Cambio evolutivo
La idea básica
Imagina que te pasas el día buscando comida, cazando animales salvajes y recolectando plantas silvestres. En lugar de una base fija, te desplazas constantemente a nuevos lugares donde haya más recursos disponibles. Aunque este estilo de vida pueda parecerle extraño, las personas que vivían así -los cazadores-recolectores- se consideran la primera y más adaptable población de la humanidad.1 Esto significa que los cazadores-recolectores formaron esos estilos de vida de acuerdo con su entorno, para mejorar sus posibilidades de supervivencia y éxito reproductivo. De hecho, todavía existen algunas sociedades contemporáneas que siguen las prácticas de los cazadores-recolectores, aunque con algunas modificaciones.
El concepto de adaptación del comportamiento al entorno es una característica esencial de la evolución, que describe los cambios en los rasgos heredados de una población a través de generaciones sucesivas.2 Cuando los organismos vivos se reproducen, transmiten rasgos exitosos: rasgos que aseguran su supervivencia y capacidad de reproducción. Estos rasgos heredados, así como las nuevas adaptaciones derivadas de los cambios del entorno, influyen en la supervivencia y el comportamiento de las generaciones siguientes. Si aplicamos una perspectiva evolutiva al comportamiento humano, podemos comprender los mecanismos e impulsos que subyacen a muchos comportamientos, así como las condiciones ambientales que los han hecho comunes.