¿Por qué no podemos percibir nuestras propias capacidades?

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Efecto Dunning-Kruger

explicó.
Bias

¿Qué es el efecto Dunning-Kruger?

El efecto Dunning-Kruger se produce cuando la falta de conocimientos y habilidades de una persona en un área determinada hace que sobrestime su propia competencia. Por el contrario, este efecto también hace que los que destacan en un área determinada piensen que la tarea es sencilla para todos y subestimen también sus capacidades relativas.

Kruger effect illustration

Dónde se produce este sesgo

Imagina que tú y tus amigos decidís probar algo nuevo: por separado, todos empezáis a aprender español. Al cabo de unos días, sois capaces de decir entre 10 y 15 frases. Estás un poco decepcionado y crees que ya deberías ser capaz de decir más. Para ti, el idioma es bastante sencillo, pero el hecho de dominarlo te hace pensar que es sencillo para todo el mundo y que, por tanto, deberías haber hecho más.

Su amigo, en cambio, sólo ha aprendido unas pocas palabras. Está asombrado de sus progresos. Todavía no tiene los conocimientos y las habilidades necesarios para saber que, en realidad, está pronunciando mal esas palabras y formando frases gramaticalmente incorrectas con ellas. Es el que menos ha aprendido del grupo, pero su falta de conocimientos le impide comprender sus propios errores. Además, su falta de acceso a la comparación le hace sobrestimar su capacidad relativa. Su ignorancia de lo lejos que han llegado otros, como usted, le hace pensar que está sobresaliendo, cuando en realidad está aprendiendo a una velocidad inferior a la media.

Efectos individuales

Como consecuencia del efecto Dunning-Kruger, es posible que no sepas en qué eres bueno, porque asumes que lo que te resulta fácil a ti también lo es para los demás. Por lo tanto, se le priva de la capacidad de detectar sus propias especialidades y talentos.

Además, cuando destacas en lo que es un reto para ti, puedes caer accidentalmente en la creencia de que en eso reside tu talento. En realidad, puede que solo seas un artista por debajo de la media que finalmente se acerca a los niveles medios.

Como puedes ver, esta discrepancia puede hacer que tomes malas decisiones en cuanto a las oportunidades o carreras que persigues. Puede que te hayas encontrado recurriendo a tus compañeros preguntándoles: "¿En qué soy bueno?". No es una mala elección. Comprender el efecto Dunning-Kruger puede ayudarte a discernir cuándo debes confiar en tus propias capacidades y cuándo debes pedir consejo a otras personas que te vean con más objetividad que tú mismo.

El efecto también puede hacer que te decepciones cuando tus "talentos", reconocidos por ti mismo, no son reconocidos por los demás. Tal vez esperas un ascenso y se lo dan a alguien que se sorprende de que lo tengan en cuenta. No es improbable que tu rendimiento medio te hiciera pensar que lo estabas haciendo especialmente bien, mientras que la experiencia de ella le hacía pensar que era mediocre.

Pensar que eres mejor de lo que eres en algo puede hacer que pierdas oportunidades de aprender de otros, que realmente son más hábiles o tienen más conocimientos. Además, pensar que eres mediocre en algo cuando en realidad tienes una gran habilidad puede hacerte perder oportunidades de enseñar y difundir conocimientos a los demás.

Efectos sistémicos

Como sociedad, nos perdemos aprender de lo mejor de lo mejor, porque su confianza los mantiene a puerta cerrada. En el centro del escenario, con demasiada frecuencia, pueden estar personas con capacidades inferiores a la media.

Por desgracia, los más ignorantes -en el 25% inferior de cualquier habilidad- son también los que más se sobrevaloran a sí mismos. En el contexto de nuestra democracia, esto significa que nuestros ciudadanos más desinformados son también los más seguros de sí mismos. Estas personas ignorantes no sólo se resisten a que les enseñen -puesto que creen que son los que más saben-, sino que también son culpables de compartir la mayor parte de la información (léase: desinformación).

