Los incentivos sanitarios pueden funcionar mejor si se plantean en términos de pérdidas

¿Lleva meses posponiendo la visita al médico? ¿Has estado ignorando las frecuentes migrañas o los molestos dolores? Seguramente estás trabajando demasiado y ya se te pasará, ¿no?

A menudo tenemos las mejores intenciones para el cuidado de nuestra salud, pero aún así parece deslizarse hacia abajo en la lista de prioridades, engullido por una interminable lista de tareas pendientes. Si no se controlan, los problemas de salud pueden llegar a un punto sin retorno.

Las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la obesidad y la diabetes, siguen figurando entre las principales causas de mortalidad anual en todo el mundo. Se calcula, de forma conservadora, que la inactividad física costó a los sistemas sanitarios entre 53.000 y 8.0⁰⁰ millones de dólares en todo el mundo en 2013, lo que representa el 80,8% de los costes sanitarios en los países de ingresos altos.1

Sin embargo, no estoy aquí para ser presagio de catástrofes. Así que puede dejar de preguntarle al Dr. Google qué enfermedad crónica puede padecer. La buena noticia es que las aseguradoras de salud están empezando a adoptar un enfoque preventivo en lugar de basado en el tratamiento. Aprovechando los principios de la ciencia del comportamiento, están animando a la gente a llevar una vida más activa y saludable.