Ciencia cognitiva

La idea básica

La ciencia cognitiva es un campo de estudio interdisciplinar diseñado para comprender el funcionamiento de la mente a través del método científico. Con ello, la ciencia cognitiva nos permite comprender mejor el concepto de inteligencia y, por tanto, construir sistemas inteligentes.

La ciencia cognitiva tiende a considerar los procesos mentales como una función de diversos cálculos, conexiones y símbolos. La ciencia cognitiva, un campo increíblemente diverso e impactante, ha sido una faceta clave en el desarrollo de la inteligencia artificial, las redes neuronales y los procesos mentales. Mediante técnicas como la modelización computacional, las imágenes cerebrales y los experimentos conductuales, los científicos cognitivos han ofrecido nuevas perspectivas sobre conceptos tan estudiados como el lenguaje, la atención, la percepción y la memoria. Aunque las ideas clave proceden principalmente de la psicología, la lingüística y la informática, las ciencias cognitivas también incorporan perspectivas de la antropología, la neurociencia y la filosofía.

¿Es tu cerebro tan diferente de un ordenador?

Términos clave

Cálculo: El acto de calcular una respuesta. Los científicos cognitivos lo consideran el mecanismo subyacente a través del cual nuestras mentes procesan la información y resuelven problemas.

Redes asociativas: Además de la computación, otra faceta clave de la ciencia cognitiva son las redes asociativas. Según este punto de vista, los procesos mentales existen como redes interconectadas que pueden ser activadas por un estímulo.

Redes neuronales: Modelo interconectado de neuronas que intenta imitar los procesos cognitivos del cerebro humano. Pueden ser tanto biológicas como artificiales. Las redes neuronales son un elemento clave para crear el "cerebro" de los sistemas de inteligencia artificial.

Representaciones mentales: Concepto teórico de la ciencia cognitiva que describe los símbolos mentales que guardamos en la mente. Nos permiten imaginar cómo sería algo, cómo se sentiría o cómo actuaría, aunque nunca lo hayamos experimentado antes. Por ejemplo, podemos imaginarnos cómo sería tener un tercer brazo, aunque probablemente nunca lo hayamos tenido. Estas representaciones nos permiten imaginar de forma abstracta situaciones y resolver problemas con los que tenemos poca o ninguna experiencia.

Historia

Desde los tiempos de Platón y Aristóteles se ha estudiado el misterio de lo que ocurre entre nuestros oídos: la naturaleza de la mente. Con el tiempo, las reflexiones filosóficas sobre la mente se transformaron en el estudio científico de la psicología.

A principios del siglo XX, la psicología estaba dominada por un marco teórico llamado conductismo. El conductismo consideraba la psicología únicamente como el estudio de la conducta, y veía a los seres vivos como criaturas que aprenden y emparejan estímulos con respuestas. Los conductistas sólo se ocupaban de las reacciones observables y, debido a la naturaleza inobservable de nuestros mundos internos, descartaban la mente por irrelevante. En general, se consideraba a las personas como pizarras en blanco, rellenadas con lo que habían aprendido a lo largo de su vida.

El punto de vista conductista dominó la psicología dominante hasta que ocurrió algo extraño a principios de la década de 1950. En los 20 años anteriores, los avances clave de la informática dieron lugar a los primeros ordenadores modernos, las primeras redes neuronales y una teoría general de la computación. De repente, los humanos éramos capaces de crear máquinas que, mediante el simple uso de algoritmos, eran aparentemente mucho más eficientes que nosotros en tareas complejas. Utilizando estos nuevos descubrimientos, casi simultáneamente, múltiples investigadores de distintos campos empezaron a producir y compartir nuevos conjuntos de trabajos.

Utilizando estas nuevas teorías de la computación y las redes asociativas, estos académicos iniciaron la revolución cognitiva: un movimiento académico que cuestionaba el enfoque basado en el aprendizaje del conductismo. Al fin y al cabo, los ordenadores nunca aprendieron a asociar problemas con soluciones, sino que utilizaban unos pocos algoritmos generalizados diseñados para predecir una serie de resultados potenciales. Esto permitió a psicólogos, lingüistas y otros académicos preguntarse si los humanos utilizaban algoritmos similares, heurísticos u otros mecanismos internos para realizar funciones mentales. En resumen, el estudio de la mente volvía a estar de moda.

