¿Por qué sobrestimamos nuestras reacciones emocionales ante acontecimientos futuros?

Sesgo de impacto

explicó.
Bias

¿Qué es el sesgo de impacto?

El sesgo de impacto se refiere a nuestra tendencia a sobrestimar la intensidad y duración de nuestras reacciones emocionales ante circunstancias futuras. Esto ocurre cuando predecimos incorrectamente la gravedad del impacto emocional de un acontecimiento, imaginando un impacto más fuerte y duradero del que realmente experimentamos.

Dónde se produce este sesgo

Imagina que estás planeando unas vacaciones de ensueño en alguna playa de arena. Cree que este viaje le proporcionará una inmensa felicidad y satisfacción a largo plazo. Sin embargo, cuando finalmente te vas de viaje, te das cuenta de que tu felicidad no es tan intensa ni duradera como habías imaginado. En realidad, la aventura de sus sueños viene acompañada de los inevitables inconvenientes del viaje. Desde las aglomeraciones y el tiempo inesperado hasta el jet lag y las quemaduras solares, se enfrenta a varios contratiempos menores en sus vacaciones. Aunque lo pasa bien, se siente decepcionado por no haber experimentado la felicidad inconmensurable y la feliz relajación que esperaba.

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Efectos individuales

El sesgo de impacto afecta a la forma en que tomamos decisiones sobre nuestra salud, finanzas, relaciones personales y vida profesional. Cuando tomamos decisiones, sopesamos nuestras reacciones emocionales futuras, un proceso conocido como previsión afectiva.1 Desde elegir dónde ir a cenar hasta contemplar un cambio profesional importante, seleccionamos la opción que creemos que nos aportará más felicidad. Esto puede llevarnos a tomar decisiones impulsivas sin tener en cuenta las posibles consecuencias o inconvenientes de nuestras elecciones.

Al mismo tiempo, suponemos que los acontecimientos negativos nos afectarán más de lo que realmente lo hacen. Esto se debe a que pasamos por alto lo rápido que podemos adaptarnos a situaciones incómodas. Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a un acontecimiento futuro que parece estresante, como ir a una entrevista de trabajo, prevemos que nos sentiremos más ansiosos de lo que acabamos sintiéndonos. En situaciones como ésta, subestimar nuestra capacidad de adaptación puede hacer que evitemos comportamientos, hábitos o acciones que nos beneficiarían a largo plazo.

Todo se reduce al mismo resultado: tomamos malas decisiones cuando pensamos que nuestras elecciones tendrán un impacto significativo en nuestras emociones. Tal vez esto signifique que te quedas demasiado tiempo en una mala relación porque crees que serás infeliz durante los meses siguientes a la ruptura. O quizá compres un coche nuevo con la esperanza de una felicidad duradera, sólo para sentirte decepcionado y arrepentido cuando se te pasa la emoción inicial.

"La verdad es que las cosas malas no nos afectan tan profundamente como esperamos. Lo mismo ocurre con las cosas buenas. Nos adaptamos muy rápidamente a cualquiera de ellas".


- Daniel Gilbert, psicólogo de Harvard y experto en previsión afectiva

Efectos sistémicos

El sesgo de impacto puede tener un efecto sorprendente en la satisfacción de la gente con las políticas y las infraestructuras públicas. En un estudio, los investigadores analizaron la opinión de la gente sobre el transporte público de su ciudad.2 Descubrieron que los usuarios de automóviles estaban más satisfechos con el transporte público tras un periodo de prueba de lo que pensaban inicialmente. Este estudio tiene algunas implicaciones importantes para los funcionarios públicos. Animar a los ciudadanos a cambiar de estilo de vida, como coger el transporte público en vez de ir en coche al trabajo, puede ser difícil cuando la gente supone que el cambio les va a afectar más negativamente de lo que lo hace.

Las organizaciones también pueden tener problemas con el sesgo de impacto, sobre todo a la hora de gestionar la satisfacción de los empleados. Por ejemplo, cuando un empleado anticipa un ascenso, puede esperar una mejora de su vida laboral mayor de la que experimenta, lo que provoca insatisfacción cuando la realidad se queda corta. Por otra parte, los empleados pueden sobrestimar el impacto negativo de los cambios organizativos, lo que les lleva a resistirse a cambios que podrían mejorar su satisfacción a largo plazo.

