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Hilando una telaraña: Confianza y autonomía en las redes sociales

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Dec 15, 2020

El personaje clásico de Svengali, de la novela Trilby de George du Maurier, se menciona a menudo como la figura manipuladora por excelencia. Habiendo entrado en el vocabulario cultural para describir a una persona taimada y deshonesta, capaz de una manipulación extraordinaria, un Svengali es visto como astuto e inteligente, y fundamentalmente indigno de confianza.

En la novela, Svengali es un hipnotizador que seduce y explota al indefenso e inocente personaje del título, Trilby.1 Aprovechándose de su vulnerabilidad, Svengali no demuestra ningún reparo en aprovecharse de ella y convertirla en una gran cantante, pero totalmente dependiente. Una ilustración de du Maurier, publicada poco después de la publicación de la novela, representa a Svengali como una araña que teje una intrincada tela, utilizada para demostrar metafóricamente su astucia y su talento para tender trampas.2

La relación entre los personajes de ficción sigue siendo convincente como historia de explotación. Trilby es una figura trágica no por sus dificultades, sino porque en última instancia no es la autora de su propia historia. La intervención de Svengali en su vida la despoja de su agencia, convirtiéndola en presa de sus deseos y anhelos.

Aunque du Maurier utiliza una red literal para describir esta manipulación, diversas experiencias en la red virtual están suscitando preocupaciones similares. El reciente documental The Social Dilemma retrata a una comunidad de ingenieros de software y diseñadores de plataformas de medios sociales de Silicon Valley que parecen Svengali.3 Según el documental, influyentes estrategas de empresas como Facebook e Instagram han manipulado cuidadosamente las experiencias de sus usuarios para provocar reacciones químicas en el cerebro que fomenten en ellos comportamientos dependientes.

Esta dinámica emergente coincide con una dificultad social cada vez mayor: mientras que el uso de los medios sociales sigue aumentando en todo el mundo,4 también lo hacen las tasas de ansiedad, frecuentemente asociadas a estas plataformas. Esta tensión, en la que el comportamiento repetitivo persiste ante las crecientes consecuencias,5 plantea cuestiones sobre el papel de la adicción en el uso de las redes sociales.

Este artículo pretende profundizar en esta dinámica. Comenzando por esbozar cómo las plataformas de medios sociales están diseñadas para provocar un comportamiento dependiente, examinará cómo la dependencia afecta al bienestar personal, antes de concluir con una sugerencia de cómo los diseñadores de medios sociales pueden potencialmente restaurar un sentido de autonomía y satisfacción en sus usuarios.

Detrás del telón: Manipulación en las redes sociales

Nuestros circuitos neuronales responden en gran medida a recompensas y castigos. En pocas palabras, estamos motivados para buscar experiencias o estímulos concretos en nuestro entorno que sabemos que pueden ofrecernos recompensas. A medida que aprendemos que un determinado estímulo tiene esta propiedad, y esta asociación se refuerza a través de la experiencia repetida, nos sentimos cada vez más motivados para buscar ese estímulo.6

Para simplificar el funcionamiento de este proceso, imagine que come su comida favorita. Cuando le das un bocado, en lo más profundo de tu cerebro se libera una sustancia química llamada dopamina, que aumenta tus ansias y sensaciones de deseo. La dopamina marca la experiencia de comer este alimento como placentera y la relaciona con las condiciones ambientales que le rodean.

Como impulsora del placer, la dopamina sirve de incentivo químico para repetir una experiencia que nos produjo placer inicialmente. Es decir, si la dopamina se libera al comer un donut con el café de la mañana, al día siguiente, cuando vuelva a sentarse a tomar café, es probable que le apetezca un donut y sienta el impulso de repetir esa experiencia.

