Un gran número de enfermedades son consecuencia de comportamientos poco saludables. Incluso las personas que son plenamente conscientes de los riesgos asociados a determinados comportamientos y tienen la intención de tomar buenas decisiones luchan por hacerlo. Esto puede hacer que sintamos ansiedad al tomar decisiones y que nos arrepintamos de no haber hecho lo correcto. La razón principal es que muchas de las decisiones a las que nos enfrentamos a diario se toman de forma automática. Por el contrario, incluso las decisiones deliberadas relacionadas con comportamientos saludables suelen ser poco óptimas. Pensamientos como "Si hoy me encuentro bien, ¿para qué seguir tomando las pastillas?". (que en el argot conductual debería llamarse sesgo del presente), o "Recuerdo la última vez que me dolió mucho, así que no volveré a hacerme la prueba de detección" (heurística de la disponibilidad), entorpecen nuestros esfuerzos por mantenernos sanos. Es más, el sistema sanitario a veces crea entornos complejos para los pacientes, en el sentido de que los formularios a rellenar son muy extensos; las prescripciones no siguen las recomendaciones de la medicina basada en la evidencia, e incluso los médicos de cabecera (MG) pueden sufrir fatiga de decisión, lo que disminuye la calidad del servicio y atenta contra la salud del paciente.
A la luz de estas realidades, ha surgido una nueva esperanza que podría mejorar la salud pública: aplicar la arquitectura de la elección a los centros médicos. En este ámbito, en el que los consumidores tienen dificultades para comprender y los médicos para comunicar la información necesaria para tomar decisiones críticas relacionadas con la salud, y en el que las malas decisiones pueden acarrear enormes consecuencias negativas, los centros médicos pueden desempeñar un papel crucial para que los ciudadanos tomen mejores decisiones en materia de salud.
Entonces, ¿qué es exactamente la arquitectura de la elección? Thaler, Sunstein y Balz, tres conocidos pensadores de la ciencia del comportamiento, la definen como el "diseño cuidadoso de entornos en los que las personas toman decisiones"[1] En ese sentido, el papel clave de los centros médicos debe ser simplificar los procesos de decisión de sus pacientes o médicos de cabecera para que elijan la opción que les haga estar mejor.
References
Equipo Behavioural Insights, 2016. Informe de actualización 2015-2016, disponible en:
https://38r8om2xjhhl25mw24492dir.wpengine.netdna-cdn.com/wp-content/uploads/2016/09/BIT_Update_Report_2015-16-.pdf
Hallsworth et al, 2016. Aplicación de los conocimientos conductuales: Formas sencillas de mejorar los resultados sanitarios. Doha, Qatar: Cumbre Mundial de Innovación para la Salud.
Hallsworth et al, 2016. Provision of social norm feedback to high prescribers of antibiotics in general practice: a pragmatic national randomised controlled trial. The Lancet.
Haynes et al, 2009. A surgical safety checklist to reduce morbidity and mortality in a global population. New England Journal of Medicine.
Milkman et al, 2011. Using implementation intentions prompts to enhance influenza vaccination rates, Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
OCDE, 2017. Perspectivas de comportamiento y políticas públicas: Lecciones de todo el mundo. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1787/9789264270480-en
Raifman et al, 2014. El impacto de los recordatorios de mensajes de texto en la adherencia al tratamiento antimalárico en el norte de Ghana: un ensayo aleatorizado. PloS one.
Thaler, R. H., y Sunstein, C. R., 2009. Nudge: Mejorar las decisiones sobre salud, riqueza y felicidad.
[1] https://www.chicagobooth.edu/news/2008ManCon/01-thaler.aspx