¿Por qué nos centramos más en unas cosas que en otras?

Sesgo atencional

explicó.
Bias

¿Qué es el sesgo atencional?

El sesgo atencional describe nuestra tendencia a centrarnos en determinados elementos e ignorar otros. La investigación ha demostrado que muchos factores diferentes pueden sesgar nuestra atención, desde acontecimientos y estímulos externos (como una amenaza percibida para nuestra seguridad) hasta estados internos (como el hambre o la tristeza).

Dónde se produce este sesgo

Supongamos que quiere mejorar su dieta y decide reducir la cantidad de azúcar que consume. Para conseguirlo, decide comprar menos postres cuando vaya al supermercado. Sin embargo, una semana tiene una agenda muy apretada y acaba haciendo la compra al final de la jornada laboral, antes de cenar. Haces todo lo posible por no pensar en el pasillo de la comida basura, pero no puedes dejar de pensar en tus aperitivos favoritos. Al final, cedes y metes un par de cajas de galletas en el carrito, que luego te acabas comiendo.

En este ejemplo, el estado de hambre ha desviado tu atención hacia alimentos que pueden satisfacer rápidamente tus necesidades energéticas -como el azúcar, un hidrato de carbono simple- y te ha hecho mucho más difícil seguir tu plan.

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Efectos individuales

Nuestra atención es un recurso finito: hay límites a lo que podemos atender en un momento dado. Para tomar decisiones racionales, lo ideal sería considerar todas las opciones y examinarlas una por una. Sin embargo, cuando aparece el sesgo atencional, acabamos dirigiendo una parte mucho mayor de nuestra atención hacia una única opción o estímulo, y esto va en detrimento de los demás. También puede dificultar que nos olvidemos de pensamientos que nos distraen o que no nos ayudan, y hacer que nos fijemos (y pensemos demasiado) en ciertas cosas.

Efectos sistémicos

El sesgo atencional tiene implicaciones para muchas instituciones. Un ejemplo importante es el de las fuerzas del orden. Un estudio demostró que los agentes de policía que experimentaban altos niveles de ansiedad eran más propensos a disparar a los sospechosos durante un ejercicio de entrenamiento,1 lo que sugiere que la ansiedad predisponía a los agentes a centrarse únicamente en la información relacionada con la amenaza.

El sesgo atencional también es muy relevante para la elaboración de perfiles raciales y los prejuicios policiales. En nuestra cultura, los negros, sobre todo los hombres jóvenes, son representados frecuente y erróneamente como delincuentes peligrosos. Esta imagen es tan omnipresente que muchas personas, incluidos los agentes de policía, asocian implícitamente los rostros negros con la delincuencia.2, 3 Esto provoca un sesgo de atención hacia las personas negras y un análisis excesivo de los comportamientos normales como "sospechosos" cuando los lleva a cabo una persona negra.

Las personas que padecen un trastorno por consumo de sustancias también pueden verse afectadas negativamente por el sesgo atencional. La drogodependencia produce un sesgo atencional hacia la droga en cuestión, lo que hace que las personas adictas se fijen en estímulos relacionados con la sustancia en cuestión.5 Además, un estudio que siguió a heroinómanos mientras iniciaban un programa de tratamiento descubrió que el sesgo atencional predecía la recaída: cuantos más participantes mostraban un sesgo atencional relacionado con la heroína antes de iniciar el tratamiento, más probabilidades tenían de recaer a los 3 meses.6 Esto subraya la importancia, en la rehabilitación, de eliminar cualquier estímulo relacionado con las drogas del entorno cotidiano.

Por qué ocurre

En parte, el sesgo atencional no es más que una consecuencia de nuestras limitadas capacidades cognitivas como humanos. Por mucho que intentemos convencernos de lo contrario, en realidad sólo podemos concentrarnos en un pequeño número de cosas a la vez. Hay varias explicaciones evolutivas y cognitivas de por qué ciertas cosas desvían sistemáticamente nuestra atención.

