¿Por qué es tan difícil cambiar las creencias de alguien?

Disonancia cognitiva

explicó.
Bias

¿Qué es la disonancia cognitiva?

La disonancia cognitiva describe cuando evitamos tener creencias y actitudes contradictorias porque nos hacen sentir incómodos. El choque suele afrontarse rechazando, desacreditando o evitando la información nueva.

Cognitive Dissonance Illustration

Dónde se produce este sesgo

Consideremos la siguiente situación hipotética: Juan es un gran ecologista. Es presidente del club ecologista del colegio, va a las marchas contra el cambio climático e incluso tiene un coche eléctrico.

Un día, John asiste a una conferencia sobre los efectos negativos para el medio ambiente de determinados productos alimenticios. Para su consternación, John se entera de que las plantas procesadoras de café son responsables de la contaminación del agua, que destruye ecosistemas y reduce la biodiversidad. Se le revuelve el estómago: esto significa que él forma parte del problema que intenta resolver.

¡Esto no puede ser! John es un defensor del medio ambiente... pero un gran bebedor de café. Ni siquiera él cree que pueda renunciar a su infusión matutina, y mucho menos convencer a sus amigos de que hagan lo mismo.

Para deshacerse del nudo en el estómago y resolver su crisis de identidad, John concluye rápidamente que el orador no debe saber de lo que está hablando. También piensa que, aunque beber café no sea bueno para el medio ambiente, él ha hecho tantos otros esfuerzos por ser sostenible que debe compensarlo. Con la mente temporalmente tranquila, John se pasa por Starbucks después de clase para tomarse el café de la tarde.

La negativa de John a dejar de tomar café es un buen ejemplo de disonancia cognitiva. Para resolver la incoherencia entre sus creencias ecologistas y sus acciones no tan ecologistas, John descarta la conferencia como información errónea para que su identidad no se vea dolorosamente comprometida.

Efectos individuales

Rechazar, racionalizar o evitar la información que entra en conflicto con nuestras creencias puede llevarnos a tomar malas decisiones. Esto se debe a que no rechazamos la información porque sea falsa, sino porque su realidad nos hace sentir incómodos. Las decisiones tomadas en ausencia de la verdad pueden tener consecuencias perjudiciales tanto para nosotros como para quienes nos rodean.

Por ejemplo, se ha demostrado que fumar provoca cáncer y contribuye a otras enfermedades crónicas, incluso en quienes lo inhalan de forma pasiva. Los fumadores suelen racionalizar su perjudicial decisión de seguir fumando negando las pruebas que avalan sus riesgos para la salud o considerándose la afortunada excepción. Esta negación resuelve su disonancia y les permite seguir tomando malas decisiones que más tarde comprometerán su salud física.

Efectos sistémicos

Profundizar en los efectos de la disonancia cognitiva lleva a conclusiones preocupantes en el mundo académico, los movimientos sociales y la política.

Si los investigadores tienden a analizar la información de forma que apoye conclusiones que ya concuerdan con sus propias creencias, entonces la disonancia cognitiva puede amenazar la metodología objetiva que sustenta gran parte del mundo académico actual. Por ejemplo, un neurocientífico que inventa un antidepresivo puede hacer caso omiso de cualquier prueba que cuestione su eficacia, o racionalizar que los participantes no deben cumplir los criterios de inclusión, en lugar de limitarse a tratar de arreglar el fármaco en sí.

Por suerte, la mayoría de los ensayos clínicos evitan los sesgos mediante estudios de control aleatorio doble ciego, lo que significa que tanto los participantes como los investigadores desconocen qué grupo recibe la variable de tratamiento y qué grupo recibe el control. Este diseño ayuda a reducir la disonancia cognitiva, ya que los investigadores no saben qué resultados rechazar, racionalizar o evitar. En su lugar, deben aceptar los resultados tal como son y ajustar sus teorías en consecuencia.

Mientras tanto, la disonancia cognitiva también amenaza muchas causas sociales, que requieren que cambiemos nuestras creencias y comportamientos actuales para ser eficaces. Esto es imposible si nos negamos a considerar siquiera la evidencia de que podemos ser parte del problema. En lugar de eso, haremos cualquier cosa para justificar nuestra posición actual, en lugar de unirnos al cambio necesario.