En el fondo, el efecto Dunning-Kruger se aprovecha precisamente de eso: no de la falta de información, sino de la abundancia de información errónea. Sabemos cuando no sabemos nada, pero es la información errónea la que nos hace creer que lo sabemos todo y pulsar distraídamente "compartir".

A escala nacional o mundial, este efecto tiene consecuencias peligrosas que ya hemos visto en acción. En esencia, si usted es un político, en realidad puede beneficiarse de tener un público más inculto. Las personas que saben menos sobre cuestiones políticas y mundiales son más propensas a creer lo que usted dice, a considerarse bien informadas, a ir a votar y a compartir sus puntos de vista con los demás. Los que se sitúan entre la parte alta y media del pelotón -algo informados sobre cuestiones políticas- son más propensos a desentenderse de la discusión política y evitar votar, porque no se consideran contribuyentes dignos. Mientras que los expertos -los más informados de todos- saben que tienen una sólida base de conocimientos, pero evitan educar al público, simplemente porque no se dan cuenta de la rareza de su experiencia.

La enfermedad de la autoconciencia de nuestra sociedad hace que la gente ignorante y mal informada tenga la confianza de reclamar el micrófono, mientras que los expertos y la gente bien informada están detrás del escenario, subiendo las cortinas. Este fenómeno propaga la desinformación y los puntos de vista mal informados por todo nuestro mundo social, haciéndonos perder verdaderas oportunidades de aprendizaje que podríamos obtener unos de otros.

Si demasiadas personas mal informadas se creen las mejores, nuestra sociedad se queda con muchos peces crecidos en un estanque diminuto y cada vez más pequeño.

Por qué ocurre

El efecto Dunning-Kruger es algo así como un callejón sin salida. Las personas que no saben mucho sobre un tema no tienen los conocimientos o habilidades necesarios para detectar sus propios errores o lagunas de conocimiento. Debido a estos puntos ciegos, no pueden ver en qué se equivocan y, por tanto, asumen que lo están haciendo muy bien.

Por el contrario, las personas que son las mejores en una determinada materia no tienen la capacidad de darse cuenta de su especialidad, porque su trabajo les resulta tan natural que no se dan cuenta de que no es así para todo el mundo. La facilidad con la que adquieren estas habilidades o áreas de conocimiento les ciega ante el hecho de que el trabajo es más difícil para los demás. En lugar de subestimarse a sí mismos, sobrestiman que las capacidades de los demás coinciden con las suyas.

"La ignorancia engendra confianza con más frecuencia que el conocimiento".

-Charles Darwin

Aunque se ha descubierto que el efecto se produce en campos y materias tan diversos como la inteligencia emocional, el razonamiento lógico, los conocimientos financieros, la información política, el ajedrez, la conducción de vehículos e incluso los conocimientos médicos, recientemente se ha puesto en duda su exactitud como sesgo del cerebro humano. Una investigación de 2016, citada en este artículo, sugiere que, dado que los datos generados por ordenador también están sujetos a los efectos de Dunning-Kruger, se trata de un fenómeno computacional y, por tanto, no puede contar como sesgo de la mente humana.

Por qué es importante

El efecto Dunning-Kruger es importante porque nos hace conscientes de nuestros propios puntos ciegos y nos brinda la oportunidad de ajustar nuestras autopercepciones. Dado que es más invisible para quienes lo experimentan, requiere dar un paso atrás para darse cuenta de que las propias autoevaluaciones son en gran medida parciales y probablemente incorrectas. Si tomas decisiones basadas en tus conocimientos y habilidades personales, es probable que no hayas consultado suficiente información fiable. Además, si confía en la palabra de otra persona sobre lo que sabe hacer, su información está sesgada. No deje que nadie le convenza de que se merece su negocio o un ascenso sólo porque piense que está sobresaliendo: puede que sea un ignorante y esté sobrevalorando enormemente su propio rendimiento.