A nivel social, los candidatos y los estrategas de campaña deben ser conscientes del potencial del sesgo de impacto para afectar a la opinión pública. Un estudio de 1998 reveló que las personas que apoyaban al candidato perdedor en unas elecciones sobrestimaban el grado de descontento que sentirían un mes después de las elecciones.3 Si los votantes que apoyaban al candidato perdedor sobrestiman el impacto negativo de los resultados electorales, podrían desvincularse del proceso político.

Cómo afecta al producto

El sesgo de impacto también puede influir en el diseño y desarrollo de productos. Del mismo modo que calculamos mal cómo reaccionaremos ante acontecimientos futuros, los diseñadores de productos pueden juzgar mal cómo reaccionará la gente ante sus productos. Como resultado, los diseñadores suelen dar prioridad a las características más interesantes de un producto y pasan por alto las que los usuarios realmente desean.

Pensemos en un equipo de desarrolladores que trabaja en una nueva plataforma de aprendizaje electrónico. Si el equipo de diseño sobrestima el entusiasmo de los usuarios por funciones divertidas como los cuestionarios gamificados y el seguimiento del progreso en tiempo real, podrían pasar por alto problemas de usabilidad a largo plazo. Por ejemplo, las plataformas de aprendizaje requieren actualizaciones periódicas de los contenidos para mantener el interés de los usuarios. Si los desarrolladores descuidan este aspecto, su plataforma podría enfrentarse a problemas a la hora de escalar para dar cabida a nuevos cursos en el futuro.

Como consecuencia del sesgo de impacto, los consumidores también sobrestiman su satisfacción a largo plazo con las nuevas compras. Al esperar que un nuevo producto tenga un impacto significativo en su felicidad, las personas se decepcionan cuando descubren las deficiencias de un producto. Esto puede dar lugar a devoluciones, disputas e incluso cargos en la tarjeta de crédito. Si alguna vez has comprado una pulsera de fitness pensando que te motivaría a hacer ejercicio, ¡ya sabes de lo que estamos hablando! Todas esas estadísticas sobre tu salud pueden ser interesantes, pero no te ayudarán a ponerte en marcha. Por eso muchas personas abandonan sus dispositivos de seguimiento de la actividad física a los pocos meses.

Sesgo de impacto e IA

El sesgo de impacto puede influir incluso en cómo percibimos la IA. Si esperamos que la IA funcione a la perfección, corremos el riesgo de sobrestimar las capacidades de los sistemas de IA actuales. Por ejemplo, muchas empresas han adoptado herramientas de IA para reclutar y evaluar candidatos a un puesto de trabajo. Algunas incluso utilizan la IA para automatizar las entrevistas. Con demasiada frecuencia, los líderes empresariales están ansiosos por reemplazar los puestos de trabajo de RRHH con estas herramientas de reclutamiento de IA para aumentar la eficiencia y reducir los sesgos. Pero gracias a los datos sesgados, la IA también puede volverse sesgada. Cuando asumimos que estas herramientas de contratación son perfectamente objetivas, pasamos por alto la posibilidad de que el sesgo de la IA pueda dar lugar a prácticas de contratación discriminatorias.

Por qué ocurre

Como hemos mencionado antes, el sesgo de impacto se produce como resultado de la previsión afectiva. Esto se refiere a cómo predecimos nuestras emociones futuras, un proceso que es propenso al error. En un artículo de 2005, Timothy Wilson y Daniel Gilbert explican dos de las principales explicaciones del sesgo: el focalismo y la creación de sentido.1

La focalización explica cómo nos centramos en un único acontecimiento futuro y pasamos por alto todas las demás cosas que ocurrirán en nuestras vidas en ese mismo momento, cosas que también influirán en nuestra felicidad y probablemente moderarán nuestros sentimientos. Piensa que comprar una casa supone asumir nuevos costes y responsabilidades. Estos inconvenientes compensan rápidamente la emoción inicial de convertirse en propietario.

