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¿Toma malas decisiones financieras por evitar la información?

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Oct 23, 2018

Vivimos en la era de la información, en la que cada vez disponemos de más datos de forma gratuita y con poco esfuerzo. Podemos consultar nuestros extractos bancarios en línea y recibir notificaciones móviles de cada transacción. Las herramientas digitales pueden consolidar automáticamente nuestros ingresos, gastos, deudas y ahorros de una serie de cuentas diferentes, agruparlos por categorías y proporcionar instantáneas diarias, semanales o mensuales. También pueden ayudarnos a establecer nuestro presupuesto y nuestros objetivos, y a seguir nuestro progreso hacia ellos. Para las personas que atraviesan dificultades financieras o simplemente quieren aprender los conceptos básicos de la gestión de las finanzas personales, existen muchos recursos con ayuda e información financiera gratuita.

¿Conocemos bien nuestras finanzas?

En teoría, con toda esta información a mano, mucha gente debería ser capaz de estar al tanto de sus finanzas, presupuestar, planificar y, en definitiva, tomar mejores decisiones financieras. De hecho, el supuesto de racionalidad en el que se basan los modelos económicos estándar estipula que los agentes absorben perfectamente toda la información disponible y toman decisiones basándose en esta búsqueda. En la realidad, sin embargo, las encuestas realizadas en distintos países indican que el conocimiento de los consumidores sobre sus finanzas puede ser muy pobre. Se descubrió que los consumidores estadounidenses subestimaban significativamente su deuda por tarjetas de crédito y estudios [1], y que el 48 % de los titulares de tarjetas con saldo no conocían su TAE. En Australia, una encuesta realizada en 2017 reveló que el 75 % de las personas desconocía el tamaño de su deuda de tarjeta de crédito, mientras que el 41 % de los titulares de hipotecas no tenía ni idea del tipo de interés de su hipoteca, y el 49 % no conocía el tipo de interés de su tarjeta de crédito. Según la encuesta más reciente de National Savings and Investment, 29 millones de británicos se preocupaban por sus finanzas, pero el 73% de ellos nunca buscó consejo u orientación. ¿Por qué tanta gente hace tan poco uso de toda la información disponible, que podría ayudarles a tomar decisiones importantes sobre las cuotas de las tarjetas de crédito, los ahorros y las deudas?

¿Por qué, cuándo y cómo evitamos la información?

Como ya se ha señalado, la economía tradicional sugiere que disponer de más información relevante siempre es mejor. Sin embargo, a veces las personas deciden deliberadamente no acceder a información potencialmente útil, aunque sea gratuita y de fácil acceso, o ignoran dicha información, aunque se les haya proporcionado directamente. En las ciencias del comportamiento, este fenómeno se conoce como evitación de la información, y abarca muchos comportamientos cotidianos relacionados con "la salud personal, los asuntos financieros, las cuestiones religiosas, los problemas de pareja y las cuestiones políticas" [2].

Evitar la exposición a cierta información o no prestarle atención es bastante común, pero no se observa en todas las situaciones que tienen el potencial de engendrar una reacción afectiva negativa. Un experimento en línea realizado en 2018 investigó cómo las características personales y las características de la amenaza potencial afectan a la probabilidad de evitar la información [3]. Las tasas más altas de evitación de información se observaron en el grupo experimental, donde los participantes tenían altos niveles de pérdidas potenciales, alto riesgo relativo percibido y solo podían tener un pequeño impacto en su probabilidad de perder dinero. Curiosamente, no se encontraron efectos para cada uno de estos factores por separado. La probabilidad de evitar la información también se asoció con el sexo, la reacción anticipada a la pérdida de dinero, el estilo de afrontamiento y el locus de control (es decir, si la persona cree que el resultado depende de factores externos como el destino o de su propio comportamiento).

La evitación de la información puede adoptar muchas formas diferentes. Golman, Hagmann y Loewenstein (2017) revisaron la investigación teórica y empírica en diferentes disciplinas y enumeraron las siguientes tácticas: evitación física, falta de atención, interpretación sesgada, olvido y autoelusión [4]. Narayan et al. (2011) pidieron a las personas que llevaran un diario de sus actividades relacionadas con la información, a partir del cual clasificaron todas las conductas de evitación de información en pasivas y activas [5]. La primera se refiere a la evitación de información a largo plazo, que puede interferir con las creencias existentes o la percepción de uno mismo, causando así disonancia cognitiva. Las finanzas personales suelen asociarse a la segunda, que es un mecanismo de afrontamiento del estrés. Se activa cuando una persona ya ha tenido una reacción emocional negativa ante una información, por lo que bloquea la búsqueda de más información para evitar más angustia.

Esto se corresponde con lo que Golman et al. (2017) denominan razones hedónicas para evitar la información, es decir, "el deseo de evitar las malas noticias porque nos harán sentir mal" [4]. Tales razones incluyen la aversión al riesgo, la pérdida y la decepción, así como la ansiedad, el mantenimiento del optimismo y otras. La segunda gran categoría de motivos identificados por los autores es la evitación estratégica de la información, que puede dividirse a su vez en dos tipos: interpersonal e intrapersonal. La evasión de información en las interacciones interpersonales puede utilizarse para influir en las acciones de otras personas, con muchos ejemplos en la teoría de juegos. Las razones intrapersonales se refieren a la evitación de información con fines de compromiso o autocontrol, como resistir tentaciones o mantener la motivación. Por ejemplo, si una persona sabe que recibir determinada información sobre el rendimiento de sus inversiones puede provocar una respuesta emocional, que quizá desemboque en una venta de pánico, una negociación excesiva u otras decisiones subóptimas, esta persona puede preferir "comprar y olvidar". En tal caso, la evitación de información puede corregir una heurística perjudicial.