Aunque esto ofrece una visión muy simplificada de cómo responde el cerebro a los incentivos, el mismo efecto general puede producirse también con las experiencias virtuales. La investigación sugiere que, en casos extremos, los adolescentes que utilizan las redes sociales pueden experimentar los seis componentes básicos de la adicción (prominencia, conflicto, modificación del estado de ánimo, tolerancia, abstinencia y recaída).7 Las cualidades adictivas de las plataformas se basan en gran medida en sus programas de recompensa impredecibles, en los que las recompensas potencialmente infrecuentes, basadas en gran medida en la validación social, se reparten a través de sus funciones básicas.

En psicología se sabe desde hace tiempo que las recompensas son mucho más poderosas cuando se dan de forma intermitente, en lugar de sistemática. Por ejemplo, cuando se entrena a un perro para que se siente a una orden, darle una golosina después de cada sentada es mucho menos eficaz que dársela a intervalos aleatorios e impredecibles. Del mismo modo, cuando un usuario publica una foto en una plataforma de redes sociales, no puede estar seguro de cuándo otros usuarios se interesarán por su foto y le ofrecerán la validación social que provoca una oleada de placer. Lo más importante es que todo esto escapa al control del usuario, ya que el aumento de dopamina está ligado al comportamiento social de los demás. Como resultado, los usuarios desarrollan tendencias adictivas, compensando su falta de control con mayores tasas de participación que facilitan mayores oportunidades de validación social.

El botón "Me gusta" de Facebook es un buen ejemplo de función de validación en una plataforma de redes sociales. Con este rápido acceso a la validación externa, dentro de la cohorte de adolescentes altamente sensibles a la sociedad, los adolescentes reciben pequeñas sacudidas de dopamina cuando reciben "me gusta" o "compartir", o cualquier otra función de relevancia y aceptación social. Curiosamente, los estudios han demostrado que la anticipación de este golpe de dopamina, impulsado por la validación social, es lo suficientemente potente como para casi igualar la propia recompensa, en términos de satisfacción.8

Los detractores y críticos, como los expertos que comentan en The Social Dilemma, han discrepado de este enfoque de diseño deliberado. Argumentan que las plataformas de las redes sociales están diseñadas para explotar el deseo de aprobación y aceptación social de los usuarios, especialmente entre los adolescentes más vulnerables. Desde esta posición de vulnerabilidad, anticipación y dependencia, la ansiedad en los adolescentes sigue aumentando a un ritmo meteórico.9

Esta tendencia a depender cada vez más de las redes sociales plantea una pregunta interesante: ¿es posible disfrutar realmente de la experiencia de las redes sociales sin tener el control? ¿Y cómo podemos conciliar esta falta de control con la cantidad de información que se pide a los usuarios que absorban y evalúen en las redes sociales?

Autonomía: El ingrediente que falta

Imagina que montas en bicicleta y luchas por sentir que controlas la dirección. Cada vez que gira el manillar, la bicicleta se resiste y se niega a cooperar. A pesar de tener la vista puesta en un destino concreto, la moto parece tener una mente propia que le lleva a otro lugar completamente distinto. Esta situación por sí sola es desconcertante; te coloca en una posición de vulnerabilidad ante la máquina. Si la moto se saliera espontáneamente de la carretera o se precipitara de cabeza contra el tráfico que circula en sentido contrario, estarías expuesto a los daños consiguientes.

No hay garantías de que el resultado inevitable sea una colisión. Pero tampoco hay garantías de que puedas evitarlo. Aunque esa sensación de impotencia es suficiente para provocar ansiedad en la mayoría, imagina que la moto también tiene medios para comunicarse contigo, implícitamente. Aunque al principio te resistas y luches con ella por el control, poco a poco empieza a indicarte que su rumbo es el adecuado. Tus instintos empiezan a flaquear, tus deseos entran en un estado de fluctuación. Estos mensajes de la moto se repiten una y otra vez, sumiéndote en un estado de aprensión, incertidumbre y confusión, hasta que la moto te convence de que su camino es el mejor.