Personas

Warren McCulloch y Walter Pitts

Cibernéticos de la década de 1940 que publicaron un artículo en el que proponían la posibilidad de una red neuronal artificial. Este artículo inició el impulso hacia una visión asociativa de los sistemas inteligentes.

Alan Turing

Considerado el "padre de la informática teórica y la inteligencia artificial", el matemático británico Alan Turing desempeñó un papel indirecto en los inicios de la ciencia cognitiva. Al formalizar conceptos como algoritmos y computación con su famosa Máquina de Turing, Turing sentó las bases de conceptos teóricos que más tarde se utilizarían como modelos de procesamiento mental e inteligencia.

George Miller

Psicólogo estadounidense y uno de los fundadores de la ciencia cognitiva. Miller no estaba de acuerdo con el consenso conductista de que los procesos mentales debían ignorarse y, en cambio, creía que eran fundamentales para comprender el comportamiento humano. Como fundador de la psicología cognitiva, la mayoría de sus estudios giraron en torno a la psicolingüística y la memoria de trabajo. En particular, descubrió el poder de la "fragmentación": cómo la fragmentación de la información puede permitirnos eludir los límites de los procesos mentales.

Noam Chomsky

Noam Chomsky, reconocido intelectual público, crítico social y lingüista, desempeñó en su día un papel clave en el desarrollo de la ciencia cognitiva. Se dio a conocer en el mundo académico al escribir en 1959 una crítica brutal de la obra de B.F. Skinner Conducta verbal. Skinner, como fundador de la teoría conductista, proponía que el lenguaje era un comportamiento aprendido entre padres e hijos. Chomsky no estaba de acuerdo y argumentó de forma convincente que tenemos estructuras lingüísticas innatas que nos permiten aprender idiomas a una edad temprana, a pesar de la limitada aportación de nuestros padres. Sus argumentos fueron tan convincentes que su teoría de la gramática generativa se convirtió en un pilar del pensamiento lingüístico moderno y en un elemento clave de la teoría de las representaciones mentales de la ciencia cognitiva.

John McCarthy y Marvin Minsky

Cada una de estas personas fueron pioneros de increíble importancia en la investigación de la IA. En primer lugar, Minsky desarrolló la primera red neuronal artificial utilizando tubos de vacío. Juntos, McCarthy y Minksy acuñaron el término "inteligencia artificial" y proporcionaron la mayor parte del respaldo teórico a la idea. A continuación, McCarthy desarrolló Lisp, un lenguaje de programación clave para modelar sistemas inteligentes.

Allen Newell y Herbert Simon

Pioneros clave en la investigación de la IA, Newell y Simon son conocidos sobre todo por el desarrollo del primer programa de inteligencia artificial.

Consecuencias

Tras la revolución cognitiva, el punto de vista cognitivo superó al conductista y se convirtió en la lente dominante desde la que se estudiaba la psicología. Además, la ciencia cognitiva se forjó su propio campo de estudio académico. En la actualidad existen múltiples departamentos, revistas, profesores y titulaciones dedicados específicamente a la comprensión y el avance de la ciencia cognitiva.

Los principales descubrimientos en el campo de la ciencia cognitiva se han utilizado para ayudarnos a entender la toma de decisiones. Dado que la toma de decisiones suele estar vinculada a la resolución de problemas, es lógico que resulte ventajoso examinar la mente desde un punto de vista computacional y centrado en los problemas. La ciencia cognitiva ha cumplido esta promesa: la mayoría de las pruebas sobre la memoria limitada a corto plazo, la atención dividida, el uso de heurísticos y la percepción deformada del riesgo proceden del estudio del cerebro desde esta perspectiva cognitiva.

