Economía conductual
La idea básica
La economía se ocupa de la producción, el consumo y la riqueza, todo lo cual implica el comportamiento humano. Sin embargo, no todas las ideologías económicas basan sus predicciones en las mismas ideologías. Dos ramas populares y opuestas son la economía tradicional y la economía conductual. La economía tradicional hace cálculos sobre el comportamiento humano basándose en la idea de que los seres humanos son seres racionales que aciertan razonablemente a la hora de decidir lo que valoran y actuar para maximizarlo. La economía conductual, por su parte, combina la psicología con la economía para intentar comprender mejor cómo actúan realmente los seres humanos en lugar de cómo deberían actuar. Esto significa tener en cuenta factores como las emociones, las creencias, las influencias culturales y los sesgos cognitivos, todos los cuales hacen que los seres humanos se desvíen de la racionalidad directa2.
Imagine que está decidiendo qué tipo de ordenador portátil comprar. Según la economía tradicional, lo único que se tendría en cuenta en esta decisión de compra sería la utilidad. ¿Qué portátil es el mejor para maximizar la utilidad? ¿Qué portátil tiene la mejor relación calidad-precio?
Sin embargo, la economía conductual daría cabida a otras influencias, como las emociones o la racionalidad limitada. ¿Qué portátil se considera guay? ¿Cuánto tiempo tuvo para tomar la decisión?
El segundo grupo de preguntas representa el tipo de factores que tiene en cuenta la economía conductual, que pueden no ser influencias racionales, pero que influyen igualmente en la toma de decisiones. Una vez que la economía conductual ha sido capaz de comprender los distintos tipos de influencias que realmente afectan al comportamiento humano, también puede demostrar cómo se puede moldear el comportamiento humano mediante el uso de heurísticos y sesgos. En lugar de esperar que los seres humanos se comporten racionalmente, podemos entender cómo influyen los sesgos en sus decisiones. Los responsables políticos, los gobiernos y las empresas pueden utilizar la economía conductual en su beneficio para tratar de empujar a las personas a tomar las mejores decisiones posibles.