Tomemos como ejemplo el ecologismo. Aunque a la mayoría de nosotros nos importa la naturaleza y queremos preservarla, la mayoría de las pruebas indican que no estamos haciendo lo suficiente como individuos para salvar el planeta. De hecho, dañamos activamente el planeta con nuestras rutinas diarias, como John bebiendo café. Nuestros comportamientos destructivos son a menudo contrarios a nuestras creencias medioambientales.

Cuando se nos llama la atención sobre nuestras contradicciones, muchos de nosotros respondemos racionalizando nuestros hábitos insostenibles, rechazando las pruebas que defiende el ecologismo o creyendo que la acción individual no importa demasiado. Sin embargo, cada uno de nuestros rechazos individuales al cambio se acumula en una pasividad generalizada, impidiendo las transformaciones radicales vitales para que el ecologismo sea eficaz.

Por último, la disonancia cognitiva también puede facilitar las divisiones políticas. Cuando nos alineamos firmemente con un líder político o una ideología, es más probable que desestimemos cualquier información que no apoye su campaña. En otras palabras, a menudo distorsionamos o simplemente ignoramos las pruebas que cuestionan nuestras creencias políticas, lo que explica por qué es tan difícil cambiarlas.

Por ejemplo, durante los debates los políticos suelen negarse a aceptar cualquiera de los argumentos de sus oponentes, en lugar de intentar establecer un término medio. Por otra parte, la mayoría de los votantes se mantienen fieles a los candidatos que han elegido incluso después de encontrar pruebas que deberían cuestionar su alianza.1 Esto significa que la disonancia cognitiva nos impide tomar decisiones políticas con conocimiento de causa en todas las fases del proceso electoral.

"Cuando la gente siente una fuerte conexión con un partido político, líder, ideología o creencia, es más probable que deje que esa lealtad piense por ellos y distorsione o ignore las pruebas que desafían esas lealtades".


- Los psicólogos sociales Elliot Aronson y Carol Tavris

Cómo afecta al producto

¿Alguna vez has abierto tu aplicación de redes sociales favorita y has descubierto que el diseño ha cambiado por completo? La combinación de colores, el diseño, incluso el logotipo en la parte superior de la pantalla... todo es diferente. Te pilla desprevenido, sales precipitadamente de la aplicación y te conformas con jugar al Candy Crush.

Esta anécdota ilustra nuestra disonancia cognitiva cuando nos encontramos por primera vez con modificaciones en el diseño de la interfaz de usuario. Al fin y al cabo, éramos fieles a la interfaz anterior y no queremos adaptar nuestras expectativas a la nueva, aunque sea más intuitiva. Para resolver nuestro malestar, podemos optar por dejar de usar esa aplicación por el momento, o incluso abandonarla por completo.

Por suerte para las organizaciones digitales, la mayoría de los usuarios se acostumbrarán gradualmente a la nueva interfaz debido al mero efecto de exposición. Sin embargo, las empresas de redes sociales deben esperar un descenso temporal de la participación de los usuarios tras cualquier actualización importante. Para evitar esta disonancia, los diseñadores de interfaz de usuario pueden optar por incorporar pequeños cambios a lo largo del tiempo para facilitar la transición de los usuarios, en lugar de rehacer todas las funciones a la vez.

Disonancia cognitiva e IA

A medida que aumenta la popularidad del aprendizaje automático, muchos profesionales temen que los ordenadores sustituyan su trabajo, sobre todo cuando ChatGPT puede escribir un artículo en el tiempo que tardamos nosotros en redactar una frase.

Las pequeñas empresas pueden ser reacias a adoptar la inteligencia artificial en sus protocolos, ya que confiar en la tecnología parece oponerse a su valor empresarial de compromiso entre humanos. Sin embargo, las pequeñas empresas son las que más podrían beneficiarse de la adopción de la inteligencia artificial para ayudar a agilizar los procesos y poder estar a la altura de sus competidores más grandes. En este caso, la disonancia cognitiva de la "amenaza de la IA" impide a las empresas beneficiar directamente a sus empleados y clientes en un débil intento de preservar los roles y valores tradicionales.

