Betty Friedan

La mayor contribución de Friedan provino de su análisis de la mística femenina. Este término, acuñado por Friedan, describía la omnipresente narrativa cultural que afirmaba que las mujeres se realizaban de forma natural a través de la sumisión a sus maridos y familias. Propagada por instituciones entonces dominadas por los hombres, como la edición y la psicología, la mística femenina promovía las tareas domésticas, la sumisión sexual, el matrimonio y la maternidad como únicos antídotos contra el sentimiento de alienación de la mujer. Desde este punto de vista, no sería razonable que una mujer tuviera un trabajo, ocupara un cargo político o estudiara, ya que todo lo que necesita para sentirse realizada se encuentra en el hogar. Friedan, en su libro de 1963 La mística femenina, puso en tela de juicio la mística femenina y las instituciones que la promovían.

El descubrimiento de la mística femenina por parte de Friedan se produjo en un momento decisivo de su vida. A pesar de ser una mujer joven e inteligente que se forjaba una carrera en el periodismo, como muchas mujeres de su época, Friedan abandonó su carrera una vez que se casó y tuvo hijos. Su familia tenía una vida cómoda, de clase media, pero Friedan tenía un sentimiento de insatisfacción en su papel de ama de casa. Había alcanzado las condiciones que deberían hacerla sentir feliz y realizada, pero se sentía vacía.

Escribiendo un artículo como autónoma, Friedan realizó una encuesta entre su promoción universitaria y pronto descubrió que cientos de amas de casa experimentaban un sentimiento similar de alienación, aunque no sabían cuál era la causa. Friedan, que tenía formación en psicología, consideraba que esta insatisfacción estaba causada por la mística femenina, que no conseguía proporcionar la felicidad y satisfacción que prometía a las mujeres de toda América.

La crítica central de Friedan en La mística femenina tiene que ver con la jerarquía de necesidades de Maslow, un modelo del potencial humano que afirma que, una vez satisfechas las necesidades relacionales y físicas, debemos perseguir las necesidades de crecimiento y propósito. La familia ideal de clase media de los años cincuenta tendría suficiente comida, un techo y relaciones afectuosas entre sí. Friedan sugirió que esta idealización priva a las mujeres de su última necesidad: descubrir su propio yo y su propósito.

Para escapar de este ciclo, Friedan instó a las mujeres a buscar una educación y una carrera significativa. Fue pionera en la idea de que las mujeres tuvieran tanto una carrera como una familia. Esta drástica reevaluación de la feminidad fue un catalizador clave para el feminismo de la segunda ola, haciendo que muchas mujeres cuestionaran su papel en sus hogares y en la sociedad. Friedan provocó un cambio de paradigma en la cultura general e inspiró a muchas mujeres a seguir estudios, carreras y otras actividades que les hicieran sentirse realizadas.

Betty Friedan nació como Betty Naomi Goldstein en Peoria, Illinois, en 1921. Hija de padres judíos de Europa del Este, Friedan empezó a sufrir discriminación desde muy joven, por su religión y su género. A pesar de ser una joven muy inteligente, Friedan recuerda muchos casos en los que profesores, familiares y compañeros la reprendieron, negaron su potencial y le sugirieron que se dedicara a actividades más tradicionalmente femeninas que la academia.

Haciendo caso omiso de las críticas, Friedan se licenció summa cum laude en psicología por el Smith College. En la universidad floreció su compromiso político, ya que el auge del fascismo y la Gran Depresión despertaron su interés por la injusticia. Empezó a escribir para el periódico de su facultad, donde defendía los derechos laborales y la política progresista.

Tras licenciarse, cursó estudios de posgrado en la Universidad de California Berkeley para continuar su formación como psicóloga. Sin embargo, abandonó los estudios y se trasladó a Nueva York, donde comenzó su carrera como periodista, escribiendo para medios de izquierda como Federated Press y UE News.

Unos años más tarde, se casó con Carl Friedan, con quien tuvo tres hijos. Aunque seguiría escribiendo como freelance para revistas femeninas, pronto abandonaría su carrera de periodista para convertirse en ama de casa de los suburbios. En lugar de sentirse realizada con su nuevo papel, Friedan empezó a desesperarse, ya que sentía que su potencial estaba limitado. Al darse cuenta de que otras amas de casa sentían el mismo malestar, empezó a investigar sobre lo que pronto se convertiría en La mística femenina. Una serie de encuestas, entrevistas y trabajos académicos que duraron cinco años le permitieron esbozar cómo la "Nueva Mujer" de su juventud, independiente y preocupada por su carrera, se había transformado repentinamente en la dócil ama de casa de los años 50, y cómo la mística femenina promovía esta imagen.