Tampoco reconocemos la rapidez con la que podemos recuperarnos emocionalmente de los acontecimientos negativos. Esto se conoce como negligencia inmunológica.3 Cuando nos encontramos con un acontecimiento nuevo, nuestro cerebro se mueve a través de un proceso de creación de sentido, aplicando significado a lo que estamos experimentando. Al principio podemos tener una reacción emocional intensa, pero enseguida racionalizamos lo que está ocurriendo. Una vez que entendemos el suceso, empezamos a sentirnos mejor casi de inmediato. Olvidamos tener en cuenta estas capacidades de afrontamiento cuando hacemos predicciones sobre nuestras emociones futuras.

En otro estudio de 2003, Timothy Wilson, Jay Meyers y Daniel Gilbert descubrieron que las personas también experimentan un sesgo de impacto retrospectivo. Sobrestimamos el impacto emocional de los acontecimientos pasados en nuestra felicidad.4 Desgraciadamente, esto explica por qué no aprendemos de nuestras experiencias anteriores y, en consecuencia, no corregimos nuestras predicciones futuras.

El sesgo de impacto puede ser adaptativo

Otros investigadores han sugerido que el sesgo de impacto tiene un significado adaptativo, que nos impulsa hacia nuestros objetivos.5 Aunque el sesgo de impacto a veces nos impide tomar las mejores decisiones, también puede ayudarnos a evitar riesgos y a perseguir comportamientos gratificantes. Anticipar emociones fuertes como resultado de ciertas decisiones puede motivarnos a actuar de un modo que beneficie nuestro bienestar. Se necesitan estudios más detallados para comprender mejor estos mecanismos.

Por qué es importante

El sesgo de impacto desempeña un papel importante en nuestro proceso de toma de decisiones, ya que nos impulsa hacia las elecciones que nos harán más felices. Sin embargo, como ya se ha mencionado, centrarnos en cómo nos sentiremos en el futuro puede hacer que pasemos por alto los riesgos o beneficios de una elección determinada. Como resultado, podemos elegir la opción con más inconvenientes sólo porque pensamos que nos hará más felices que la alternativa. Si reconoces que tus predicciones emocionales pueden ser inexactas, te resultará más fácil tomar decisiones que te beneficiarán a largo plazo, como terminar una mala relación o dejar un trabajo que te proporciona comodidad pero carece de satisfacción.

Al mismo tiempo, comprender el sesgo de impacto puede ayudarle a prepararse para la decepción cuando la realidad no esté a la altura de sus expectativas. Este conocimiento puede incluso salvarte del remordimiento del comprador: recuerda que la emoción de ese coche nuevo se desvanecerá más rápido que la señal de tu GPS en un túnel.

En un contexto organizativo, reconocer el sesgo de impacto es esencial para los líderes que quieren mejorar la satisfacción de los empleados. Los líderes que entienden cómo el sesgo puede influir en las reacciones emocionales de los empleados pueden planificar transiciones más fluidas a la hora de conceder ascensos o promulgar nuevas políticas de oficina. Se trata de mantener las expectativas bajo control.

Cómo evitarlo

Las investigaciones sugieren que reducir el focalismo (nuestra tendencia a centrarnos en un acontecimiento concreto) puede ayudarnos a evitar el sesgo del impacto. En otras palabras, pensar en otros acontecimientos o actividades futuros, en lugar de fijarnos en uno solo, nos ayuda a reconocer su influencia colectiva en nuestras emociones futuras. Los estudios demuestran que las personas moderan sus previsiones emocionales cuando piensan de forma más amplia en sus próximas experiencias.6 El objetivo: ¡amplíe su enfoque!

Ver el futuro desde una perspectiva más amplia no es la única forma de hacer predicciones emocionales más precisas. Cuando pienses en el resultado de un acontecimiento o una decisión futuros, ten en cuenta tu capacidad para afrontarlos si las cosas no salen como habías planeado. Recuerda que tu cerebro intentará dar sentido a los acontecimientos negativos para reducir su impacto emocional. Esto ocurre automáticamente, así que tendrás que confiar en tu cerebro.