Por qué ocurre

La disonancia cognitiva es el resultado de una tensión incómoda entre dos o más de nuestras creencias.2 Esto suele ocurrir cuando nuestras actitudes no coinciden con nuestras acciones, es decir, cuando pensamos de una manera pero nos comportamos de otra. Tanto el número como la importancia de nuestras creencias contradictorias determinan el grado de confusión mental que experimentamos. Resolvemos nuestro malestar cognitivo racionalizando y justificando una creencia, mientras reducimos o rechazamos el resto.

Cambiar nuestras actitudes no es fácil, y mucho menos desaprender los comportamientos asociados a ellas. Por eso, solemos aferrarnos a las creencias más arraigadas en nuestro interior, en lugar de adoptar otras nuevas, aunque tengan más pruebas que las respalden. De hecho, muchos de nosotros vamos un paso más allá y evitamos las situaciones incómodas que chocan con nuestras creencias.

El psicólogo estadounidense Leon Festinger ofrece tres explicaciones de por qué alguien puede no estar dispuesto a cambiar sus creencias o comportamientos existentes a la luz de información nueva y contradictoria:

  1. "El cambio puede ser doloroso o implicar una pérdida". Como ya hemos dicho, cambiar nuestras actitudes y acciones puede ser difícil, sobre todo si están muy arraigadas.
  2. "El comportamiento actual puede ser satisfactorio de otro modo". Pensemos en los fumadores, que conocen los efectos negativos para la salud de sus hábitos, pero aun así sucumben a la satisfacción. Son reacios a aceptar información que confirme los costes futuros.
  3. "Realizar el cambio puede simplemente no ser posible". Incluso Festinger admite que, a veces, las reacciones emocionales abrumadoras ante el cambio pueden no merecer la pena.3

Festinger asegura que es natural que busquemos la coherencia interna, tanto para formar una identidad estable como para comprender el mundo que nos rodea. Esto tiene sentido: sería difícil pensar en uno mismo como una persona completa si todas nuestras creencias y opiniones se contradijeran lógicamente entre sí o nunca estuvieran en consonancia con nuestro comportamiento. Del mismo modo, es más fácil interpretar el mundo como un lugar coherente, en lugar de lidiar con todas sus discrepancias inherentes.

"...el individuo se esfuerza por ser coherente consigo mismo. Sus opiniones y actitudes, por ejemplo, tienden a existir en grupos que son internamente consistentes."


- Leon Festinger

Por qué es importante

Si seguimos ignorando nuestras reacciones ante la disonancia cognitiva -rechazar, racionalizar y evitar-, todas ellas pueden tener consecuencias negativas tanto en nuestra vida personal como profesional.

Muchos de nosotros resolvemos la disonancia deformando nuestras creencias para alinearlas con nuestros malos hábitos, en lugar de arreglar nuestros malos hábitos para alinearlos con nuestras creencias. Si seguimos confiando en este mecanismo de supervivencia poco saludable, podemos caer en la hipocresía, lo que dificulta que alguien nos tome en serio. Después de todo, ¿cómo se puede confiar en alguien que dice una cosa, pero hace otra?

Recuerde: los hechos hablan más que las palabras. No tiene sentido apoyar una teoría a menos que la pongamos en práctica. Dedicando un esfuerzo intencionado a corregir nuestros comportamientos inadaptados, no sólo nos convertimos en seres humanos más fiables, sino que ayudamos realmente a las causas que decimos apoyar.

La disonancia cognitiva también puede provocar la pérdida de oportunidades profesionales. Piense en un ejecutivo que está convencido de que su nuevo producto tendrá éxito, ya que ha invertido innumerables tiempo y recursos en su desarrollo. Sin embargo, justo antes de su lanzamiento, el equipo de ingeniería detecta un error en el sistema que aumenta las posibilidades de mal funcionamiento. En lugar de aceptar esta dolorosa realidad y volver a la mesa de diseño, el ejecutivo desestima el hallazgo y lanza el producto de todos modos, para tener que retirarlo del mercado meses después.

