Crumpled 100 dollar bill

Caridad, parroquialismo e ineficacia del altruismo

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Nov 14, 2017

La mayoría de nosotros somos personas buenas y caritativas. Ya sea por puro altruismo, por la buena sensación que nos produce o por el mero hecho de hacerlo porque otros lo hacen, muchos de nosotros tenemos el deseo de hacer donaciones benéficas de una forma u otra (Brooks, 2007). El año pasado en el Reino Unido, por ejemplo, la gente donó alrededor de 9.700 millones de libras esterlinas a obras benéficas (CAF, 2017), siendo la investigación médica la causa más popular con el 26% del total de donaciones, y la ayuda en el extranjero y el socorro en caso de catástrofe obtuvieron el 19%.

Sin embargo, ¿se destina este dinero a los lugares adecuados? Aunque cada vez se investiga más y se presta más atención a la ciencia conductual de las donaciones (BIT, 2013), se ha descuidado la cuestión de por qué donamos nuestro dinero a los lugares que lo hacemos y a dónde va a parar. Afortunadamente, algunas de estas cuestiones pueden abordarse utilizando teorías sencillas del campo de las ciencias del comportamiento.

¿Por qué la gente dona a organizaciones benéficas ya bien financiadas?

Una de las preguntas que quedan sin respuesta en los estudios sobre la ciencia de las donaciones es por qué la gente se siente obligada a dar dinero a organizaciones benéficas que ya están muy bien financiadas por donaciones públicas. Un ejemplo de ello es Cancer Research UK. Esta organización recibió 442 millones de libras solo de donaciones privadas (544 millones si se incluyen los ingresos comerciales) en 12 meses entre 2016 y 2017 (Cancer Research UK, 2017).

En el caso de esta organización benéfica en concreto, una razón importante de la persistencia de las donaciones se debe a que recibe una buena publicidad y, por tanto, ocupa un lugar destacado en la opinión pública. Al estar expuestos a la publicidad, los ciudadanos se familiarizan con Cancer Research UK, lo que da lugar a una asociación entre ésta y la beneficencia en general.

Por eso, cuando uno piensa en dónde donar su dinero, Cancer Research UK es uno de los primeros lugares en los que piensa. Esta idea procede principalmente de la investigación de Robert Zajonc (1968), quien argumentó que el simple hecho de estar expuesto repetidamente a algo hace que se piense en ello con mayor frecuencia y positivamente, lo que podría explicar cómo la posición de Cancer Research UK entre el público está relacionada con su persistente índice de donaciones.

Sin embargo, podría decirse que la principal razón por la que la gente dona a esta organización benéfica en concreto es porque mucha gente conoce a alguien que tiene o ha tenido cáncer, lo que lo convierte en un tema muy personal, cercano y familiar. Es posible que nos sintamos más inclinados a donar a una organización benéfica que ayude a las personas más cercanas a nosotros que a lugares lejanos e inidentificables. Es lo que se conoce como "parroquialismo" (Baron y Szymanska, 2011), según el cual nuestra proximidad al centro de interés de una organización benéfica nos lleva a preocuparnos más por ella y por aquellos a los que afecta.

Mientras tanto, no solemos sentir tanta compasión por los que sufren lejos o en otro país porque no estamos tan expuestos a la realidad y, por tanto, podemos distanciarnos de ella. Por eso, ante dos personas que necesitan ayuda por igual y con todo merecimiento, preferimos ayudar primero a los de casa. Sin embargo, no siempre es así, lo que me lleva a la siguiente pregunta.

¿Por qué la gente hace donaciones en catástrofes que se retransmiten en las noticias?

Teniendo en cuenta el principio de parroquialismo de Baron y Szymanska, deberíamos esperar ver muchas menos donaciones caritativas y menos preocupación pública por cuestiones que están lejos de nosotros, como los conflictos en el extranjero y las catástrofes naturales en naciones lejanas. Sin embargo, a veces vemos lo contrario.