El efecto Dunning-Kruger puede hacer que escuchemos antes a personas seguras de sí mismas que a personas reputadas. Esto tiene efectos inconmensurables en nuestra sociedad, ya que aceptamos información y consejos de quienes hablarán primero y más alto, antes que de aquellos cuyas palabras tendrán más mérito.

Además, conocer el efecto Dunning-Kruger puede aliviar tus celos hacia otros que parecen "tenerlo todo". Creer que lo sabes todo es un signo revelador de que sabes poco.

"No soy lo bastante joven para saberlo todo".

-Oscar Wilde

Cómo evitarlo

En lo que respecta al efecto Dunning-Kruger, compararse con los demás puede no ser lo peor que puede hacer, pero no se lo diga a su terapeuta.

Puedes evitar ignorar tu propio rendimiento escuchando y comprendiendo el de los demás. Si tu amigo, que sólo sabe unas pocas palabras en español, te hubiera preguntado cómo te iban las clases, tu respuesta podría darle una pista sobre el hecho de que, después de todo, no se le da tan bien el idioma. Además, su mala pronunciación podría demostrarte que en realidad tienes un don desconocido para los idiomas.

El mero hecho de conocer el efecto Dunning-Kruger también puede ayudarte a mitigar sus efectos. Recuerda que pensar que eres malo en algo probablemente te sitúe en medio del pelotón, porque significa que tienes suficiente perspicacia para reconocer tus propias incompetencias. Pero recuerda: nuevos niveles, nuevos demonios.

Recuerda también que si crees que eres excepcional en algo, es probable que te quede mucho por aprender.

Por último, puede evitar el efecto Dunning-Kruger mostrándose abierto a la retroalimentación, lo cual, por supuesto, es más fácil de decir que de hacer. Las personas con bajo rendimiento no suelen recibir bien las críticas y muestran un desinterés crónico por la superación personal. En lugar de ignorar los comentarios y las críticas constructivas, atribuya la crítica a su falta de conocimientos y utilícela para avanzar.

"Cuando discutas con un tonto, primero asegúrate de que la otra persona no hace lo mismo".

-Viejo proverbio

Cómo empezó todo

El efecto Dunning-Kruger fue descubierto y descrito por primera vez en 1999 por los investigadores David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell.

Los investigadores se dieron cuenta de hasta qué punto la gente sobrevaloraba sus propias capacidades en la vida cotidiana -pensemos en el tipo de la clase que no para de levantar la mano para transmitir sus ideas inútiles- y acuñaron el término "doble carga". La doble carga se utilizó para describir que estas personas sufren dos cosas: ignorancia e ignorancia de su propia ignorancia. Los investigadores sometieron a participantes aleatorios a pruebas de humor, gramática y razonamiento lógico. Descubrieron que las personas que se situaban en el 25% inferior de cualquiera de las puntuaciones de estas pruebas tendían a predecirse a sí mismas como las mejores. Cuando puntuaban en el percentil 12, se estimaban a sí mismos en el 62.

Por otro lado, las personas situadas en el 25% superior predijeron que sus puntuaciones serían ligeramente inferiores a las reales.

Dunning y Kruger realizaron un estudio similar con estudiantes de Cornell que salían de los exámenes finales. Pidieron a los estudiantes que predijeran sus propias notas en los exámenes y luego hicieron un seguimiento cuando obtuvieron las reales. Los resultados se mantuvieron.

Los análisis de estos resultados atribuyeron las discrepancias en la autoestimación a la habilidad metacognitiva (la capacidad de pensar sobre el propio pensamiento). En efecto, la mejora de las habilidades de los participantes en materia de humor, gramática y razonamiento lógico les ayudó a reconocer las limitaciones de sus propias capacidades y a predecir mejor sus propias puntuaciones en los ensayos posteriores.

Ejemplo 1 - La plantilla de las empresas

En un estudio, el 42% de los empleados de una empresa de ingeniería de software de alta tecnología evaluaron su propio rendimiento como si estuviera en el 5% superior.