Al igual que el ejecutivo, muchos de nosotros podríamos rechazar la evidencia de que nuestras carreras en las que tanto hemos trabajado no van en la dirección correcta. En su lugar, justificamos nuestra decisión de seguir por el mismo camino, aunque nos conduzca a un fracaso inevitable. Si podemos soportar temporalmente la incomodidad de la disonancia, podemos alinear nuestras acciones y creencias eligiendo en su lugar una trayectoria profesional mejor. Aunque esto pueda costar más en el momento, es más probable que nos lleve al éxito a largo plazo.

Cómo evitarlo

No hay forma de evitar la disonancia cognitiva, pues no es más que el malestar que sentimos cuando nuestras actitudes se contradicen, no la respuesta en sí. Sin embargo, lo que sí se puede mitigar es cómo afrontamos nuestro malestar.

Deberíamos intentar resistir nuestra tendencia natural a racionalizar nuestras creencias existentes o a rechazar y evitar la información que entra en conflicto con ellas. Recuerda todo el daño que esto causa. En lugar de eso, debemos abrirnos a corregir nuestras creencias o modificar nuestro comportamiento cuando haya pruebas convincentes que las cuestionen. Con el tiempo y mucha práctica, la aceptación en lugar del rechazo debería ser innata en lugar de forzada, convirtiéndose en lo que se denomina una respuesta "condicionada" o "reflejo aprendido".4

Aceptar los conflictos puede ser positivo cuando propician cambios importantes. Todos podemos pensar en hábitos o actitudes del pasado de los que estamos agradecidos de habernos librado tras darnos cuenta del impacto negativo que tuvieron en nosotros mismos o en los demás. Y aunque las transiciones pueden ser difíciles de superar, a menudo anticipamos que serán mucho peores de lo que realmente son. En lugar de asociar el cambio con el dolor y la pérdida, deberíamos intentar asociarlo con la gratificación y la ganancia. Esta connotación positiva puede condicionarnos a realizar los ajustes necesarios cuando nos enfrentamos a un conflicto mental, en lugar de rechazar, racionalizar o evitar la información.

Ser conscientes de los sesgos cognitivos más comunes puede ayudarnos a reconocer cuándo nuestras decisiones están influidas por ellos, y la disonancia cognitiva no es una excepción. Buscar activamente los conflictos que prevalecen en nuestras creencias y comportamientos puede ayudarnos a tomar mejores decisiones, en lugar de caer inconscientemente en las mismas trampas, una y otra vez.

Cómo empezó todo

Aunque el psicólogo estadounidense Jack Brehm fue el primero en investigar la relación entre la disonancia y la toma de decisiones en 1956, Festinger la formuló en una teoría de psicología social. En su libro seminal publicado en 1957, A Theory of Cognitive Dissonance, Festinger explica que dos cogniciones relevantes son "consonantes" (se alinean sucintamente entre sí) o "disonantes" (se contradicen). Cuando nos enfrentamos a la disonancia, intentamos reducir el malestar psicológico evitando la información nueva que contradice nuestras cogniciones o dando más importancia a una cognición que a otra.8

Festinger empezó a interesarse por la disonancia cognitiva durante su estancia en la Universidad de Minnesota, donde leyó acerca de una secta catastrofista que creía recibir mensajes de extraterrestres según los cuales el mundo se acabaría con una gran inundación en una fecha concreta. Investigó cómo reaccionaba la secta cuando su profecía fracasaba.

En lugar de abandonar su filosofía, los miembros comprometidos redoblaron sus esfuerzos por reclutar a otros. Festinger llegó a la conclusión de que los miembros recurrían a esta respuesta para atenuar el dolor cognitivo de la desconfirmación, encubriendo su flagrante fracaso mediante la magnificación de sus creencias. Este estudio de caso inicial inspiró a Festinger para empezar a estudiar empíricamente cómo los seres humanos se enfrentan a actitudes contradictorias.5

Festinger llevó a cabo su experimento más famoso para demostrar la disonancia cognitiva en 1956, denominado "Paradigma de la conformidad forzada".9,10 Junto con el psicólogo social Merill Carlsmith, Festinger reclutó como participantes a 71 estudiantes de psicología de sexo masculino de la Universidad de Stanford. De hecho, los estudiantes no fueron reclutados, sino obligados a participar en el experimento para explorar los efectos del acuerdo obligatorio en sus niveles de disonancia.

