¿Por qué pensamos que es más o menos probable que ocurra un suceso aleatorio si ocurrió varias veces en el pasado?

Falacia del jugador

explicó.
Bias

¿Qué es la falacia del jugador?

La falacia del jugador describe nuestra creencia de que la probabilidad de que se produzca un acontecimiento aleatorio en el futuro está influida por casos anteriores de ese tipo de acontecimiento.

Gambler's fallacy illustration

Dónde se produce este sesgo

Considere la siguiente hipótesis: A Jane le encanta jugar al Blackjack y se le da bastante bien. Pero en los últimos días ha tenido una racha perdedora. Jane ha tenido unas cuantas rachas perdedoras en sus muchos años de juego, y se ha dado cuenta de que hay un patrón: suelen terminar a la quinta visita al casino, cuando gana a lo grande.

Hoy es el quinto día de su racha perdedora. Entra en el casino con una sonrisa, sabiendo que hoy es su día.

Muchas horas y muchas partidas de Blackjack después, Jane está derrotada. Ha perdido una enorme cantidad de dinero. "¿Cómo ha podido ser?", se pregunta Jane. Siempre gana al quinto día.

La creencia de Jane de que ese día tendría éxito en el casino, y la consternación que siguió a su imprevisto fracaso, fueron resultado de la falacia del jugador. El patrón que Jane vio en su historial de juego la llevó a creer que había una alta probabilidad de que ganara jugando al Blackjack. El problema es que ambas cosas no están relacionadas causalmente. La duración de sus anteriores rachas perdedoras no tiene nada que ver con la probabilidad de que termine esta racha perdedora.

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Efectos individuales

La falacia del jugador puede conducir a una toma de decisiones subóptima. Para tomar una decisión informada sobre un acontecimiento futuro, hay que tener en cuenta la relación causal que guarda con los acontecimientos pasados. En otras palabras, relacionamos sucesos que han ocurrido en el pasado con sucesos que ocurrirán en el futuro. Se consideran causas o indicios de cómo se desarrollará el futuro.

Se trata de una buena práctica cuando los dos acontecimientos están relacionados causalmente. Por ejemplo, cuando vemos nubes de tormenta en el cielo, es razonable suponer que va a llover y, por tanto, decidimos llevar un paraguas. La experiencia nos dice que las nubes de tormenta son un buen indicador de lluvia porque están causalmente relacionadas.

Pero esto puede ser problemático cuando dos acontecimientos no están relacionados causalmente pero creemos que sí lo están. Esto se debe a que basamos nuestras decisiones sobre un acontecimiento futuro en información falsa. El resultado es una perspectiva probabilística errónea y una ignorancia de las verdaderas causas del acontecimiento. Pensemos en un inversor que toma su historial de éxitos como indicador de la probabilidad de que su futura inversión sea un éxito. Ambas cosas no están necesariamente relacionadas causalmente. Por pensar erróneamente que el futuro imitará al pasado, puede sobrestimar la probabilidad de éxito y no examinar a fondo sus activos en busca de verdaderos indicadores de su valor futuro.

Efectos sistémicos

Considerar la falacia del jugador en su conjunto puede tener implicaciones indeseables para instituciones y profesiones que dependen de proyecciones precisas y análisis causales. Cuando una institución no reconoce la independencia estadística de los sucesos aleatorios, pueden identificarse como causas sucesos o poblaciones no relacionados en busca de una explicación. Consideremos el escenario en el que un gobierno culpa de una inexplicable caída del mercado a un nuevo programa de inmigración y, por tanto, decide cerrar sus fronteras. O un físico que no puede reconocer el movimiento aleatorio de las partículas y, por tanto, conjura un patrón a partir de varios movimientos pasados para crear una ley científica que se refuta rápidamente.

Por qué ocurre

La falacia del jugador se deriva de nuestra tendencia a suponer que si un suceso aleatorio ha ocurrido muchas veces en el pasado, ocurrirá con más o menos frecuencia en el futuro. Lo hacemos por varias razones. Una de ellas es que no nos gusta el azar. Así que intentamos racionalizar los sucesos aleatorios para crear una explicación y hacer que parezcan predecibles.

