Por qué pensamos que el pasado es mejor comparado con lo que nos depara el futuro

Declinismo

explicó.
Bias

¿Qué es el declinismo?

El declinismo es la tendencia a ver el pasado de forma excesivamente positiva y a ver el presente o el futuro de forma excesivamente negativa, lo que nos lleva a creer que las cosas están peor que antes. El declinismo es a menudo un sentimiento albergado sobre el estado general de un país, sociedad o institución, con la opinión de que está en declive o empeorando.

Dónde se produce este sesgo

Piense en la última vez que sintonizó las noticias. Es probable que te hayan presentado historias negativas y violentas, ya sea sobre el racismo, el COVID-19 o la crisis climática.

¿Cómo nos harán sentir esas noticias? Probablemente, como si la sociedad estuviera en una fatalidad inminente. Es difícil no pensar que las cosas empeoran constantemente cuando esas son las imágenes que se nos presentan. Cuando este tipo de noticias se combinan con escuchar a nuestros padres o abuelos contar historias sobre "los buenos viejos tiempos", tendemos a sobrevalorar lo grandioso que fue el pasado y a sobrevalorar lo negativo que es el presente. Esto conduce al declinismo, un sesgo negativo que nos hace creer que lo peor está por llegar.

Related Biases

Efectos individuales

Incluso nuestras decisiones más pequeñas están muy influidas por nuestras opiniones y creencias generales. El declinismo nubla nuestro juicio sobre el presente como algo negativo, mientras que pensamos en cómo fueron las cosas en el pasado con una retrospección rosada, comúnmente conocida como nostalgia o romanticismo. La retrospección optimista es la tendencia a ver el pasado de forma más positiva de lo que realmente fue.

Debido a otro sesgo cognitivo, el sesgo de confirmación, por el que buscamos deliberadamente información que corrobore nuestras creencias e ideologías actuales, el declinismo puede hacer que nos sintamos bastante mal sobre el estado del mundo. Cuando empezamos con una visión negativa del mundo, buscamos inconscientemente hechos y pruebas que apoyen esa visión, como centrarnos en noticias negativas.

La perspectiva provocada por el declive puede llevar a las personas a ser excesivamente pesimistas y, por tanto, a no tomar decisiones que les ayuden racionalmente a preparar su futuro. El declive afecta negativamente al bienestar emocional, la salud y la toma de decisiones.

Efectos sistémicos

El declive se debe, en parte, a un instinto de supervivencia. Para transmitir nuestros genes, tenemos que sobrevivir, lo que nos lleva a un instinto evolutivo que nos hace estar siempre atentos a las amenazas y peligros y no caer nunca en la complacencia.

Aunque en el mundo actual nos hayamos alejado de nuestros días más primitivos, el declive puede hacernos sentir que nuestra posición socioeconómica actual está amenazada, lo que podría dar lugar a actitudes negativas hacia los demás.

La sensación de que la sociedad está en declive también puede hacernos desconfiar de la autoridad, como demostró un estudio según el cual la gente está de acuerdo con el populismo porque siente que la élite política le ha fallado al no velar por sus intereses.1

A menudo, culpamos a la élite política de que la sociedad vaya a peor y no confiamos en ella. Aunque algunas dudas y resistencia contra la élite política pueden ser saludables, a veces, el declive puede dejarnos con la sensación de que no hay esperanza ni futuro.

Además, el declive puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental. Los índices de depresión están aumentando en Estados Unidos, pero esto podría deberse al declive, en lugar de ser un reflejo de que el mundo está peor que antes2.

Por qué ocurre

Como ya se ha dicho, el ciclo de noticias de 24 horas que nos bombardea con imágenes negativas y violentas contribuye al declive y acaba confirmando nuestras creencias existentes de que el mundo va a peor. Las cadenas de noticias, que tienen que competir entre sí, sacan provecho del sesgo de confirmación. Saben que si siguen presentando a los espectadores historias impactantes y perturbadoras, éstos seguirán volviendo a por más.