Tomemos como ejemplo la actual crisis humanitaria en Siria. En contra de las teorías que afirman que las sociedades tienen intereses mezquinos hacia los asuntos que les son más cercanos, a veces ha habido una enorme preocupación y un comportamiento altruista hacia acontecimientos que tienen lugar extremadamente lejos. ¿A qué se debe esto?

Las recientes teorías de las ciencias del comportamiento también lo achacan al papel de los medios de comunicación. Cuando una catástrofe reciente aparece en las noticias, podemos identificarnos con ese suceso concreto porque la tecnología moderna nos permite visualizarlo y ver exactamente a qué se destinaría nuestro dinero si decidiéramos donarlo. El efecto de víctima identificable (Small & Lowenstein, 2003), por ejemplo, hace que empaticemos con los afectados en reacción a historias emotivas y desgarradoras.

Esto también puede explicar la variación selectiva en cuanto a los temas distantes que reciben o no atención caritativa. Las catástrofes que se presentan a la opinión pública con cifras y estadísticas por sí solas no suelen provocar una respuesta emocional, ya que no son tan cercanas como las escenas vívidas que se muestran en las campañas de los medios de comunicación, por lo que es fácil ignorarlas.

Sin embargo, esto puede no tener sentido. ¿Por qué deberíamos estar menos interesados en ayudar a cualquier víctima y mucho más interesados en ayudar a la víctima específica que podemos visualizar y con la que podemos identificarnos? En cualquier caso, hay personas que sufren y podemos ayudarlas. Pero la que aparece en las noticias probablemente recibirá más donaciones. Se trata de una forma "irracional" de pensar, como dirían los científicos del comportamiento; implica que tomamos decisiones emocionales usando el corazón en lugar de la cabeza, lo que me lleva a la pregunta final.

¿Por qué la gente dona una pequeña cantidad a varias organizaciones benéficas en vez de una gran cantidad a una sola?

La gente dona de formas muy diversas. Algunos hacen donaciones frecuentes a la misma organización benéfica, otros hacen grandes donaciones puntuales y otros hacen donaciones puntuales a varias organizaciones benéficas. Pero, ¿cuál es el motivo de donar poco y a menudo? Algunas personas lo hacen por la "sensación de calidez" que les produce ayudar a muchas organizaciones benéficas distintas (Andreoni, 1990).

Piénsalo como la siguiente opción. Puedes sentirte bien una sola vez haciendo una gran donación, y es una sensación bastante buena porque es una cantidad grande. O puedes sentirte bien cada vez que donas un poco a una organización benéfica diferente. ¿Qué prefieres? Aunque es muy difícil obtener pruebas fehacientes de ello, la bibliografía sugiere que, en la mayoría de los casos, se trata de la opción inicial (Rotemberg, 2014).

Maximizamos nuestra sensación de "calor" dando poco y a menudo, ya que la utilidad marginal de dar es decreciente. Esto significa que obtenemos más satisfacción dando una libra a dos organizaciones benéficas diferentes que donando las dos libras enteras a una sola organización benéfica (siempre que no tengamos apegos emocionales irracionales).

En otras palabras, la diferencia de "warm glow" entre no donar nada y donar una libra es mucho mayor que la diferencia entre donar una libra y dos libras. Según Baron y Szymanska (2011), podemos evitar estos sesgos. Para ser puramente eficientes en nuestro altruismo, deberíamos identificar una organización benéfica que haga el mayor "bien" por libra y hacer toda nuestra contribución a esa única organización benéfica.

¿Eficiencia?

Pero, ¿qué se considera eficiente en este contexto? Podríamos decir que su donación es eficiente cuando su libra extra va a parar a algún lugar donde se hace el mayor "bien". Un economista lo definiría como el Beneficio Marginal (MB), que se refiere al impacto directo que tiene tu donación extra de 1 libra en ayudar a la gente.

Una organización benéfica popular y muy bien financiada, como Cancer Research UK, por ejemplo, tiene un MB bajo, porque donar una libra extra supondría una diferencia muy pequeña, puesto que ya destinan millones de libras a la búsqueda de una cura, por lo que unas pocas libras extra no van a salvar ninguna vida. En cambio, si donas una libra extra a una organización que ayuda a prevenir la propagación de la malaria en África, esa libra podría servir para comprar un mosquitero contra la malaria que salvaría vidas directamente, lo que significa que el MB es mucho mayor en esas organizaciones benéficas.

