, un estudio de seguimiento realizado por los investigadores que demostraron por primera vez el efecto difícil-fácil sugiere que cuanto más conocedoras son las personas de un tema, más precisas son con la confianza en sus respuestas.4

Cuando sabemos mucho sobre un tema, podemos sentirnos más seguros sobre si la pregunta que se nos hace es algo cuya respuesta conocemos. Si sabemos muy poco sobre un tema, todas nuestras respuestas son esencialmente conjeturas, lo que hace más difícil predecir si son correctas. Para ser más precisos a la hora de predecir nuestros aciertos, puede que necesitemos tener más conocimientos sobre los temas sobre los que estamos haciendo predicciones. Sin embargo, Lichtenstein descubrió que los conocimientos sólo reducen el margen de error cuando se trata de confiar demasiado en tareas difíciles. Los resultados mostraron que las personas con conocimientos seguían teniendo poca confianza al responder a preguntas fáciles.4

Cómo empezó

Los psicólogos Sarah Lichtenstein y Baruch Fischhoff, investigadores con especial interés en la psicología del comportamiento, examinaron por primera vez el efecto difícil-fácil en 1977.4 Conscientes de la ubicuidad de la elaboración de predicciones en nuestra vida cotidiana, los investigadores querían examinar cómo entraba en juego la confianza a la hora de autoevaluar probabilidades.

Lichtenstein y Fischhoff llevaron a cabo una serie de experimentos para examinar si las personas hacían predicciones precisas de su propio éxito y fracaso.4 Sus experimentos variaban en dificultad para examinar cómo variaba la autoevaluación en función de la dificultad de una tarea.

En un experimento que incorporaba una tarea más difícil, Lichtenstein y Fischhoff pidieron a los participantes que determinaran la nacionalidad del artista de 12 dibujos diferentes. Las dos únicas opciones eran que el artista fuera un niño europeo o que fuera un niño asiático. Después de dar su respuesta a cada dibujo, también se pidió a los participantes que indicaran qué probabilidad creían que tenían de haber acertado la respuesta. Los resultados del experimento mostraron que los participantes habían acertado la respuesta el 53% de las veces.4 Sin embargo, la respuesta media para las respuestas correctas fue de casi el 68%.4 Esto muestra una discrepancia entre la confianza y el rendimiento real, ya que los participantes creen que su rendimiento es mejor que en la realidad.

En un experimento posterior, Lichtenstein y Fischhoff pidieron a los participantes que respondieran a 150 preguntas de trivialidades generales y que, una vez más, anotaran la probabilidad de que su respuesta fuera correcta. Al examinar los resultados, los investigadores dividieron las preguntas en "fáciles" y "difíciles". Lichtenstein y Fischhoff descubrieron que, en el caso de las preguntas fáciles, había una discrepancia entre el número de personas que acertaron la respuesta y la probabilidad que habían indicado de que fuera correcta. Los participantes mostraron una confianza insuficiente, ya que indicaron una probabilidad del 60% de acertar cuando el 75% de los participantes la respondieron correctamente.4

Al comparar los resultados de varios experimentos, Lichtenstein y Fischhoff llegaron a la conclusión de que las personas muestran un exceso de confianza cuando se trata de predecir su éxito en tareas difíciles y una falta de confianza cuando se trata de predecir su éxito en tareas fáciles.4 Este fenómeno se conoció posteriormente como el efecto difícil-fácil.

Ejemplo 1 - El efecto duro-fácil en los tests holísticos

La mayoría de los estudios que han demostrado la existencia del efecto difícil-fácil han analizado los niveles de confianza y los porcentajes de éxito en preguntas individuales. Miden la confianza y el éxito basándose en preguntas individuales. ¿Qué ocurre si todo el examen es fácil o difícil? ¿Sigue observándose el efecto difícil-fácil?

Esta era la pregunta que querían responder Lichtenstein y Fischhoff, los psicólogos que investigaron por primera vez el efecto difícil-fácil. En un estudio posterior, los investigadores utilizaron los resultados de pruebas anteriores para determinar un conjunto de preguntas fáciles y una prueba de preguntas difíciles.4 A continuación, los participantes recibieron una prueba con sólo preguntas fáciles o una prueba con sólo preguntas difíciles.

Lichtenstein y Fischhoff también observaron que los participantes a los que se les había administrado el test fácil mostraban una confianza insuficiente a la hora de predecir su rendimiento en el examen, mientras que los participantes a los que se les había administrado el test difícil mostraban una confianza excesiva en su rendimiento4 .

