Altruismo

La idea básica

En 2007 ocurrió algo inesperado en una estación de metro de Nueva York. Un trabajador de la construcción llamado Wesley Autrey presenció cómo un joven sufría un ataque, tropezaba y caía a las vías del tren. Autrey vio las luces del siguiente tren que doblaba la esquina y, sin pensárselo dos veces, se lanzó a las vías para proteger al joven. Como había poco tiempo, Autrey se arrojó sobre el cuerpo del hombre, presionándolo contra una de las grietas del desagüe, actuando como un escudo humano para protegerlo del tren. Por suerte, ambos hombres sobrevivieron. Cuando se le preguntó a Autrey qué le había impulsado a realizar un acto tan desinteresado, respondió: "Simplemente vi a alguien que necesitaba ayuda. Hice lo que me pareció correcto". El valiente comportamiento de Autrey es un ejemplo clásico de altruismo. Altruismo es la práctica de hacer sacrificios en beneficio de otras personas debido a nuestra preocupación por su bienestar. Lo contrario del altruismo es el egoísmo: la única preocupación por maximizar el bienestar propio, sin tener en cuenta las necesidades de los demás.

Si la gente es buena sólo porque teme el castigo y espera la recompensa, entonces somos un grupo lamentable.


- Albert Einstein

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Historia

Desde que el filósofo francés Auguste Comte lo acuñó en la década de 1830, el altruismo ha sido durante mucho tiempo un desconcertante escollo para los académicos que intentan comprender el comportamiento humano. En algunos casos, perspectivas académicas enteras no han podido resolver el enigma del altruismo. Charles Darwin reconoció que el altruismo era un defecto potencialmente fatal de su teoría. En la biología evolutiva darwiniana, los organismos deben sobrevivir y reproducirse a toda costa. Desde este punto de vista, el comportamiento altruista es bastante confuso. Al fin y al cabo, sacrificar uno mismo, su tiempo o sus recursos en beneficio de un extraño no ayuda necesariamente a que uno o su familia sobrevivan y prosperen. A pesar de la falta de explicación, Darwin reconoció que el altruismo era un fenómeno real, especialmente frecuente en animales con capacidades mentales suficientes.

Otro campo que se ha visto perturbado por el altruismo es la economía neoclásica. Al igual que la teoría de la evolución de Darwin, la economía neoclásica se basa en el supuesto fundamental de que los seres humanos son actores racionales que maximizan su propio bienestar persiguiendo su propio interés. Este modelo era el dominante en economía hasta que otros académicos empezaron a poner a prueba estos supuestos. Acabaron descubriendo que, en diversas situaciones, los individuos optaban por resultados más justos, altruistas e irracionales de lo que esperaba la teoría económica neoclásica. Un juego que puso de manifiesto esta disparidad fue creado por Daniel Kahneman, que hizo participar a dos personas en un "juego del dictador". El juego otorga a un jugador, el dictador, una determinada suma de dinero. Este jugador decide entonces cuánto quiere dar a su compañero. No hay forma de que el segundo jugador negocie o corresponda el favor, lo que deja al dictador la posibilidad de quedarse con todo lo que quiera sin ninguna repercusión. El actor racional -el homo economicus- simplemente se quedaría con todo el dinero, ya que así maximizaría su utilidad personal. Sin embargo, un número significativo de los dictadores implicados en el juego acabaron repartiéndose el dinero, demostrando que tenían en mente el beneficio del otro jugador, incluso a su propia costa.

Una crítica alternativa al modelo racional es que las donaciones benéficas anónimas no podrían existir en este modelo, ya que no hay un beneficio tangible para el donante. Esta apreciación es contraria a la realidad, ya que la gente dona anónimamente a causas todo el tiempo. Además, las empresas suelen mantener empleados innecesarios o costosos que no aportan beneficios significativos. Podemos suponer que lo hacen para proteger a los empleados del desempleo, lo que dista mucho de la incesante búsqueda de beneficios que prescribe el modelo tradicional. Evidentemente, los seres humanos muestran una preferencia por el altruismo, lo que hace que el modelo neoclásico sea objeto de un examen más detenido. Aunque sigue habiendo múltiples teorías interdisciplinares sobre los motivos subyacentes y la finalidad del altruismo, es evidente que el altruismo es un elemento básico del comportamiento humano.