Por tanto, si donáramos todo nuestro dinero a la organización benéfica con el MB más alto, estaríamos ayudando al mayor número de personas, a la vez que haríamos el mayor "bien", y por tanto seríamos los más eficientes.Por supuesto, hay problemas con esta forma de pensar.

En primer lugar, ¿qué definimos como "bueno"? Aunque su donación a Cancer UK no ayude directamente a nadie a corto plazo, está financiando una investigación que algún día podría ayudar a millones de personas. Para algunos, eso es igual de "bueno". Además, si todo el mundo donara a la misma organización benéfica con el MB más alto, ese MB bajaría instantáneamente. También dejaría a muchas otras organizaciones benéficas sin ninguna donación.

Del mismo modo, ¿cómo se puede comparar moralmente morir de una enfermedad prevenible en un país menos desarrollado con morir de una enfermedad menos comprendida en un país más desarrollado? Aquí es donde se difumina la distinción entre eficacia y moralidad. Sin embargo, esto nos lleva a un terreno desconocido, alejado de la premisa de este artículo. Antes de que podamos debatir qué organizaciones benéficas hacen más "bien" y cuál sería la asignación óptima de las donaciones existentes, primero tenemos que descifrar exactamente por qué la gente dona a organizaciones benéficas de la forma en que lo hace.

Conclusión

El propósito de este artículo no es decir a la gente dónde debe donar su dinero, ya sea a Cancer Research UK o no. Tampoco se trata de desaconsejar la donación a la última causa trágica que aparezca en televisión. Su propósito es simplemente poner de relieve los prejuicios de los que somos víctimas. Se ha revelado que mucha gente dona a ciertas organizaciones benéficas muy bien financiadas debido al parroquialismo; la idea de que nos importan más los asuntos que nos son cercanos (tanto física como emocionalmente).

Además, las personas tienden a donar más cuando pueden visualizar a una víctima concreta en lugar de verla como parte de una estadística inidentificable. Las personas también prefieren donar a varios lugares en lugar de a uno solo por la "sensación de calidez" que reciben como resultado. Si nos damos cuenta de que existen estos sesgos, al menos podemos empezar a hacer esfuerzos conscientes para asegurarnos de que nuestro dinero ayuda a la mayor cantidad de gente posible.

References

Andreoni, James. "Altruismo impuro y donaciones a bienes públicos: A theory of warm-glow giving". The economic journal 100, no. 401 (1990): 464-477.

Baron, Jonathan, y Ewa Szymanska. "Heurística y sesgos en la caridad". La ciencia de dar: Enfoques experimentales para el estudio de la caridad (2011): 215-235.

Equipo, Behavioral Insights. "Aplicando insights conductuales a las donaciones benéficas". Oficina del Gabinete (2013).

Brooks, Arthur C. "¿Dar nos hace prósperos?". Journal of Economics and Finance 31, no. 3 (2007): 403-411.

Cancer Research UK. "Informe anual y cuentas 2016/2017". Cancer Research UK (2017). https://www.cancerresearchuk.org/sites/default/files/cruk_annual_report_2016-17.pdf

Fundación Charities Aid. "Informe de donaciones de CAF en el Reino Unido 2017". CAF UK Giving 2017. Abril de 2017. https://www.cafonline.org/docs/default-source/about-us-publications/caf-uk-giving-web.pdf?sfvrsn=8

Rotemberg, Julio J. "Charitable giving when altruism and similarity are linked". Journal of Public Economics 114 (2014): 36-49.

Small, Deborah A., y George Loewenstein. "Ayudar a una víctima o ayudar a la víctima: Altruismo e identificabilidad". Journal of Risk and uncertainty 26, nº 1 (2003): 5-16.

Zajonc, Robert B. "Attitudinal effects of mere exposure". Journal of personality and social psychology 9, no. 2p2 (1968): 1.

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