Este escenario no se presenta con la intención de atizar el miedo, sino de aumentar la concienciación y la comprensión empática de la vulnerabilidad, la ansiedad y la insatisfacción que conlleva la falta de control. Como se ha señalado en las secciones anteriores, la dependencia y las tendencias adictivas derivadas del uso de las redes sociales van en aumento. La investigación nos ha demostrado que la dependencia, en una amplia gama de sustancias y comportamientos, puede causar una alteración en las funciones cognitivas básicas. El sesgo atencional, por ejemplo, sugiere que los individuos que muestran tendencias dependientes prestarán una atención desproporcionada al estímulo que desencadena la dependencia conductual.10 Esto tiene implicaciones en su generación de preferencias, en su toma de decisiones y en sus comportamientos y acciones posteriores.

Sin duda, todo esto tiene un efecto perjudicial en el bienestar general de las personas. La teoría de la autodeterminación, presentada por los psicólogos Richard Ryan y Edward Deci, señala tres cualidades complementarias que, en última instancia, subyacen al bienestar de una persona: dominio, relación y autonomía.11 Al examinar el panorama aparentemente desolador descrito anteriormente, resulta evidente de inmediato que la autonomía -la percepción de libertad autodirigida o control sobre las propias acciones- brilla por su ausencia. Las acciones en las redes sociales están claramente preparadas, las secuencias de movimiento están programadas y las preferencias predeterminadas. Como usuarios, la sensación de que no actuamos según nuestra propia voluntad es inquietante y contribuye al estrés y la ansiedad que muchos de nosotros sentimos en relación con las redes sociales.

¿Quién manda?

Los recientes avances en los procedimientos de consentimiento suponen un rayo de sol en la mejora del compromiso de los usuarios con las plataformas de medios sociales. El consentimiento dinámico, un procedimiento dedicado a una mayor implicación y control del usuario sobre su participación en experimentos científicos,12 ofrece una visión alternativa a la manipulación y la vulnerabilidad. Al dotar a los participantes de una mayor autoridad para tomar decisiones sobre el uso y la distribución de sus datos personales, el consentimiento dinámico intenta reinstaurar un sentido de conciencia, control y autonomía en las experiencias de los participantes.

Los modelos de consentimiento convencionales han funcionado tradicionalmente con un formato de consentimiento único y general, o según un modelo de exclusión voluntaria.13 Aunque estos modelos implican técnicamente al usuario en la aceptación del procedimiento, a menudo no ofrecen el matiz y la flexibilidad que permiten al usuario tener una sensación de control y autonomía sobre cómo se utiliza exactamente su información. Por ejemplo, a los participantes no se les da autoridad precisa sobre dónde se distribuyen sus datos una vez recogidos. Más bien, los participantes ofrecen un consentimiento general que, en última instancia, otorga al experimentador el control sobre la difusión de los datos.

El consentimiento dinámico rectifica algunos de estos desequilibrios en la toma de decisiones, implicando a los participantes en un procedimiento de consentimiento continuo, en el que su consentimiento se solicita en varias etapas a lo largo del proceso experimental. De este modo, los participantes tienen más control sobre sus datos y, en general, experimentan una mayor autonomía en su participación en el experimento.

La introducción de una forma de consentimiento dinámico en la experiencia del usuario en las plataformas de medios sociales puede aportar una solución a este problema. Adoptar el procedimiento de consentimiento dinámico, en el que los usuarios seleccionan continuamente cómo les gustaría participar en la funcionalidad, las prácticas de recopilación de datos y la exposición publicitaria de una determinada plataforma de medios sociales, ofrece una solución potencial al persistente problema de la falta de confianza y autonomía en la experiencia del usuario. La opción de desactivar el botón "Me gusta", por ejemplo, en caso de que los usuarios se sientan incómodos con sus efectos, permitiría al individuo exhibir la autonomía que, en última instancia, subyace a la satisfacción. De este modo, los usuarios pueden volver a tomar las riendas de su experiencia y determinar con precisión cómo les gustaría relacionarse con la plataforma, incluso excluyendo las funciones que potencialmente facilitan las tendencias adictivas.