Ejemplo 2 - Inteligencia

Mientras que Lichtenstein y Fischhoff sugieren que un mayor conocimiento sobre un tema específico hace que las personas predigan mejor su éxito en preguntas difíciles, en otro estudio que realizaron descubrieron que no ocurría lo mismo con la inteligencia.4

Podemos creer que cuanto más inteligentes somos, mejor predecimos nuestras capacidades. Sin embargo, el tropo de que la inteligencia de libro no indica la inteligencia de la calle puede estar respaldado por el efecto duro-fácil, ya que la inteligencia académica no parece hacer que las personas calibren mejor su confianza en sus propias capacidades.

Lichtenstein y Fischhoff compararon los resultados de dos experimentos para ver si la inteligencia influía en el efecto difícil-fácil. Uno de los experimentos se había realizado con estudiantes universitarios y el otro con estudiantes de posgrado. Supusieron que los estudiantes de posgrado tendrían, de media, puntuaciones de inteligencia más altas. Aunque Lichtenstein y Fischhoff descubrieron que los estudiantes de posgrado tenían mejores puntuaciones en los tests, no eran significativamente mejores a la hora de predecir su rendimiento. Como resultado, los psicólogos concluyeron que la inteligencia, al menos en términos de inteligencia académica, no ayuda a anular el efecto duro-fácil.4

Resumen

Qué es

El efecto difícil-fácil es un sesgo de predicción. Sugiere que confiamos demasiado en nuestra capacidad para completar tareas difíciles y poco en nuestra capacidad para tener éxito en tareas fáciles.

Por qué ocurre

Hay mucho debate sobre por qué existe el efecto duro-fácil. La mayoría de las teorías se basan en la premisa de que existen otros sesgos que provocan el efecto. Por ejemplo, los sesgos de recuerdo hacen que haya margen de error cuando respondemos a una pregunta, pero que no ajustemos nuestra confianza en consecuencia.

La cantidad desproporcionada de información que conocemos sobre las tareas fáciles frente a las difíciles también puede ser una causa del efecto difícil-fácil. En las preguntas difíciles, tenemos menos conocimientos sobre el tema, lo que significa que es menos probable que se nos ocurran pruebas que vayan en contra de nuestra respuesta. Cuando la pregunta es fácil, puede que sepamos más sobre el tema y se nos ocurran pruebas que vayan en contra de nuestra respuesta, lo que nos hace estar menos seguros de ella.

Ejemplo 1 - No sólo ocurre con los subconjuntos

Aunque la mayoría de los estudios realizados para examinar el efecto difícil-fácil miden si la confianza es precisa para predecir el éxito en preguntas o ítems individuales, se ha descubierto que el efecto difícil-fácil también se observa en tareas generales. Si todo un examen es fácil, la gente confía poco en lo bien que lo ha hecho, mientras que confía demasiado en lo bien que lo ha hecho en un examen difícil.

Ejemplo 2 - La inteligencia no anula el efecto duro-fácil

Podemos creer que cuanto más inteligentes seamos, más realistas seremos, lo que nos permitirá predecir mejor nuestro éxito en distintas tareas. Sin embargo, parece como si la inteligencia, al menos en términos de inteligencia académica, no tuviera ningún impacto en el efecto duro-fácil. Ser inteligente no basta para evitar el efecto duro-fácil.

Cómo evitarlo

Aunque es posible que la inteligencia no anule el efecto difícil-fácil, algunas investigaciones han sugerido que el conocimiento de un tema específico puede ayudar a contrarrestar el exceso de confianza en lo bien que nos desenvolvemos en tareas difíciles.

Referencias

  1. Moore, D. A., & Healy, P. J. (2008). The trouble with overconfidence. Psychological Review115(2), 502-517. https://doi.org/10.1037/0033-295x.115.2.502
  2. Skala, D. (2008). Overconfidence in Psychology and Finance – an Interdisciplinary Literature Review. Munich Personal RePEc Archive, 33-50. https://mpra.ub.uni-muenchen.de/26386/
  3. Suantak, L., Bolger, F., & Ferrell, W. R. (1996). The hard–easy effect in subjective probability calibration. Organizational Behavior and Human Decision Processes67(2), 201-221. https://doi.org/10.1006/obhd.1996.0074
  4. Lichtenstein, S., & Fischhoff, B. (1977). Do those who know more also know more about how much they know? Organizational Behavior and Human Performance20(2), 159-183. https://doi.org/10.1016/0030-5073(77)90001-0
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