Locus de control
La idea básica
La mayoría de la gente diría que disfruta con la sensación que produce un trabajo bien hecho. Por supuesto, sin embargo, definimos "bien" en relación con nuestra autoconstrucción y la viabilidad de la tarea que tenemos entre manos. Parte de esta sensación positiva se debe al hecho de que atribuiremos nuestros éxitos a nuestro trabajo y esfuerzo. Pero, ¿qué ocurre cuando no rendimos tan bien como queríamos o esperábamos? ¿Son esos "fracasos" el resultado de nuestras propias acciones o de otras influencias?
Nuestro locus de control -el grado en que consideramos que los resultados están relacionados con nuestra influencia personal frente a factores externos- tiende a variar en función del resultado de un acontecimiento.1 Cuando tenemos un locus de control interno, atribuimos el resultado a nuestros propios esfuerzos y capacidades. Cuando tenemos un locus de control externo, atribuimos el resultado a la suerte, el destino u otros factores que escapan a nuestro control. Como podrá adivinar, solemos tener un locus de control interno para nuestros éxitos y un locus de control externo para nuestros fracasos.