Compromiso previo
La idea básica
Imagina que decides que quieres mejorar tu forma física y empiezas a ir al gimnasio. Es un objetivo que te marcas en la cabeza, sin decírselo a nadie. Aunque tengas las mejores intenciones, con el paso de los días no consigues ir al gimnasio. ¿Por qué ha fracasado tu propósito?
Una de las razones es que no tenías ningún tipo de compromiso para ir al gimnasio: no te hiciste socio del gimnasio; no se lo dijiste a otra persona que pudiera hacerte responsable; ni siquiera fijaste los días concretos de la semana y las horas del día en que irías. Sin un compromiso previo con una actividad, a menudo caemos víctimas de la procrastinación. Por desgracia, planificar el futuro no es algo natural, pero dejar algo para mañana sí lo es.
El compromiso previo es una estrategia para garantizar que alcanzamos los objetivos que nos proponemos. Varias empresas la emplean para asegurarse de que los clientes cumplen su palabra; por ejemplo, te piden que firmes un contrato de alquiler antes de mudarte a un nuevo apartamento para que te responsabilices de esa decisión.1 Es poco probable que te eches atrás en el contrato después de firmarlo, al igual que es menos probable que evites ir al gimnasio después de haber firmado una suscripción.