Entonces, ¿cuál es el problema?

Por lo tanto, evitar estratégicamente la información puede ser sensato y dar mejores resultados. ¿Y si evitamos la información por motivos hedónicos? Si la información tiene una utilidad negativa desde el punto de vista emocional, ¿no estaríamos mejor sin ella? Las investigaciones sobre la evitación de información en relación con la salud sugieren que es más probable que se produzca cuando no hay tratamiento disponible [5]. Intuitivamente, esto tiene sentido, ya que en este caso es probable que la información no aporte muchos beneficios para la toma de decisiones, sino que sólo provoque estrés y ansiedad. Sin embargo, es difícil utilizar el mismo argumento para situaciones relacionadas con las finanzas personales, porque en la mayoría de los casos los problemas pueden mitigarse, si no resolverse por completo. Según la investigación del Money Advice Service, los factores no demográficos clave que determinan el bienestar financiero actual incluyen la confianza financiera, la gestión del crédito, el ahorro activo, el compromiso financiero y la consideración del gasto [6]. Por lo tanto, evitar la información sobre las finanzas personales, especialmente la deuda y el gasto, puede ser una barrera importante para el propio bienestar financiero. Esto lleva a preguntarse qué se puede hacer para superarlo.

¿Hay alguna solución?

Investigaciones recientes han proporcionado algunos resultados alentadores que indican que el mero hecho de pensar en las consecuencias de evitar la información puede reducir la probabilidad de evitarla [7]. En dos experimentos, se pidió a los participantes que contemplaran los riesgos y beneficios de evitar la información relacionada con las deudas rellenando un cuestionario o viendo un vídeo. A continuación, se les pidió que facilitaran cierta información utilizada para calcular su propio riesgo de tener problemas de deudas y se les ofreció ver este riesgo. En ambos experimentos, la proporción de personas que se negaron a ver su riesgo fue significativamente menor en el grupo de tratamiento que en el de control. En el tercer experimento, las personas que solicitaban un préstamo en una cooperativa de crédito recibían un formulario de solicitud estándar o un formulario revisado que incluía elementos para incitar a la contemplación. Las personas que recibieron el formulario revisado proporcionaron más información sobre gastos y estimaciones de gastos globales más elevadas, lo que redujo la discrepancia con las estimaciones calculadas por el personal de la cooperativa de crédito.

Otra posible solución es utilizar la tecnología para analizar la información financiera de los consumidores y ofrecerles recomendaciones específicas para ayudarles a gestionar sus ahorros, gastos y deudas. Cada vez hay más aplicaciones financieras que ofrecen este tipo de servicios. En conjunto, estos avances son un buen augurio para mitigar los efectos negativos de la evasión de información, sobre todo en lo que respecta a las decisiones financieras. Queda por ver cómo se trasladan estas mejoras a otros ámbitos de la evasión de información.

References

[1] Brown, Meta, Andrew F. Haughwout, Donghoon Lee y Wilbert Van der Klaauw. "¿Sabemos lo que debemos? A Comparison of Borrower- and Lender-Reported Consumer Debt". SSRN Electronic Journal, 2011. doi:10.2139/ssrn.1946871.

[2] Narayan, Bhuva, Donald O. Case y Sylvia L. Edwards. "El papel de la evitación de la información en los comportamientos informativos de la vida cotidiana". Proceedings of the American Society for Information Science and Technology 48, no. 1 (2011), 1-9. doi:10.1002/meet.2011.14504801085.

[3] Blajer-Gołębiewska, Anna, Dagmara Wach, y Maciej Kos. "Evitación de información sobre riesgos financieros". Economic Research-Ekonomska Istraživanja 31, nº 1 (2018), 521-536. doi:10.1080/1331677x.2018.1439396.

[4] Golman, Russell, David Hagmann y George Loewenstein. "Evasión de la información". Journal of Economic Literature 55(1) (2017): 96–135. https://doi.org/https://doi.org/10.1257/jel.20151245.

[5] Ferrer, Rebecca A., Jennifer M. Taber, William M. P. Klein, Peter R. Harris, Katie L. Lewis y Leslie G. Biesecker. "The Role of Current Affect, Anticipated Affect and Spontaneous Self-Affirmation in Decisions to Receive Self-Threatening Genetic Risk Information". Cognition and Emotion 29, no. 8 (2015): 1456-65. https://doi.org/10.1080/02699931.2014.985188.

[6] Money Advice Service. "Measuring Financial Capability - Identifying the Building Blocks", no. Noviembre (2016). moneyadviceservice.org.uk/en/corporate/research.

[7] Harkin, Ben. "Improving Financial Management via Contemplation: Novel Interventions and Findings in Laboratory and Applied Settings". Frontiers in Psychology 8 (2017). https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.00327.

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