La atención sesgada conlleva ventajas evolutivas

Aunque el sesgo atencional puede conducir a un razonamiento erróneo y a una toma de decisiones desequilibrada, en la prehistoria es probable que ciertos sesgos dieran lugar a comportamientos que facilitaban la supervivencia. Un ejemplo importante es nuestra tendencia a centrarnos en la comida. Las investigaciones sugieren que el sistema atencional humano está sintonizado para prestar más atención a los alimentos que a los productos no alimentarios.7 El hambre amplifica este efecto a través del sesgo atencional.4

Del mismo modo, aunque la investigación moderna ha relacionado el sesgo atencional a la información amenazante con los trastornos clínicos de ansiedad,8 en el pasado, estar alerta y receptivo a los peligros potenciales del entorno podría haber sido la diferencia entre la vida y la muerte. Los individuos que poseían estos rasgos probablemente tenían más probabilidades de sobrevivir y transmitir sus genes, dejando que estos sesgos proliferaran en toda nuestra especie.

Y lo que es más importante, los sesgos atencionales que demostraron ser una ventaja en el pasado pueden no serlo hoy. Nuestro entorno ha cambiado profundamente: para la mayoría de la gente, la comida es abundante y ya no tenemos que preocuparnos de proteger la aldea de los tigres dientes de sable. Pero nuestros cerebros conservan el cableado que benefició a nuestros antepasados, aunque ya no sea apropiado.

Atendemos a la información coherente con nuestros esquemas

Nuestro cerebro se basa en muchos atajos y reglas empíricas para acelerar el procesamiento y ayudarnos a navegar por el mundo. Los esquemas, o marcos que nos ayudan a organizar y clasificar la información, son un tipo de atajo. Tenemos esquemas para prácticamente todo lo que encontramos en nuestro día a día, desde las personas que conocemos hasta las situaciones que se nos presentan. Por ejemplo, el esquema de tu amiga Julie podría incluir información como "alta", "juega al hockey" y "odia la comida picante".

La mayoría de las veces, los esquemas son herramientas útiles que nuestro cerebro utiliza para ordenar la ingente cantidad de información que debe procesar cada día. Sin embargo, también pueden facilitar el sesgo atencional: es más probable que las personas presten atención a la información que coincide con sus esquemas existentes e ignoren la que no. Las personas con depresión, por ejemplo, tienden a tener esquemas negativos sobre sí mismas y el mundo11 , y a prestar más atención a la información negativa que a la positiva12 .

Por qué es importante

En nuestra vida personal y profesional, el sesgo atencional puede darnos una visión de túnel, haciendo demasiado hincapié en algunos factores y cegándonos ante otros. Cuando nos centramos demasiado en una o dos cosas, acabamos dándoles demasiadas vueltas y asignándoles más importancia de la debida en nuestra toma de decisiones. Por ejemplo, los directivos de una empresa pueden centrarse demasiado en una medida concreta de la productividad de sus empleados y acabar ignorando otros indicadores valiosos de su rendimiento. Otras veces, un sesgo hacia la información emocional puede hacer que tomemos decisiones sin contar con fuentes de datos más objetivas.

Cómo evitarlo

Es difícil evitar por completo el sesgo atencional. A menudo, la influencia de este tipo de sesgo en nuestro pensamiento es tan profunda y automática que no somos conscientes de ello.

Feedback y práctica

En algunos casos, parece que es posible reducir los efectos de los sesgos atencionales mediante el entrenamiento. Por ejemplo, se puede entrenar a los participantes deprimidos para que se centren más en los estímulos positivos.12 Sin embargo, en este contexto, los participantes en el estudio no estaban simplemente practicando por su cuenta, sino que recibían comentarios de los investigadores que reforzaban la atención a los estímulos positivos y desalentaban la atención a los negativos. Para aplicar esto en el mundo real, si hay un tipo específico de sesgo atencional que se quiere evitar, puede ayudar contar con un amigo o familiar que pueda señalar los momentos en los que se cae en el pensamiento sesgado y ofrecer recordatorios para alejarse.

Para las personas que sufren depresión o ansiedad, algunos tratamientos, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), consisten en examinar el sesgo atencional y aprender estrategias para combatirlo. Para ello se suelen utilizar hojas de trabajo en las que el paciente relata una situación perturbadora y explora el papel que el sesgo atencional puede haber desempeñado en su interpretación.

Planificar los errores de sesgo

Para algunos tipos de sesgo atencional, a menudo es posible planificar de forma que se minimice el riesgo de que surja ese sesgo. ¿Recuerda nuestro hipotético viaje al supermercado? Programar la compra de alimentos para algún momento en el que no se tenga hambre -después de cenar, por ejemplo- probablemente reducirá el sesgo atencional hacia los productos poco saludables, lo que facilitará evitarlos.

