Reducir el coste humano de la guerra con drones
Si tuvieras una tasa de éxito del 10% en el trabajo durante cinco meses, ¿cuánto tiempo más crees que tu jefe te mantendría a su lado? A la mayoría de nosotros no se nos permitiría fracasar a ese ritmo durante cinco meses, y mucho menos recibir tiempo adicional para compensar esas deficiencias. Y, por lo general, exigimos aún más a quienes son responsables de la vida humana, como los profesionales de la medicina y los agentes de la ley.
Sin embargo, como se reveló en The Drone Papers el año pasado, los programas de guerra con drones de Estados Unidos han operado en ocasiones con este bajo nivel de éxito. Durante un periodo de cinco meses, entre enero de 2012 y febrero de 2013, casi el 90% de los muertos en ataques de drones estadounidenses no eran los objetivos previstos. Esta cantidad de daños colaterales -vidas inocentes perdidas- no debería ser aceptable. Sin embargo, tras estos informes no se han producido cambios sustanciales en los programas de aviones no tripulados ni castigos individuales por errores letales.
Son muchos los factores que determinan la política estadounidense en materia de aviones no tripulados, sobre todo las preocupaciones políticas y económicas, pero una perspectiva psicológica social ofrece otra forma de entender y abordar potencialmente algunos de los fallos de la política de aviones no tripulados. Por ejemplo, la consideración de dos fenómenos psicológicos, el efecto espectador y la desvinculación moral, y cómo pueden funcionar dentro de nuestras burocracias de aviones no tripulados revela formas en que los responsables políticos pueden mejorar la infraestructura actual y salvar vidas.