Alfred Marshall

Thinker

Alfred Marshall y los principios de la economía

Introducción

Alfred Marshall fue uno de los economistas más influyentes de finales del siglo XIX y principios del XX. Su libro, Principles of Economics, se publicó en 1890 y se convirtió rápidamente en un libro de texto de economía y matemáticas dominante en Inglaterra. Marshall es considerado el fundador de la escuela neoclásica de pensamiento económico y fue el primero en introducir muchos de los principios que hoy en día son estándar en este campo. Los economistas neoclásicos se interesaban por cómo los agentes, consumidores y productores maximizan la función de los recursos escasos en un mercado determinado.2 La articulación de Marshall de la relación entre oferta y demanda fue fundamental para los fundamentos de la economía neoclásica y sus conceptos perduran hoy en día en muchos modelos y teorías económicas.1

Alfred Marshall estudió originalmente como matemático, pero comprendió que los principios económicos eran vitales para la subsistencia de todos y que era importante que pudieran ser entendidos por la población en general.3 Alfred Marshall trató de acercar la economía a los profanos para que todos pudieran entender mejor sus hábitos de toma de decisiones. En Principles of Economics, tuvo cuidado de tratar siempre de contextualizar los principios económicos a través de ejemplos de la vida real para fundamentar sus teorías abstractas. Quería que la gente entendiera cómo se aplicaba la economía a sus hábitos cotidianos.3

Alfred Marshall era un hombre polifacético. Estudió matemáticas, filosofía y ética, y metafísica, aunque sus aportaciones más notables a nuestro tiempo se produjeron en el campo de la economía.4 En concreto, se interesó por la microeconomía. Estudió la forma en que los individuos toman decisiones, algo crucial para la ciencia aplicada. No sólo tenía una mente brillante, sino que era un profesor brillante y cambió la forma de enseñar economía apelando a una población más general. Marshall quería humanizar la economía porque creía que cada hombre buscaba su propio interés, o al menos el de sus hijos.5 Dos de sus contribuciones más importantes a la economía son la introducción del tiempo en la conversación sobre la oferta y la demanda y la idea del excedente del consumidor.

Comprendía la forma en que las personas derivaban de los principios económicos racionales:

las leyes de la economía deben compararse con las leyes de las mareas, más que con la simple y exacta ley de la gravitación. Porque las acciones de los hombres son tan variadas e inciertas, que la mejor declaración de tendencias que podemos hacer en una ciencia de la conducta humana, debe ser necesariamente inexacta y defectuosa.

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