En términos generales, este planteamiento ofrece una visión alternativa de la experiencia del usuario. Si la experiencia tradicional en las redes sociales se define por la vulnerabilidad del usuario, se espera que la introducción del consentimiento dinámico provoque en los usuarios sentimientos de equilibrio, control, confianza y satisfacción.

References

  1. Trilby: novela de du Maurier [Internet]. Britannica. [citado 2020 nov 5]. Disponible en: https://www.britannica.com/topic/Trilby
  2. Svengali como araña, en su tela [Internet]. 1931 [citado 2020 nov 5]. Disponible en: https://archive.org/details/SvengaliJohnBarrymoreBKCap1931
  3. El dilema social [Internet]. [citado 2020 nov 5]. Disponible en: https://www.thesocialdilemma.com/
  4. Número de usuarios de redes sociales en 2020: Demografía y predicciones - Financesonline.com [Internet]. [citado 2020 Oct 25]. Disponible en: https://financesonline.com/number-of-social-media-users/
  5. Adicción | Psychology Today Canada [Internet]. Psychology Today. [citado 2020 Nov 5]. Disponible en: https://www.psychologytoday.com/ca/basics/addiction
  6. Robinson TE, Berridge KC. The Neural Basis of Drug Craving: An Incentive-Sensitization Theory of Addiction. Brain Res Rev [Internet]. 1993 [citado 2018 Jun 8];18:247-91. Disponible en: https://deepblue.lib.umich.edu/bitstream/handle/2027.42/30601/0000238.pdf?sequence=1
  7. Griffiths MD. Adolescent Social Networking: How Do Social Media Operators Facilitate Habitual Use? Educ Heal. 2018;36(3):66-9.
  8. Morgans J. Your Addiction to Social Media Is No Accident [Internet]. Vice. 2017 [citado 2020 nov 5]. Disponible en: https://www.vice.com/en/article/vv5jkb/the-secret-ways-social-media-is-built-for-addiction
  9. McCarthy C. Aumenta la ansiedad entre los adolescentes: ¿Qué está pasando? [Internet]. Academia americana de pediatría. 2019 [citado 2020 nov 5]. Disponible en: https://www.healthychildren.org/English/health-issues/conditions/emotional-problems/Pages/Anxiety-Disorders.aspx
  10. Williams JMG, Watts FN, MacLeod C, Mathews A. Cognitive Psychology and Emotional Disorders [Internet]. Oxford: John Wiley & Sons Ltd.; 1988 [citado 2018 mayo 11]. Disponible en: http://psycnet.apa.org/record/1991-98258-000
  11. Ryan RM, Deci EL. The Darker and Brighter Sides of Human Existence: Basic Psychological Needs as a Unifying Concept. Psychol Inq [Internet]. 2000 [citado 2020 Oct 8];11(4):319-38. Disponible en: https://www.jstor.org/stable/pdf/1449630.pdf?casa_token=wq8M1LZ9g7IAAAAA:HHBUCL1u5Dk3bT_oa0NpQze4ts8P4P01orJGtBMlSQFKuRCT7c4v7WDrfQM6P0Q4fojKrbVas-7L0nxg33kV7a4-xXaAirdQhuWzkjjqUU7LGoXmEnw
  12. Budin-Ljøsne I, Teare HJA, Kaye J, Beck S, Beate Bentzen H, Caenazzo L, et al. Consentimiento dinámico: una posible solución a algunos de los retos de la investigación biomédica moderna. BMC Med Ethics [Internet]. 2017 [citado 2018 abr 18];18(4). Disponible en: https://bmcmedethics.biomedcentral.com/track/pdf/10.1186/s12910-016-0162-9?site=bmcmedethics.biomedcentral.com
  13. Holm S, Ploug T. Big Data and Health Research - The Governance Challenges in a Mixed Data Economy. Bioethical Inq [Internet]. 2017 [citado 2018 abr 18];14:515-25. Disponible en: https://0-link-springer-com.wam.city.ac.uk/content/pdf/10.1007%2Fs11673-017-9810-0.pdf

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