La mente del principiante

¿Se ha dado cuenta alguna vez de que el mundo estaba lleno de maravillas y posibilidades infinitas en los recuerdos de su infancia? Pero, de algún modo, ese mismo mundo no parece tan ilimitado de adulto.

Cuando somos niños, nos acercamos a la vida llenos de asombro, como si cada persona, lugar y cosa que descubrimos fuera mágica y novedosa. Pero a medida que crecemos y nos dejamos llevar por la gran variedad de perspectivas y nociones preconcebidas sobre el mundo, nuestra perspectiva empieza a agriarse y se hace más difícil sentir esa sensación de asombro infantil.

El mundo en el que vivimos hoy en día está repleto de opiniones que aportan información sobre nuevos temas e ideas. Esto puede ser muy beneficioso: disponer de una gran cantidad de información al alcance de la mano gracias a los motores de búsqueda, los innumerables medios de comunicación y las constantes redes sociales ha mantenido al ciudadano medio más informado que nunca. Pero esta misma "pericia" dificulta enormemente el cultivo de una percepción imparcial en las nuevas interacciones.

Un concepto que puede ayudarnos a volver a un estado mental abierto es la Mente del Principiante: una enseñanza zen utilizada por muchos para remediar los hábitos que refuerzan los prejuicios limitantes y el tipo de mentalidad que tenemos de niños.

Este estado mental se caracteriza por una actitud de apertura y entusiasmo, en la que la falta de ideas preconcebidas permite a la persona verlo todo como si fuera la primera vez.