Los participantes realizaron durante horas tareas aburridas y redundantes, como colocar carretes en una bandeja o girar clavijas cuadradas. Después, el experimentador les pedía que mintieran al siguiente grupo de "participantes" (confederados que ayudaban a llevar a cabo el experimento) diciéndoles que las actividades eran emocionantes, alegando que querían comprobar cómo sus falsas expectativas afectaban a sus actitudes. (¡Los participantes no sabían que en realidad lo que se estaba controlando eran sus actitudes!) Una mitad de los estudiantes recibió un dólar por mentir, mientras que la otra mitad del grupo recibió veinte dólares para determinar si su compensación monetaria influía en el nivel de compromiso que declaraban al final del experimento.

Y así fue. Tal y como anticiparon Festinger y Carlsmith, los participantes a los que se pagaba un dólar informaron de que las actividades mundanas eran mucho más emocionantes en comparación con los participantes a los que se pagaba veinte dólares. Como a los estudiantes mal pagados no se les dio casi nada para mentir al siguiente grupo de participantes, se convencieron a sí mismos de que en realidad disfrutaban del experimento para reducir el dolor de la disonancia. Mientras tanto, los estudiantes bien remunerados no sentían la necesidad de ajustar sus actitudes, ya que su reembolso era motivo suficiente para mentir.

Más tarde, Carlsmith se asoció con el psicólogo Elliot Aronson para seguir investigando la autojustificación a partir de la disonancia en su influyente "Experimento del juguete forzado "11. Antes de dejar a los niños solos en una habitación con un juguete deseable, un experimentador estricto les advertía de que serían castigados severamente si jugaban con el juguete, o un experimentador suave les informaba de que serían disciplinados levemente si jugaban con el juguete.

Por suerte, todos los niños consiguieron resistir la tentación. Sin embargo, la respuesta de cada grupo fue muy distinta cuando por fin se les dio permiso para usar el juguete. Los niños a los que se había amenazado con un castigo severo jugaron alegremente, encantados de que se revocaran las consecuencias. Mientras tanto, los niños advertidos con un castigo leve se negaron siquiera a tocar el juguete, ya que en un principio se convencieron de que no merecía la pena jugar con él porque las consecuencias no eran tan graves. Una vez resuelta su disonancia, el juguete ya no les parecía tan deseable.

Ejemplo 1 - Evitar al médico

Muchos de nosotros evitamos someternos a revisiones médicas cuando a menudo nos conviene hacerlo. Nos convencemos de que los síntomas "probablemente no sean nada" y que "desaparecerán solos". Por desgracia, esto impide que los pacientes detecten síntomas que más tarde podrían convertirse en enfermedades crónicas graves.

Para comprender mejor esta tendencia, los investigadores Michael Ent y Mary Gerend realizaron una investigación sobre la relación entre la disonancia cognitiva y las actitudes negativas generalizadas hacia las pruebas médicas. En un estudio, los participantes se informaron sobre una prueba invasiva para detectar un virus (que, de hecho, era ficticio). Después, los investigadores dijeron a un grupo que cumplían los requisitos para someterse a la prueba y al otro grupo que no.

Como era de esperar, los participantes elegibles manifestaron actitudes desfavorables hacia el cribado invasivo en mayor medida que los no elegibles. Esta discrepancia indica que lo desagradable de la prueba del virus afectaba más a las actitudes de los candidatos que a las de los no candidatos. Podemos explicar estos resultados utilizando la disonancia cognitiva, ya que los participantes seleccionados se vieron atrapados en un choque entre la obligación que sienten de mantener su salud mediante el cribado y la incomodidad de pasar por el cribado en sí. Para resolver su disonancia, muchos participantes decidieron mostrarse escépticos ante la prueba.6

Este estudio refleja una tendencia más amplia a lidiar con la disonancia cognitiva evitando acciones que realmente nos benefician, especialmente cuando se trata de nuestra salud física. Recuerda que las revisiones periódicas no solo son importantes para ti, sino para todos, para evitar que el sistema médico se vea desbordado por problemas graves que podrían haberse tratado fácilmente desde el principio.