Pero, ¿cómo empieza nuestra visión excesivamente pesimista del presente? Por desgracia, los humanos damos más importancia a las cosas negativas que nos ocurren en el presente que a las positivas. Es más probable que algo traumático tenga un impacto a corto plazo en nosotros que algo agradable, lo que se denomina sesgo de negatividad, porque en el pasado este sesgo cognitivo nos ayudó a sobrevivir. Sin embargo, cuando miramos hacia atrás, hacia nuestros recuerdos, ocurre lo contrario: es más probable que recordemos las cosas buenas, lo que se denomina efecto de positividad.

Aunque creamos que miramos al pasado, al presente y al futuro de forma objetiva cuando tomamos decisiones, la realidad es que nuestro cerebro piensa de forma subjetiva. Nuestras emociones presentes, que están sesgadas por el sesgo de negatividad, tienen mucho más peso en la toma de decisiones que nuestras emociones pasadas. Nos llevan a creer que las cosas están peor ahora de lo que estaban antes, y que las cosas sólo van a continuar en esa tendencia negativa.

Por qué es importante

Si todos en nuestra sociedad creen que la sociedad está empeorando, puede dar lugar a una profecía autocumplida3 , en la que nuestras expectativas nos llevan a actuar de un modo que acaba confirmando esas expectativas. En el caso del declive, estas acciones pueden ir desde rendirnos porque las cosas están muy mal y, por tanto, repercutir negativamente en nuestras propias vidas y en la economía en general, hasta desear que las cosas fueran como antes, a pesar de que hay pruebas de que hoy en día hay menos violencia, guerras y crueldad que nunca.4 Tenemos más derechos, mayor salud y prosperidad, y sin embargo seguimos pensando que la sociedad va a peor.

Al idealizar el pasado, olvidamos lo mucho que se ha avanzado. Por ejemplo, Jessica Mann, una madre y ama de casa a tiempo completo de los años sesenta, habla de un error común que hace pensar a las mujeres que en el pasado era más sencillo ser ama de casa5 . Ver el pasado bajo esta mirada romántica puede hacernos sentir negativas sobre nuestra propia situación y hacer que no reconozcamos la afortunada posición en la que se encuentran las mujeres hoy en día. Cuando son económicamente viables, pueden elegir entre trabajar o ser amas de casa, mientras que en la época de Jessica no era posible tal elección.

Cómo evitarlo

Ser conscientes del declinismo podría ayudarnos a recordar que, cuando pensamos con cariño en el pasado, estamos idealizando nuestros recuerdos. Sin embargo, las emociones tienen un poderoso impacto en nuestros procesos cognitivos, y la conciencia del sesgo por sí sola puede no ser suficiente para contrarrestar los efectos del declinismo en nuestra mentalidad y bienestar.

Puede ser difícil intentar utilizar la lógica racional a la hora de tomar decisiones si estamos nublados por una visión pesimista del presente y del futuro. Por tanto, contrarrestar la visión negativa puede ser el punto de partida. Esto podría incluir basarse en estadísticas mensurables como la esperanza de vida, los niveles de pobreza y la felicidad declarada a la hora de decidir cómo es realmente el clima de nuestra sociedad.

También podemos intentar centrarnos en las cosas positivas que ocurren en nuestra vida cotidiana y en la sociedad en su conjunto. Para ello, podemos hacer una lista de todas las cosas buenas que ocurren o esforzarnos por buscar medios de comunicación que se comprometan a compartir historias positivas. Una de estas fuentes es el sitio web de recuperación de COVID-19, creado por tres jóvenes académicos que se comprometieron a compartir noticias positivas mientras el mundo se enfrentaba a una pandemia.6

Incluso cuando las cosas son difíciles, es importante reconocer los retos a los que se enfrenta la sociedad, pero también recordarnos a nosotros mismos que son retos, no indicadores de una catástrofe inminente.