La mística femenina, publicada en 1963, tocó la fibra sensible de las mujeres estadounidenses. Vendió más de 3 millones de ejemplares en su primer año y movilizó a millones de mujeres para reavivar el menguante movimiento feminista. Esta movilización fue clave para provocar la segunda ola del feminismo.

Además de escribir, Friedan empezó a contribuir al movimiento feminista como organizadora. En los 20 años siguientes, Friedan fundó múltiples movimientos y organizaciones, cofundando la Organización Nacional de Mujeres, la Asociación Nacional para la Derogación de la Ley del Aborto y el Grupo Político Nacional de Mujeres. Estas instituciones fueron actores clave en el desmantelamiento de los sistemas de opresión en el lugar de trabajo, como la desigualdad salarial, la discriminación por embarazo y la contratación con sesgo de género.

Friedan murió de un fallo cardíaco en 2006, pero su impacto sigue vivo. Aunque aún queda trabajo por hacer, podemos constatar que en la mayoría de las profesiones se ha producido una equiparación entre hombres y mujeres. En todo el mundo desarrollado, las mujeres disfrutan ahora de carreras satisfactorias y tienen muchas más opciones sobre lo que quieren hacer con su vida. Al redefinir la feminidad como algo que no está únicamente ligado a la vida doméstica, el impacto de Friedan ha influido en todas las instituciones en las que participan mujeres.

"Hubo que luchar por la revolución feminista porque la mujer, sencillamente, estaba detenida en un estado de evolución muy inferior a su capacidad humana".

- Betty Friedan

"El problema permaneció enterrado, tácito, durante muchos años en la mente de las mujeres estadounidenses. Era una extraña agitación, una sensación de insatisfacción, un anhelo que sufrían las mujeres a mediados del siglo XX en Estados Unidos. Cada mujer de los suburbios luchaba sola contra ello. Mientras hacía las camas, compraba víveres, combinaba el material de las fundas, comía sándwiches de mantequilla de cacahuete con sus hijos, hacía de chófer de Cub Scouts y Brownies, se acostaba junto a su marido por la noche, temía hacerse incluso a sí misma la pregunta silenciosa: "¿Esto es todo?"".

- Betty Friedan

"La única manera para una mujer, como para un hombre, de encontrarse a sí misma, de conocerse como persona, es mediante un trabajo creativo propio".

- Betty Friedan

"En casi todos los campos profesionales, tanto en los negocios como en las artes y las ciencias, las mujeres siguen siendo tratadas como ciudadanas de segunda clase. Sería un gran servicio decir a las chicas que planean trabajar en la sociedad que esperen esta sutil e incómoda discriminación; decirles que no se callen y esperen que desaparezca, sino que luchen contra ella."

- Betty Friedan

"Había una extraña discrepancia entre la realidad de nuestras vidas como mujeres y la imagen a la que intentábamos ajustarnos, la imagen que llegué a llamar la mística femenina".

- Betty Friedan

La mística femenina: Esta obra seminal esbozó el fenómeno cultural del malestar del ama de casa estadounidense de clase media. Al condensar técnicas académicas en un formato consumible, Friedan disecciona la insatisfacción cultural del ama de casa de los años 50 y 60.

La segunda etapa: Veinte años después de La mística femenina, Friedan escribió su segundo libro más influyente, La segunda etapa. En este libro reexamina la evolución y los escollos del feminismo y propone los próximos pasos para el movimiento.

Más allá del género: La nueva política del trabajo y la familia: Como innovadora, la obra de Friedan no se limitó a la literatura feminista. En Más allá del género, Friedan extendió su trabajo a la economía, esbozando cómo el actual arreglo económico perjudica la dinámica familiar.

La vida hasta ahora (Autobiografía): La autobiografía de Betty Friedan es una mirada íntima a su vida y su carrera, que describe los factores clave que la llevaron a dedicar su vida a la lucha por la justicia social.

Betty Friedan y la creación de "La mística femenina": La izquierda estadounidense, la Guerra Fría y el feminismo moderno: Betty Friedan, así como La mística femenina, son a menudo criticadas por ignorar la política interseccional. Algunos críticos creen que es una reliquia del pasado, que sólo defendía los derechos de las mujeres blancas de clase media. El autor Daniel Horowitz sostiene que el contexto de la Guerra Fría obligó a Friedan a restar importancia a sus ideas radicales para lograr la liberación, y explora la historia de Friedan con la política de izquierdas y los movimientos radicales e interseccionales.

Dreier, P., Nicole Hemmer, N. M. P., Luke Mergner, P. S., Omri Boehm, M. B., & Carrizosa, M. (2021, 4 de marzo). El siglo radical de Betty Friedan. Seminario público. https://publicseminar.org/essays/betty-friedans-radical-century/.

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