Intentamos dar sentido a sucesos aleatorios

Un acontecimiento aleatorio es producto del azar. Por eso es imprevisible. Algunas personas lo encuentran estimulante, pero a la mayoría nos inquieta. Nos gusta la previsibilidad, el orden y la capacidad de explicación en la mayoría de los aspectos de nuestra vida.1 Por eso, cuando se produce o está a punto de producirse un acontecimiento aleatorio, intentamos racionalizarlo buscando patrones o indicios en la historia de acontecimientos similares, aunque no estén realmente relacionados. Es una forma natural de que nuestra mente dé sentido a un mundo caótico.

Creemos que unos pocos representan a muchos

En lo que se conoce como la "ley de los números pequeños", a menudo tomamos pequeñas muestras de información para representar, o hablar por, la población más amplia de la que se extraen. Los prestigiosos psicólogos Amos Tversky y Daniel Kahneman describen este fenómeno como "insensibilidad al tamaño de la muestra "2.

Tverski y Kahneman creen que nuestra insensibilidad al tamaño de la muestra puede atribuirse en gran medida al "heurístico de la representatividad". Los heurísticos son atajos mentales que nuestro cerebro utiliza para ayudarnos a tomar decisiones con rapidez. Según esta heurística, a menudo determinamos la probabilidad de que algo ocurra evaluando su similitud con experiencias pasadas.3

A menudo elegimos experiencias pasadas a las que queremos que se parezcan los acontecimientos futuros, o que pensamos que deberían ser representativas de un resultado ideal. Un jugador puede tomar unas cuantas vueltas con éxito en la máquina tragaperras para representar una racha ganadora más larga que continuará (como a veces ha sucedido en el pasado) o, por el contrario, suponer que habrá una pérdida que igualará sus ganancias y, por tanto, representará cómo debería ser una noche en el casino.4

Tverski y Kahneman señalan que también lo hacemos debido a nuestras ideas erróneas sobre el azar, que consideramos un proceso justo y no aleatorio.

Confiamos demasiado en el azar

Muchos pensamos que el azar es un "proceso autocorrectivo". Es decir, pensamos que el azar aspira a un equilibrio justo y equilibrado. Las desviaciones de este equilibrio se restablecen con un resultado opuesto a medida que se desarrolla el proceso de azar5 . Tal vez piense que una vuelta en la máquina está llena de ganancias y pérdidas, así que cuando tiene una racha de ganancias, empieza a esperar una pérdida. O un estudiante que piensa que ha marcado demasiadas opciones "A" seguidas en su examen de opción múltiple, por lo que selecciona una "C" para romper el patrón sospechoso.

Por qué es importante

La falacia del jugador no sólo nos afecta a los que vamos a los casinos, eso ya debería estar claro. Puede afectar a cualquiera de nosotros cuando evaluamos la probabilidad de un acontecimiento futuro fijándonos en acontecimientos pasados similares. Lo hacemos constantemente, tanto en nuestra vida personal como profesional. Es fácil cometer el error de hacerlo con sucesos que son causalmente independientes, lo que puede estropear nuestras predicciones en torno a la probabilidad y las decisiones que se derivan de ellas. No queremos identificar erróneamente características de relaciones pasadas como indicadores de que nuestras relaciones actuales seguirán necesariamente ese camino. Tampoco queremos considerar una serie de rechazos laborales como una señal de que no encontraremos trabajo en el futuro.

Cómo evitarlo

Para contrarrestar el efecto de este sesgo cognitivo, tenemos que reconocer la independencia causal de los acontecimientos en cuestión. Esto no siempre es fácil, sobre todo cuando tenemos un interés personal en su relación. Pensar en el proceso real por el que se produce un acontecimiento puede ayudarnos a darnos cuenta de que ciertos acontecimientos pasados que se le parecen no desempeñan realmente un papel en su desarrollo.6 También puede ser útil pensar por qué creemos que un acontecimiento pasado tiene alguna relación con uno futuro, y evaluar la razón de una manera que no dé demasiado crédito a la casualidad o la superstición.