"Estos resultados sugieren que la disonancia cognitiva puede llevar a las personas a adoptar actitudes negativas hacia procedimientos médicos beneficiosos, aunque incómodos... ésta es la primera evidencia que sugiere que la disonancia cognitiva podría afectar negativamente a la toma de decisiones relacionadas con la salud".


- Los psicólogos sanitarios Michael Ent y Mary Gerend

Ejemplo 2 - No escuchar a la otra parte

Como ya hemos dicho, a menudo ignoramos las pruebas que cuestionan las figuras políticas o las ideologías que apoyamos. Nuestras lealtades piensan por nosotros. Esta reticencia a comprender a la otra parte puede impedir la resolución de conflictos en nuestros órganos electos.

En 2002, un equipo de investigadores dirigido por el psicólogo social Lee Ross investigó la tendencia de los adversarios políticos a menospreciar las propuestas de compromiso de los demás, centrándose específicamente en el conflicto palestino-israelí. En un estudio, los judíos israelíes eran más propensos a criticar un plan de paz cuando se atribuía a los palestinos, cuando en realidad era de autoría israelí.

Ross atribuye esta reticencia a un "proceso por el que el contenido de una propuesta se considera e interpreta (si la propuesta procede de la otra parte) de una manera que hace que la propuesta sea menos aceptable". En otras palabras, los israelíes evaluaron la propuesta basándose en quién la había escrito, y no en el contenido en sí. Descartaron a la otra parte simplemente porque era la otra parte, incluso cuando la propuesta beneficiaba objetivamente a ambas partes.

En este caso, la disonancia cognitiva puede hacer que los adversarios desestimen las propuestas de paz como medio de racionalizar su inquebrantable alianza con su patrimonio cultural. En pocas palabras, los isrealíes interpretan los asentamientos de forma que justifiquen la posición que su pueblo adoptó en el pasado en la lucha, en lugar de dar prioridad a los medios futuros para poner fin a esa lucha.7

Por supuesto, este fenómeno no se limita al conflicto entre Israel y Palestina. Todos tenemos la tendencia a despreciar a nuestros adversarios políticos para preservar nuestras propias ideologías. Sin embargo, puede que sea necesario desmantelar nuestras propias ideologías para acabar de una vez con los disturbios civiles.

"Una lista de estas barreras psicológicas podría comenzar con la disonancia cognitiva, que puede llevar a los contendientes a rechazar las ofertas de acuerdo presentes para racionalizar las luchas pasadas".


- Lee Ross, et al.

Resumen

Qué es

La disonancia cognitiva es una teoría que propone que evitamos tener creencias y actitudes contradictorias porque nos incomodan. Solemos afrontar este choque rechazando, desacreditando o evitando la nueva información.

Por qué ocurre

La disonancia cognitiva se produce cuando existe una tensión incómoda entre nuestras creencias, normalmente cuando nuestras actitudes no coinciden con nuestras acciones. El malestar resultante nos motiva a elegir entre creencias racionalizando una y minimizando o rechazando el resto. Tendemos a elegir la idea más arraigada en nosotros en lugar de adoptar otras nuevas. Es natural que busquemos la coherencia interna, ya que forma nuestra identidad y nos permite dar sentido al mundo.

Ejemplo nº 1 - Evitar al médico

Una investigación de Ent y Gerend detalla nuestra reticencia a someternos a pruebas médicas beneficiosas. En un experimento, los participantes se enteraron de una desagradable prueba para detectar un virus. A la mitad de ellos se les dijo que cumplían los requisitos para someterse a la prueba, y a la otra mitad, que no. Los participantes que cumplían los requisitos manifestaron actitudes más negativas hacia la desagradable prueba que los que no cumplían los requisitos. Los participantes elegibles se vieron atrapados en un conflicto entre la obligación que sentían de mantener su salud mediante el cribado y la incomodidad de someterse realmente al cribado. Para hacer frente a esta disonancia, muchos participantes se mostraron escépticos ante el cribado.