Sorprendentemente, reflexionar sobre cómo te sentiste durante acontecimientos pasados similares puede no ser útil. En realidad, estas reflexiones pueden alimentar el sesgo, ya que tendemos a exagerar el impacto emocional de experiencias anteriores. En cambio, las investigaciones sugieren que pensar en la peor experiencia puede ayudarnos a hacer predicciones más moderadas sobre nuestros estados emocionales futuros.7

Cómo empezó todo

Los psicólogos Daniel Gilbert, Timothy Wilson y varios colegas introdujeron el concepto de sesgo de impacto en un artículo de 1998 sobre el sesgo de durabilidad y la previsión afectiva.3 En una serie de seis estudios, los investigadores demostraron la tendencia de las personas a sobrestimar el impacto de los acontecimientos negativos. Examinaron el sesgo en varios escenarios, como la ruptura de una relación, una derrota electoral y el rechazo de un posible empleador.

Al estudiar cómo la gente pensaba que reaccionaría ante estos acontecimientos negativos, los investigadores trataron de descubrir la exactitud de nuestras respuestas emocionales previstas. Como ya se ha dicho, esto es importante porque la gente suele tomar decisiones basándose en qué opción le reportará mayores recompensas emocionales. Además, a la hora de tomar decisiones, las personas también sopesan cuánto tiempo se espera que duren esos sentimientos.

El estudio reveló que las personas desconocen los mecanismos cognitivos que moderan nuestras emociones negativas (negligencia inmunológica). Como resultado, las personas predijeron reacciones emocionales duraderas ante acontecimientos negativos.

Ejemplo 1 - Cómo el sesgo de impacto fomenta expectativas emocionales exageradas en los examinandos

La predicción afectiva y el sesgo de impacto se han estudiado en varios contextos. En un estudio realizado en 2007 por Ayton, Peter y sus colegas, los investigadores analizaron por qué las personas hacen predicciones exageradas sobre sus emociones futuras.8 En el estudio, hicieron que los candidatos al examen de conducir predijeran cómo se sentirían si suspendían el examen. Los participantes que suspendieron el examen sobreestimaron la duración de su decepción, pronosticando que se sentirían decepcionados durante más tiempo del que realmente se sintieron.

Sorprendentemente, tener más experiencia en esta situación no hizo que las personas predijeran mejor sus emociones. Los examinandos que habían suspendido anteriormente el examen de conducir no fueron más precisos a la hora de predecir la duración de su decepción en comparación con los que suspendían por primera vez. Está claro que aprender de nuestras experiencias emocionales previas es difícil.

Los investigadores también observaron que, después de la prueba, las personas pensaban que tenían menos probabilidades de superarla que antes. Este es un buen ejemplo de cómo utilizamos el sentido común para hacer frente a las emociones negativas. Para dar sentido a su fracaso, los examinados determinaron que el examen era más difícil de lo que pensaban inicialmente.

Ejemplo 2 - Cómo el sesgo de impacto hace que los aficionados al deporte sobrevaloren su alegría tras la victoria

En otro estudio realizado por Wilson y sus colegas, los investigadores pidieron a los aficionados al fútbol universitario que predijeran lo contentos que se sentirían después de un partido de fútbol si su equipo ganaba.6 Antes de hacer estas predicciones, algunos participantes recibieron un cuestionario en el que valoraban cuánto tiempo dedicarían a diferentes actividades en los días posteriores al partido.

Los aficionados al fútbol que rellenaron el cuestionario de actividad predijeron que su felicidad volvería a los niveles normales más rápidamente en comparación con los que no rellenaron el cuestionario. Estos resultados apoyan la idea del focalismo. Los aficionados al fútbol a los que no se pidió que pensaran en sus actividades futuras probablemente se centraron demasiado en el impacto del partido de fútbol. En cambio, los que pensaron en qué otras cosas harían reconocieron los efectos moderadores de esas otras actividades e hicieron predicciones menos extremas sobre su felicidad.

Resumen

Qué es

El sesgo de impacto es nuestra inclinación a sobrestimar la intensidad y duración de nuestras respuestas emocionales ante acontecimientos futuros. Nuestra experiencia emocional real tiende a ser más moderada de lo que esperamos.

Por qué ocurre

El sesgo de impacto se produce cuando predecimos nuestras emociones futuras, un proceso conocido como previsión afectiva. El focalismo, nuestra tendencia a fijarnos en un único acontecimiento futuro, nos ciega ante otros factores que moderarán nuestras emociones. También pasamos por alto nuestra propia resiliencia, subestimando nuestra capacidad para recuperarnos de acontecimientos negativos y la velocidad a la que nos adaptamos a nuevas experiencias.