Cómo empezó todo

El polímata francés Marqués de Laplace publicó por primera vez en 1820 un relato sobre la falacia del jugador. En Ensayo filosófico sobre las probabilidades, Laplace observó que los hombres que deseaban tener hijos varones pensaban que cada nacimiento de un niño aumentaría la probabilidad de que el siguiente fuera una niña.7

Las creencias que se asemejan a la falacia del jugador se observaron por primera vez en experimentos en la década de 1960, cuando los investigadores estudiaban cómo la mente toma decisiones utilizando probabilidades. En estos experimentos, se pedía a los sujetos que adivinaran cuál de dos luces de colores se encendería a continuación. Tras ver una sucesión de luces de uno de los colores, los investigadores observaron que era mucho más probable que los sujetos adivinaran el otro.8

Ejemplo 1 - Probabilidades largas

El ejemplo más famoso de falacia del jugador tuvo lugar en las mesas de ruleta de un casino de Montecarlo en 1913. Durante las 10 últimas vueltas de la ruleta, la bola había caído en negro.

Como los jugadores pensaban que hacía tiempo que había salido un rojo, empezaron a apostar contra el negro. Pero la bola seguía cayendo en negro. Como la tendencia continuaba, los jugadores estaban cada vez más convencidos de que el siguiente turno caería en rojo. Las multitudes y las apuestas aumentaron, al igual que las pérdidas.

Sólo después de 26 negras consecutivas, la bola cayó finalmente en rojo y la racha llegó a su fin. Para entonces, las pérdidas eran asombrosas. El casino había ganado una fortuna. Esto se conoció como la "falacia de Montecarlo", que es sinónimo de falacia del jugador.9

Ejemplo 2 - Análisis financiero

Se ha demostrado que la falacia del jugador afecta al análisis financiero. Según los economistas Hersh Shefrin y Meir Statman, los inversores tienden a conservar las acciones que se han depreciado y a vender las que se han revalorizado. Lo denominan "disposición general a vender los ganadores demasiado pronto y mantener los perdedores demasiado tiempo".10

Los inversores pueden considerar la subida continua del valor de una acción como un indicio de que pronto se desplomará, por lo que deciden venderla. Del mismo modo, si una acción ha perdido valor, esto puede interpretarse como un indicio de que va a revalorizarse, por lo que deciden conservar esas acciones. La falacia del jugador puede estar actuando aquí, ya que los inversores están tomando decisiones basadas en la probabilidad de un acontecimiento bastante aleatorio (el precio de la acción) basado en la historia de acontecimientos pasados similares (la tendencia en sus puntos de precio anteriores). Ambas cosas no están necesariamente relacionadas. Una acción que se ha revalorizado puede seguir hacndolo, pero también puede desplomarse. Su trayectoria pasada no determina por sí misma su trayectoria futura11.

Resumen

Qué es

La falacia del jugador se refiere a nuestra creencia de que la probabilidad de que se produzca un acontecimiento aleatorio en el futuro está influida por la historia pasada de ese tipo de acontecimientos.

Por qué ocurre

En primer lugar, no nos gusta el azar. Por eso intentamos racionalizarla buscando patrones o indicios en la historia de sucesos similares, aunque no estén realmente relacionados. En segundo lugar, a menudo tomamos pequeñas muestras de información para representar o hablar en nombre de la población de la que proceden. Esta "insensibilidad al tamaño de la muestra" puede atribuirse en gran medida a la "heurística de la representatividad", mediante la cual determinamos la probabilidad de que algo ocurra evaluando su similitud con experiencias pasadas. A menudo elegimos experiencias pasadas a las que queremos que se parezcan los acontecimientos futuros, o que creemos que deberían ser representativas de un resultado ideal. Por último, muchos pensamos que el azar es un "proceso autocorrectivo". Pensamos que el azar busca un equilibrio justo y equilibrado. Las desviaciones de este equilibrio se restablecen mediante un resultado opuesto a medida que se desarrolla el proceso de azar.4