Cómo empezó todo

Oswald Spengler, un historiador alemán, dio nombre al declinismo en su libro La decadencia de Occidente. Fue publicado después de la Primera Guerra Mundial y especulaba que cada civilización está destinada a fracasar, como parte de un ciclo.7 Si tenemos en cuenta la atmósfera pesimista que siguió a la Primera Guerra Mundial, una predicción de fatalidad inevitable podría ser comprensible. Sin embargo, aún hoy tendemos a creer en el declive.

Un estudio realizado por YouGov en 2015 mostró que el 71 % de los participantes pensaba que el mundo estaba empeorando, y solo el 5 % pensaba que el mundo estaba mejorando2.

Sin embargo, un estudio dirigido por Angelina Sutin, psicóloga científica, cuyo equipo analizó los niveles de felicidad autodeclarados por diferentes cohortes de edad, descubrió que "en relación con sus puntos de partida, todas las cohortes aumentaban en lugar de disminuir su bienestar con la edad" (2013, pp. 382).8 En realidad, las cosas no están empeorando, pero seguimos creyendo que sí.

Ejemplo 1 - Estrategia política

Los políticos han capitalizado, y a menudo capitalizarán, el declive para su propio beneficio político. Mark Elchardus, profesor de sociología, examinó los discursos pronunciados por líderes políticos como Barack Obama y Donald Trump y descubrió que hacían comentarios sobre el estado negativo de la actualidad, posicionándose como los líderes que cambiarían ese presente.9 Prometen "devolver" las cosas a como estaban, jugando con las perspectivas de los votantes del pasado como positivo y del presente como negativo.

Consideremos el lema principal de la campaña de Donald Trump, "Make American Great Again". "De nuevo" supone que Estados Unidos fue grande una vez, pero que actualmente está en peores condiciones. Como señala Elchardus, Trump utilizó el declive para hacer una campaña populista "dramatizando el declive [...] y culpando al establishment político".

El declinismo también puede hacer que nunca estemos satisfechos con el estado político de nuestro país, porque somos excesivamente negativos sobre el presente. Si nuestro partido preferido está actualmente en el poder y pensamos que el estado de la sociedad es peor de lo que era en el pasado, cuando un partido diferente estaba en el poder, el declinismo podría hacernos votar a un partido diferente con el que nuestros puntos de vista no están necesariamente alineados.

Ejemplo 2 - Activismo medioambiental

Podríamos pensar que si todo el mundo cree que el mundo va a peor, el declive actuaría como un buen motivador para mejorar las cosas. Sin embargo, en realidad podría ocurrir lo contrario.

Junto con otros investigadores, Astrida Neimanis, una feminista posthumana (el posthumanismo indica un alejamiento de la visión de los humanos como seres por encima de otros organismos), examinó cuatro problemas a los que se enfrentan hoy las humanidades medioambientales.10

Uno de los problemas que detectaron los investigadores fue que el encuadre negativo ahoga la innovación y el activismo en torno a las cuestiones medioambientales. Aunque es importante educar a la gente sobre los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad, titulares como "El cambio climático es más peligroso que el terrorismo" pueden hacer que la gente crea en un escenario de "no futuro" y renuncie a intentar mejorar las condiciones.

Como el declinismo suele generar desconfianza en las autoridades y las élites, se crea tensión entre la población y las personas que intentan transmitir los problemas sociales contra los que todos debemos unirnos para luchar. Esto crea un sentimiento de alienación que, a su vez, es probable que refuerce aún más el sesgo negativo del declinismo.

Resumen

Qué es

El declinismo es la creencia de que el mundo y nuestra sociedad empeoran inevitablemente. Está causado por nuestra tendencia a ver el pasado con una retrospección color de rosa, una perspectiva positiva, y a ver nuestro presente con un sesgo negativo.

Por qué ocurre

En el presente, tendemos a centrarnos en las cosas negativas que ocurren como instinto de supervivencia para estar siempre al acecho de amenazas que puedan hacernos daño. Como no necesitamos tener el mismo instinto de supervivencia cuando pensamos en el pasado, es más probable que recordemos los recuerdos positivos. Cuando comparamos nuestra visión negativa del presente con nuestra visión positiva del pasado, es fácil pensar que las cosas van cada vez peor.

