La teoría del intercambio entre líderes y miembros

La idea básica

Si recuerdas una experiencia laboral positiva, una de las primeras cosas que te vendrán a la mente serán probablemente las relaciones que cultivaste. Sin embargo, como pone de relieve la comedia Horrible Bosses, a menudo no nos llevamos bien con nuestros jefes, lo que puede ser una de las principales fuentes de descontento en el trabajo.

Hay una serie de obstáculos que pueden impedir a los directivos mantener buenas relaciones con sus empleados. Puede que no exista respeto mutuo entre ambas partes, que haya falta de confianza o simplemente que haya personalidades enfrentadas. Estos factores no sólo contribuyen a que un empleado esté menos satisfecho en el trabajo; como demuestra la teoría de la motivación de Herzberg, estar menos satisfecho con las relaciones en el trabajo puede hacer que un empleado esté menos motivado. Estar menos motivado lleva a ser menos productivo. Evidentemente, las relaciones negativas entre directivos y empleados no son beneficiosas para nadie.

Ahí es donde entra en juego la Teoría del Intercambio Líder-Miembro. Esta teoría parte de la base de que un buen liderazgo es el resultado de relaciones diádicas (bidireccionales) entre directivos y empleados. El líder debe estar conectado con sus empleados, lo que es posible a través de la confianza, el respeto, el apoyo y la lealtad.1

La Teoría del Intercambio Líder-Miembro también sugiere que, naturalmente, los directivos entablarán relaciones estrechas con algunos empleados más que con otros. Es posible que estos empleados hayan realizado repetidamente un trabajo de calidad y hayan mantenido la buena impresión que su jefe tenía de ellos. Sin embargo, su éxito en el trabajo también podría atribuirse a la voluntad de su jefe de darles mayores responsabilidades.1

En cierto sentido, esos directivos son víctimas del sesgo de confirmación. Creen que un empleado con el que comparten una relación estrecha tendrá un buen rendimiento, así que le dan una tarea en la que tiene éxito, lo que confirma su creencia preexistente. Por otra parte, al no dar a otros empleados la oportunidad de asumir mayores responsabilidades, esos empleados nunca tienen la oportunidad de demostrar su valía.

La Teoría del Intercambio Líder-Miembro, por lo tanto, reconoce que tener relaciones estrechas con los empleados tiene tanto ventajas como desventajas, ya que crea un grupo interno y un grupo externo. La relación que un líder mantiene con sus empleados puede promover el crecimiento o puede impedir el progreso.2

Según la teoría LMX, en la mayoría de las situaciones de liderazgo no todos los seguidores reciben el mismo trato del líder. Líderes y seguidores desarrollan relaciones diádicas y los líderes tratan a cada seguidor de forma diferente, lo que da lugar a dos grupos de seguidores: un grupo interno y un grupo externo.


- El profesional de la gestión de proyectos Babou Srinivasan, en su blog personal Project Management & Leadership Champions3

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