Algunos investigadores sostienen que el sesgo del impacto es adaptativo y nos empuja hacia nuestros objetivos. Esperar una respuesta emocional intensa y duradera puede motivarnos a perseguir comportamientos positivos y evitar riesgos.

Ejemplo 1 - Cómo el sesgo de impacto fomenta expectativas emocionales exageradas en los examinandos

Un estudio sobre candidatos al examen de conducir reveló que las personas tienden a sobrestimar la duración de su decepción tras suspender el examen. Incluso los candidatos experimentados no lograron predecir con exactitud su nivel de decepción, lo que pone de relieve la dificultad de aprender de nuestras experiencias pasadas.

Ejemplo 2 - Cómo el sesgo de impacto hace que los aficionados al deporte sobrevaloren su alegría tras la victoria

En otro estudio, los aficionados al fútbol universitario predijeron niveles más intensos de felicidad tras la victoria del equipo de su colegio cuando no se les pidió que pensaran en sus actividades futuras. Los que pensaron en lo que harían en los días siguientes al partido hicieron predicciones más moderadas sobre su felicidad. Esto pone de relieve el papel de la focalización a la hora de amplificar nuestras expectativas emocionales.

Cómo evitarlo

Para evitar el sesgo del impacto, empieza por reconocer tus propias limitaciones a la hora de predecir tus emociones futuras. No reflexiones sobre cómo te sentiste durante experiencias similares en el pasado: es probable que también sobrestimes el impacto de estos acontecimientos anteriores. Sorprendentemente, reflexionar sobre tu peor experiencia puede ayudarte a hacer predicciones más realistas.

Al mismo tiempo, evita fijarte en el acontecimiento futuro. Amplíe su enfoque. Piensa en otros acontecimientos futuros que ocurrirán más o menos al mismo tiempo y en cómo contribuirán a tus emociones. Si estás anticipando un acontecimiento negativo, aprovecha para darle sentido. Recuerda que tu cerebro intentará dar sentido a las nuevas experiencias para ayudarte a afrontarlas.

Artículos relacionados con TDL

Previsión afectiva

La previsión afectiva, también conocida como previsión hedónica, se refiere a cómo hacemos predicciones sobre nuestros futuros estados emocionales. La gente tiende a cometer errores en la previsión afectiva, incurriendo en focalismo (pensar en los acontecimientos de forma aislada) y negligencia inmunológica (pasar por alto nuestra capacidad de afrontamiento). Estos errores conducen a predicciones inexactas sobre el impacto emocional de futuros acontecimientos.

La heurística del afecto

La heurística del afecto pone de relieve cómo las emociones condicionan nuestras decisiones. Tendemos a dar prioridad a nuestros sentimientos sobre la información concreta a la hora de tomar decisiones, lo que a veces conduce a elecciones subóptimas. Nuestro estado emocional actual puede distorsionar nuestras predicciones sobre las consecuencias emocionales de decisiones futuras, lo que contribuye al sesgo del impacto.

Referencias

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  3. Gilbert, Daniel T.; Pinel, Elizabeth C.; Wilson, Timothy D.; Blumberg, Stephen J.; Wheatley, Thalia P. (1998). Immune neglect: A source of durability bias in affective forecasting. Journal of Personality and Social Psychology, 75(3): 617-638. https://doi.org/10.1037/0022-3514.75.3.617
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  6. Wilson, T. D., Wheatley, T., Meyers, J. M., Gilbert, D. T., & Axsom, D. (2000). Focalism: A source of durability bias in affective forecasting. Journal of Personality and Social Psychology, 78(5), 821–836. https://doi.org/10.1037/0022-3514.78.5.821
  7. Morewedge, C. K., Gilbert, D. T., & Wilson, T. D. (2005). The Least Likely of Times: How Remembering the Past Biases Forecasts of the Future. Psychological Science, 16(8), 626-630. https://doi.org/10.1111/j.1467-9280.2005.01585.x
  8. Ayton, Peter, Pott, Alice, & Elwakili, Najat (2007) Affective forecasting: Why can't people predict their emotions? Thinking & Reasoning, 13:1, 62-80, https://doi.org/10.1080/13546780600872726
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