Consecuencias

El altruismo puede ser un verdadero vehículo de acción en nuestras vidas y en el mundo. Desde las donaciones benéficas hasta el emprendimiento social, tanto los particulares como las empresas aprovechan el poder del altruismo para ayudar a hacer del mundo un lugar mejor. Cada año, millones de personas ofrecen voluntariamente su tiempo a causas en las que creen, lo que nos ayuda a abordar, combatir y prevenir muchas de las injusticias del mundo.

Tal vez el ejemplo por excelencia de la reciente aceptación del comportamiento altruista sea el auge del movimiento del altruismo efectivo. El altruismo eficaz es una postura filosófica y un movimiento social que implica examinar imparcialmente todas las opciones de comportamiento y elegir la que maximice el bien social del mayor número de personas. Aunque muchos han suscrito este sistema de creencias, el altruismo eficaz ha sido una filosofía clave para muchos en el sector no lucrativo. Los defensores del movimiento del altruismo eficaz afirman que permite a las empresas sociales ser más rentables, asignar mejor los recursos y tener un impacto en las generaciones venideras.

A nivel individual, integrar el altruismo en nuestra vida cotidiana puede ser muy beneficioso para nuestra salud mental y nuestro bienestar. Los estudios han demostrado que participar en comportamientos altruistas, como el voluntariado, donar dinero o trabajar para empresas centradas en el bien social, conlleva mejores beneficios para la salud, una mayor satisfacción vital y un mayor bienestar subjetivo. En esencia, ayudar a los demás sienta bien.

Controversias

El mayor desacuerdo académico en torno al altruismo es por qué existe. Sabemos que existe, pero su propósito sigue siendo desconocido para muchos. Algunos postulan que el altruismo puro -el comportamiento altruista desinteresado que no produce beneficios para uno mismo-, no existe. Se trata de una cuestión académica muy debatida; sin embargo, existen múltiples teorías convincentes e interdisciplinarias para explicar por qué somos altruistas, aparte de la pura decencia moral.

La biología se centra en dos teorías contrapuestas del altruismo egoísta. La primera es la selección de parentesco, que postula que el comportamiento altruista se produce porque intentamos contribuir a la supervivencia de nuestro acervo genético biológico. Por ejemplo, en una situación de vida o muerte, ¿preferiría salvar a su amigo íntimo o a su hermano? Probablemente, preferiría salvar a su hermano, ya que comparte su composición genética. Además, esta idea puede extenderse a personas que tienen grupos, intereses o características similares a las suyas. Solemos ser más altruistas con los que son más parecidos a nosotros, ya que intrínsecamente intentamos que nuestros genes sobrevivan y se transmitan a las generaciones futuras.

Una teoría biológica complementaria es el altruismo recíproco, que afirma que nos sacrificamos por los demás suponiendo que nos ayudarán en situaciones futuras. Este enfoque de "ojo por ojo" nos permite ayudar a personas que no son de nuestra familia o de nuestro grupo, con la creencia de que si nos enfrentamos a una emergencia en el futuro, estarán ahí para asegurar nuestra supervivencia. Sin embargo, este enfoque no reconoce todas las situaciones en las que ayudamos a nuestra gente y nunca volvemos a verlos. Donar a obras de caridad, abrir la puerta a un desconocido o comprarle a alguien un billete de autobús son ejemplos que entran en conflicto con la idea del altruismo recíproco. Por ello, los teóricos se han alejado de la biología para responder a estas preguntas, aunque algunos teóricos siguen aferrándose firmemente a estas dos teorías del altruismo egoísta.

Otros enfoques creen que el altruismo desinteresado es posible. Una interesante teoría de la psicología llamada hipótesis de la empatía y el altruismo sugiere que, aunque a veces las personas son altruistas por motivos egoístas, también son capaces de ayudar a los demás por una preocupación empática genuina. Si una persona siente suficiente empatía por la situación de otra, la ayudará independientemente de su posible beneficio. Este enfoque difiere enormemente de los anteriores y sugiere que el altruismo puro y desinteresado puede existir realmente.

Una de las teorías más recientes, que procede de la economía, ofrece un enfoque intermedio. Esta teoría afirma que la alegría y la satisfacción que sentimos al ayudar a los demás es nuestra mejor recompensa. La mayor implicación de esto es que el altruismo no es necesariamente desinteresado o egoísta. Ayudar a alguien es el resultado tanto de una preocupación genuina por su bienestar como del cálido resplandor que sentimos después. Esta teoría es la única que cuenta con respaldo neurobiológico. Pruebas recientes han demostrado que, efectivamente, ciertas vías placenteras se activan cuando adoptamos un comportamiento altruista. Aunque esta perspectiva parece muy prometedora, está claro que por qué actuamos de forma altruista, desde los tiempos de Darwin hasta la actualidad, sigue siendo una cuestión importante pero controvertida en el mundo académico.