Ejemplo nº 2 - No escuchar a la otra parte

Tenemos tendencia a interpretar la información facilitada por nuestros adversarios políticos de forma que encaje con nuestras propias convicciones políticas. Un estudio de 2002 investigó la tendencia de los enemigos políticos a menospreciar las propuestas de compromiso de los demás analizando las percepciones palestino-israelíes. Se descubrió que los judíos israelíes evaluaban menos favorablemente un plan de paz cuando se atribuía a los palestinos que cuando se atribuía a su propio gobierno. Los investigadores concluyeron que la disonancia cognitiva puede hacer que los adversarios devalúen o rechacen las propuestas de paz para racionalizar su historia y sus creencias.

Cómo evitarlo

No hay forma de evitar la disonancia cognitiva en sí. Lo que sí puede mitigarse es nuestra respuesta natural a ella. Cuando una nueva información cuestiona nuestras creencias, es mejor aceptarla como realidad que seguir negándola.

Pensar en el cambio de forma negativa puede hacer que lo evitemos por completo. Deberíamos intentar asociar el cambio con gratificación y ganancia en lugar de con dolor y pérdida. Si nos condicionamos para favorecer el crecimiento como respuesta al conflicto mental, podremos evitar rechazar, racionalizar o eludir la información conflictiva.

Artículos relacionados con TDL

IA, indeterminismo y buena narrativa

Este artículo analiza cómo la inteligencia artificial nos ayuda a tomar decisiones, o incluso toma decisiones por nosotros. En su apoyo, el autor afirma que la disonancia cognitiva de los individuos puede influir en los modelos probabilísticos utilizados para tomar decisiones políticas.

Cómo combatir las noticias falsas con la ciencia del comportamiento

En este artículo se exponen las razones por las que somos susceptibles a las noticias falsas, y cómo podemos luchar contra la captación de información falsa. Una de las razones por las que nos dejamos influir por las noticias falsas es que pueden ser coherentes con nuestras propias creencias. La disonancia cognitiva y el sesgo de confirmación podrían desempeñar un papel importante, ya que somos más propensos a racionalizar nuestras creencias que a cuestionarlas a través de fuentes de noticias legítimas.

Referencias

  1. Aronson, E., & Tavris, C. (2020, July 14). The Role of Cognitive Dissonance in the Pandemic. Retrieved July 16, 2020, from https://www.theatlantic.com/ideas/archive/2020/07/role-cognitive-dissonance-pandemic/614074/
  2. Samson, A. (2017). The Behavioral Economics Guide 2017. Behavioral Science Solutions.
  3. Festinger, L. (1957). An Introduction to the Theory of Cognitive Dissonance. Retrieved June 28, 2020, from https://www.panarchy.org/festinger/dissonance.html
  4. Suls, J. (2020, May 04). Cognitive dissonance. Retrieved June 28, 2020, from https://www.britannica.com/biography/Leon-Festinger/Cognitive-dissonance
  5. https://www.verywellmind.com/what-is-a-conditioned-response-2794974
  6. Ent, M. R., & Gerend, M. A. (2016). Cognitive dissonance and attitudes toward unpleasant medical screenings. Journal of Health Psychology, 21(9), 2075-2084. doi:10.1177/1359105315570986
  7. Maoz, I., Ward, A., Katz, M., & Ross, L. (2002). Reactive Devaluation of an "Israeli" vs. "Palestinian" Peace Proposal. The Journal of Conflict Resolution, 46(4), 515-546. Retrieved July 16, 2020, from www.jstor.org/stable/3176189
  8. Harmon-Jones, E., & Mills, J. (n.d.). An Introduction to Cognitive Dissonance Theory and an Overview of Current Perspectives on the Theory. https://www.apa.org/pubs/books/Cognitive-Dissonance-Intro-Sample.pdf
  9. Tikkanen, A. (n.d.). Cognitive dissonance of Leon Festinger. Encyclopædia Britannica. https://www.britannica.com/biography/Leon-Festinger/Cognitive-dissonance
  10. Festinger and Carlsmith: Cognitive consequences of forced compliance. age-of-the-sage.org. (n.d.). https://www.age-of-the-sage.org/psychology/social/festinger_carlsmith_cognitive_dissonance.html
  11. Forbidden Toy Experiment. Ebrary. (n.d.). https://ebrary.net/3075/management/forbidden_experiment
Notes illustration

Eager to learn about how behavioral science can help your organization?