Ejemplo 1 - Probabilidades largas

Una noche de 1913, en las mesas de ruleta de un casino de Montecarlo, la ruleta daba repetidamente en negro. Como los jugadores pensaban que hacía tiempo que debía salir un rojo, empezaron a apostar contra el negro. Pero la bola seguía saliendo negra. Como la tendencia continuaba, los jugadores estaban cada vez más convencidos de que el siguiente giro sería rojo y aumentaron sus apuestas. Sólo después de 26 negras consecutivas, la bola cayó finalmente en rojo y la racha llegó a su fin. Esto se conoció como la "falacia de Montecarlo", que es sinónimo de falacia del jugador.

Ejemplo 2 - Análisis financiero

Se ha demostrado que la falacia del jugador afecta al análisis financiero. Los inversores tienden a conservar las acciones que se han depreciado y a vender las que se han revalorizado. Por ejemplo, pueden considerar que la subida continua del valor de una acción indica que pronto se desplomará, por lo que deciden venderla. En este caso puede estar actuando la falacia del jugador, ya que los inversores están tomando decisiones basadas en la probabilidad de un acontecimiento bastante aleatorio (el precio de la acción) a partir de la historia de acontecimientos pasados similares (la tendencia de sus precios anteriores). Ambas cosas no están necesariamente relacionadas. La trayectoria pasada del precio no determina por sí misma su trayectoria futura.

Cómo evitarlo

Para contrarrestar el efecto de este sesgo cognitivo, debemos reconocer la independencia causal de los acontecimientos en cuestión. Pensar en el proceso real por el que se produce un acontecimiento puede ayudarnos a darnos cuenta de que ciertos sucesos pasados que se le parecen no desempeñan realmente un papel en su desarrollo. También puede ser útil pensar por qué creemos que un acontecimiento pasado tiene alguna relación con uno futuro, y evaluar la razón de una manera que no dé demasiado crédito al azar o la superstición.

Referencias

  1. Stevenson and Mihnea C. Moldoveanu, H. (2014, August 01). The Power of Predictability. Retrieved July 08, 2020, from https://hbr.org/1995/07/the-power-of-predictability
  2. Tversky, A., & Kahneman, D. (1974). Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases. Science, 185(4157), 1124-1131. doi:10.1126/science.185.4157.1124
  3. Effectiviology. (n.d.). Retrieved July 05, 2020, from https://effectiviology.com/gamblers-fallacy/
  4. Effectiviology. (n.d.). Retrieved July 05, 2020, from https://effectiviology.com/gamblers-fallacy/
  5. Tversky, A., & Kahneman, D. (1974). Judgment under Uncertainty: Heuristics and Biases. Science, 185(4157), 1124-1131. doi:10.1126/science.185.4157.1124
  6. Effectiviology. (n.d.). Retrieved July 05, 2020, from https://effectiviology.com/gamblers-fallacy/
  7. Barron, G., & Leider, S. (2010). The role of experience in the Gambler's Fallacy. Journal of Behavioral Decision Making, 23(1), 117-129. doi:10.1002/bdm.676
  8. Croson, R., & Sundali, J. (2005). The Gambler’s Fallacy and the Hot Hand: Empirical Data from Casinos. Journal of Risk and Uncertainty, 30(3), 195-209. doi:10.1007/s11166-005-1153-2
  9. Owen, A. M. (2011). The Monte Carlo fallacy. Medical Journal of Australia, 195(7), 421-421. doi:10.5694/mja11.10937
  10. Constantinides, G. M. (1985). The Disposition to Sell Winners Too Early and Ride Losers Too Long: Theory and Evidence: Discussion. The Journal of Finance, 40(3), 791. doi:10.2307/2327803
  11. Croson, R., & Sundali, J. (2005). The Gambler’s Fallacy and the Hot Hand: Empirical Data from Casinos. Journal of Risk and Uncertainty, 30(3), 195-209. doi:10.1007/s11166-005-1153-2
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