Estudio de caso

Eisai: Altruismo en el negocio farmacéutico:

La mayoría de las empresas buscan maximizar sus beneficios sin tener en cuenta los males sociales que puedan crear. Este punto de vista suele considerarse un mal necesario para el crecimiento empresarial, ya que las empresas son responsables de asegurar el crecimiento para sus accionistas. Además, trasladar los recursos a otra parte sería un despilfarro. Pero, ¿y si no fuera así? ¿Y si una empresa decidiera no centrarse en el beneficio, sino en el bien público? ¿Y si este cambio de prioridades y valores les permitiera obtener beneficios incluso mejores que antes? Un excelente ejemplo de empresa que integra el altruismo en su modelo de negocio es Eisai, una de las mayores industrias farmacéuticas de Japón que cotiza en bolsa. Hasta hace poco, Eisai seguía con éxito el modelo de maximización de beneficios de las empresas tradicionales. Sin embargo, la empresa ha cambiado recientemente su misión para centrarse en aliviar el sufrimiento de los enfermos y sus familias. Lo hace a través de su filosofía Human Health Care, que implica que cada empleado se reúna con sus pacientes, escuche sus preocupaciones y dificultades y haga todo lo que esté en su mano para resolverlas. Estas consideraciones se hacen, normalmente, sin tener en cuenta el coste. Eisai también ha participado en múltiples iniciativas para ayudar a los necesitados, como la entrega gratuita de 2.200 millones de comprimidos de su medicamento contra la elefantiasis a la Organización Mundial de la Salud. Desde esta decisión, la empresa no ha flaqueado y ha crecido hasta convertirse en una de las 20 mayores farmacéuticas del mundo. La elefantiasis es una enfermedad dolorosa y desfigurante que amenaza a 893 millones de personas en todo el mundo. Al proporcionar cuidados para esta enfermedad y ayuda a la Organización Mundial de la Salud, Eisai se hizo un nombre en los negocios basados en el altruismo, y amplió exponencialmente sus propios beneficios.

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En este artículo, la colaboradora Jessica Exton explica cómo el altruismo puro, en la mayoría de los casos, no está en el centro de nuestra toma de decisiones. En su lugar, existe un beneficio personal derivado del comportamiento altruista. Analizando los campos de la inversión social y los mercados de bienes sociales, Exton explica cómo el deseo inherente de sentirnos moralmente bien puede, de hecho, ayudarnos a alcanzar la grandeza.

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Fuentes

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  2. Lehrer, J. (2017, 03 de junio). La paradoja del altruismo. Extraído el 29 de marzo de 2021, de https://www.wired.com/2012/02/the-paradox-of-altruism/
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  4. Macaskill, W. (2016). Hacer el bien mejor: Cómo el altruismo eficaz puede ayudarte a marcar la diferencia. Londres: Guardian Books.
  5. Post, S. G. (2005). Altruismo, felicidad y salud: Es bueno ser bueno. International Journal of Behavioral Medicine, 12(2), 66-77. doi:10.1207/s15327558ijbm1202_4
  6. Birch, J., y Okasha, S. (2014). Kin selection and its critics. BioScience, 65(1), 22-32. doi:10.1093/biosci/biu196
  7. Trivers, R. (1971). La evolución del altruismo recíproco. The Quarterly Review of Biology, 46, 35 - 57.
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  9. Andreoni, J. (1989). Dar con altruismo impuro: Applications to charity and ricardian equivalence. Journal of Political Economy, 97(6), 1447-1458. doi:10.1086/261662
  10. Moll, J., Krueger, F., Zahn, R., Pardini, M., De Oliveira-Souza, R., & Grafman, J. (2006). Human fronto-mesolimbic networks guide decisions about charitable donation. Actas de la Academia Nacional de Ciencias, 103(42), 15623-15628. doi:10.1073/pnas.0604475103
  11. Getz, I. (2019, 17 de octubre). El altruismo puede ser bueno para los negocios, como demuestran estas empresas. Obtenido el 29 de marzo de 2021, del sitio Web: https://www.weforum.org/agenda/2019/10/altruism-good-for-business-companies/.

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