Aparte de la toma de decisiones, la ciencia cognitiva ha ampliado nuestras perspectivas sobre otros fenómenos sociales, lingüísticos y mentales. Se ha utilizado para entender cómo funcionan los sistemas cerebrales, lo que ha permitido comprender procesos como la percepción, el aprendizaje y el pensamiento. Además, la ciencia cognitiva también ha sido útil para comprender los trastornos y disfunciones mentales, ofreciendo un marco integrado para entender múltiples fenómenos psiquiátricos. En el ámbito de la lingüística, la lingüística cognitiva, a través de sus teorías como la gramática generativa y el lenguaje natural, ha venido a revolucionar la práctica académica. Por último, la ciencia cognitiva ha permitido comprender mejor procesos psicológicos sociales como la persuasión, la coerción y la negociación.

Aunque estos descubrimientos son importantes, quedan eclipsados por un acontecimiento inminente: la inteligencia artificial. La perspectiva de una máquina pensante ha sido durante mucho tiempo una idea que preocupa, emociona e intriga a la gente, pero sólo los últimos avances de la ciencia cognitiva la han hecho realidad. Utilizando herramientas como las redes neuronales, los científicos cognitivos han llegado a considerar la mente como una red computacional y han podido aumentar drásticamente nuestras capacidades de inteligencia artificial.

Aunque la perspectiva de un ordenador hiperinteligente al estilo de HAL-9000 sigue siendo una fantasía lejana, la inteligencia artificial ya ha llegado a revolucionar nuestra vida cotidiana de muchas formas sutiles, desde nuestras listas de reproducción diarias de Spotify hasta la ayuda a los radiólogos para detectar el cáncer en los pacientes. Mirando hacia el futuro, la mejora de la inteligencia artificial podría ser un factor clave en el devenir de la historia. En un periodo tan innovador de la historia, el aumento de nuestras capacidades, nuestra comprensión y nuestras decisiones éticas con respecto a esta poderosa herramienta podrían ser clave para curar o empeorar males sociales como el cambio climático y las desigualdades globales.

Controversias

Aunque la ciencia cognitiva ha aportado avances significativos, también nos ha dejado muchos interrogantes. Por ejemplo, aunque la ciencia cognitiva ha intentado abordar la cuestión, la conciencia sigue siendo un obstáculo importante. Dado que la ciencia cognitiva es el estudio científico de la mente, cabría pensar que la consciencia entra dentro de su ámbito. Sin embargo, este campo podría ser más similar al conductismo de lo que pensamos, ya que también se basa en la observación de la manifestación externa de las funciones mentales. Después de todo, ¿cómo podríamos estudiar la conciencia sin estímulos observables como las expresiones faciales? Además, ¿cómo observar lo que permite observar todas las cosas? Aunque cada vez son más los científicos cognitivos que intentan comprender este difícil problema, la conciencia puede presentar una limitación clave en la ciencia cognitiva.

También es comprensible por qué las ideas que alimentan la mayor parte de la investigación en ciencias cognitivas pueden incomodar a la gente. Fundamentalmente, las ideas presentadas amenazan nuestra comprensión de lo que significa ser humano. Si la vida es puramente computación, 0 y 1 y redes asociativas, ¿qué dice eso sobre el libre albedrío, la responsabilidad moral y el propósito de la existencia humana? ¿Qué nos separa de las simples máquinas, capaces de predecirse, modelarse y comprenderse?

Afortunadamente, cuestiones existenciales como éstas están siendo abordadas desde el ángulo filosófico de la ciencia cognitiva. Este punto de vista intenta integrar tanto los valiosos descubrimientos realizados por la ciencia cognitiva como el pensamiento filosófico para ayudarnos a comprender lo que estos descubrimientos podrían significar para nuestra comprensión de nuestro mundo físico, la mente, la conciencia, la religión, la ética y la epistemología. Aunque esta combinación aún tiene que superar muchos obstáculos, como afirmó el científico cognitivo L.A. Paul, "simpatizo bastante con la idea de que la psicología y la ciencia cognitiva tienen mucho que ofrecer a la filosofía, y que lo contrario también es cierto".

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