Por supuesto, esto es matemáticamente imposible. Sin embargo, es importante porque muestra las oportunidades de aprendizaje y crecimiento que pueden pasar de largo en el mundo empresarial. Si el 42% de sus empleados piensa que el 95% de la empresa opera en niveles inferiores al suyo, eso significa que el 42% de los empleados no va a aprovechar las oportunidades de aprender de los que realmente están en el 5% superior. Es posible que piensen que son los que más saben y, por tanto, pierdan oportunidades de crecer y desarrollar sus habilidades.

Si el 5% que realmente está en lo más alto no es consciente de lo especiales que son sus talentos, puede perder oportunidades de liderazgo como el desarrollo profesional, las becas de enseñanza o incluso la orientación diaria de los recién llegados. El autoconocimiento del rendimiento de los empleados puede tener grandes repercusiones en el crecimiento y el desarrollo de la empresa.

Ejemplo 2 - En carretera

Los estudios han demostrado que alrededor del 80% de las personas se consideran "conductores por encima de la media", una estadística que, una vez más, es matemáticamente imposible.

Una sensación exagerada de habilidad al volante puede hacer que los conductores tomen decisiones precipitadas y sufran accidentes. Los auténticos novatos -aquellos con menos de 6 meses de experiencia al volante- tienen ocho veces más probabilidades de verse implicados en un accidente. Esto no se debe necesariamente sólo a que estén mal equipados como conductores, sino también a que tienen un exceso de confianza. Creer que controlan el volante más de lo que realmente lo hacen les lleva a cometer imprudencias en la carretera, lo que provoca un número alarmante de accidentes y un aumento de las tarifas de los seguros. Si sólo se tuviera en cuenta la falta de habilidad, el número de estos accidentes podría disminuir considerablemente.

Resumen

Qué es

El efecto Dunning-Kruger es el fenómeno por el cual los menos competentes en una materia sobrevaloran más sus habilidades. También hace que los más competentes en una materia piensen menos de sus propios talentos.

Por qué ocurre

El fenómeno se produce porque quienes carecen de conocimientos y habilidad en algo carecen de la perspicacia necesaria para saber que podrían hacerlo mejor. No saber mucho sobre algo les hace pasar por alto sus propios errores y perder la oportunidad de mejorar.

Además, para los que están en la cima, el efecto se produce porque algo les resulta tan fácil que no se dan cuenta de que es un reto para los demás y, por tanto, restan importancia al grado en que destacan.

Ejemplo 1 - La mano de obra

En una empresa de ingeniería de software, el 42% de los empleados predijo que se clasificaría en el 5% superior. La falta de autoconciencia en muchas empresas puede tener enormes efectos para las compañías, cuando hace que los empleados pierdan oportunidades de aprendizaje y enseñanza que podrían aprovechar unos de otros.

Ejemplo 2 - Conducir

Tener menos de seis meses de experiencia como conductor te hace ocho veces más propenso a sufrir un accidente. La razón obvia es que no tienes mucha práctica. Otra razón es que tu propia ignorancia te hace confiar demasiado en ti mismo, lo que te lleva a tomar decisiones imprudentes y hacer giros bruscos.

Cómo evitarlo

Evita el efecto Dunning-Kruger asumiendo que pensar que eres un experto probablemente signifique que estás empezando. Sin embargo, no te regodees sólo en tu ignorancia: busca la opinión de otras personas que puedan ayudarte a mejorar, en lugar de quedarte estancado en tus infladas autopercepciones. Además, infórmate sobre las capacidades de los demás para obtener datos más realistas sobre tu situación y ajustar tus percepciones en consecuencia. Y si la gente te dice que eres un experto, escucha.

Artículos relacionados con TDL

Al igual que el efecto Dunning-Kruger, el efecto difícil-fácil nos lleva a sobrestimar lo bien que nos irá en las tareas difíciles y a subestimar lo bien que nos irá en las tareas fáciles.

Como resultado del sesgo del optimismo, tendemos a sobrestimar la probabilidad de que nos ocurran cosas buenas y a subestimar la probabilidad de que nos ocurran cosas malas.

Referencias

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