Cuando nos acercamos al mundo con una mentalidad negativa, es más probable que busquemos información que confirme esa mentalidad. Esto se denomina sesgo de confirmación y conduce a un círculo vicioso y repetitivo de determinismo que puede afectar negativamente a nuestras emociones, nuestra salud y nuestra toma de decisiones.

Ejemplo 1 - estrategia política

Cuando sentimos que el estado del mundo está en declive, es probable que culpemos a la élite política. Los líderes políticos emergentes pueden sacar provecho del declive posicionándose como diferentes de los líderes actuales y utilizando un lenguaje que recuerde a cómo eran las cosas antes. Por lo tanto, el declive permite que las campañas populistas ganen tracción y alejen a la gente de su partido político.

Ejemplo 2 - Activismo medioambiental

El declive hace que nos sintamos bastante desesperanzados sobre el estado de nuestra sociedad y los problemas a los que se enfrenta. Estos sentimientos pesimistas se ven perpetuados por los medios de comunicación que captan nuestra atención con titulares violentos. Si creemos que el declive es inevitable, es poco probable que nos sintamos motivados para actuar. El declive se convierte en una profecía autocumplida en la que, como no hacemos nada para contrarrestar los retos a los que nos enfrentamos, éstos empeoran cada vez más.

Cómo evitarlo

Las emociones, sobre todo las negativas, tienen un fuerte impacto en nuestra toma de decisiones. Dificultan la toma de decisiones racionales y lógicas. Para contrarrestar el declive, podemos intentar recordar que la nostalgia deforma nuestra visión del pasado y los prejuicios negativos hacen lo mismo con nuestro presente. Para cambiar nuestra visión del presente, podemos buscar y anotar estadísticas e historias positivas que estén sucediendo, para recordarnos que las cosas no siempre son tan malas como parecen.

Referencias

  1. Spruyt, B., Keppens, G., & Van Droogenbroeck, F. (2016). Who supports populism and what attracts people to it? Political Research Quarterly, 69(2), 335-346. https://doi.org/10.1177/1065912916639138
  2. Etchells, P. (2018, February 14). Declinism: Is the world actually getting worse? The Guardian. 
  3. Chavern, D. C. (2014, October 14). Chavern: America must choose not to decline. Statesman News Network. https://www.statesman.com/news/20141014/chavern-america-must-choose-not-to-decline
  4. Singer, P. (2011, October 9). Is violence history? The New York Times - Breaking News, World News & Multimedia. https://www.nytimes.com/2011/10/09/books/review/the-better-angels-of-our-nature-by-steven-pinker-book-review.html
  5. Mann, J. (2017, August 8). What do you mean, the good old days? The Guardian. https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2012/apr/28/housewives-fifties-good-old-days
  6. COVID19 recovery. (n.d.). COVID19 RECOVERY. https://www.covid19recovery.net/about-us
  7. Gopnik, A. (2011, September 12). Decline, fall, rinse, repeat. The New Yorker. https://www.newyorker.com/magazine/2011/09/12/decline-fall-rinse-repeat
  8. Sutin, A. R., Terracciano, A., Milaneschi, Y., An, Y., Ferrucci, L., & Zonderman, A. B. (2013). The effect of birth cohort on well-being. Psychological Science, 24(3), 379-385. https://doi.org/10.1177/0956797612459658
  9. Elchardus, M. (2017). Declinism and Populism. Clingendael Spectator 3, 71(1), 1-10. https://spectator.clingendael.org/pub/2017/3/_/pdf/IS-2017-3-elchardus.pdf https://www.theguardian.com/science/head-quarters/2015/jan/16/declinism-is-the-world-actually-getting-worse
  10. Neimanis, A., Åsberg, C., & Hedrén, J. (2015). Four problems, four directions for environmental humanities: Toward critical Posthumanities for the Anthropocene. Ethics and the Environment, 20(1), 67. https://doi.org/10.2979/ethicsenviro.20.1.67

 

Notes illustration

Eager to learn about how behavioral science can help your organization?