Pruebe algunos ejercicios de atención plena

En los últimos años, la meditación de atención plena se prescribe a menudo como herramienta para potenciar la atención y mejorar la productividad. Aunque se ha convertido en una palabra de moda, en realidad hay pruebas empíricas que respaldan la eficacia de la práctica de la atención plena, incluso como herramienta para reducir el sesgo atencional.

En un estudio, los investigadores compararon el sesgo atencional entre meditadores experimentados y no meditadores. Se mostraron a los participantes imágenes de rostros neutros y emocionales, y se siguieron sus movimientos oculares. Los resultados mostraron que los meditadores dedicaban mucho menos tiempo a mirar las caras enfadadas y temerosas. Es más, mientras que los no meditadores mostraban un sesgo atencional tanto para las caras enfadadas como para las felices, los meditadores sólo mostraban este efecto para las caras felices.

Este experimento sugiere que, con el tiempo, adquirir el hábito de la meditación de atención plena puede minimizar ciertos tipos de sesgo atencional. Una advertencia: los meditadores de este estudio habían estado practicando mindfulness, de media, durante más de doce años, lo que no es un compromiso que la mayoría de nosotros estemos dispuestos o seamos capaces de asumir. Por suerte, otras investigaciones han descubierto que incluso los programas de atención plena más breves pueden ayudar a reducir el sesgo atencional.17

Cómo empezó todo

Una de las pruebas más populares de sesgo atencional tiene su origen en un psicólogo estadounidense llamado John Ridley Stroop. En 1935, Stroop llevó a cabo un experimento hoy famoso, en el que presentaba a los participantes los nombres de colores escritos con tinta de varios colores. Cada palabra pertenecía a uno de tres grupos: neutro (escrito en tinta negra), congruente (el nombre del color coincidía con el color de la tinta) o incongruente (el nombre del color no coincidía con el color de la tinta). Se pidió a los participantes que simplemente leyeran el nombre del color escrito en voz alta, ignorando el color de la tinta. Se observó que las personas tardaban más en nombrar el color cuando el nombre y el color de la tinta eran incongruentes. Este paradigma se conoce ahora como la tarea Stroop.

Una versión modificada de la tarea Stroop, conocida como tarea Stroop emocional (ES), se generalizó en la década de 1980.14 En esta versión, en lugar de leer los nombres de los colores, se pedía a los participantes que dijeran en voz alta el color en el que estaba escrita cada palabra. Además, todas las palabras se agrupaban según su valor emocional: neutro (por ejemplo, "árbol"), positivo (por ejemplo, "vacaciones") o negativo (por ejemplo, "odio").15 Los tiempos de reacción más lentos se interpretaban como que se estaba produciendo un procesamiento más profundo de una palabra determinada, lo que sugería un posible sesgo atencional.

En este periodo se llevaron a cabo numerosas variaciones de la ES, en las que se sometió a prueba a pacientes de una amplia gama de grupos. Fueron estos estudios los que establecieron por primera vez ciertos sesgos atencionales que ahora son bien conocidos. Por ejemplo, Gotlib y McCann (1984) descubrieron que los participantes deprimidos eran más lentos a la hora de nombrar los colores de las palabras negativas; en Mathews y MacLeod (1985), los pacientes ansiosos eran más lentos con las palabras amenazadoras, sobre todo con las relacionadas con los miedos particulares del individuo; y Watts et al. (1986) demostraron que los aracnofóbicos se retrasaban al leer palabras relacionadas con arañas.14

Ejemplo 1 - Dificultades para dejar de fumar

Se sabe que las personas que fuman tabaco tienen un sesgo atencional hacia los cigarrillos y otras señales relacionadas con el tabaco. Una versión adaptada de la tarea Stroop proporciona pruebas empíricas de ello: los fumadores, en comparación con los no fumadores, son más lentos a la hora de nombrar por colores palabras relacionadas con el tabaco frente a palabras neutras.18

Para los fumadores que deciden dejar de fumar, esto puede suponer un gran obstáculo, ya que les lleva a fijarse en objetos o situaciones que asocian con el tabaco. El sesgo atencional lleva a los fumadores a dirigir una mayor parte de su energía mental a pensar y procesar señales relacionadas con el tabaquismo, lo que a su vez aumenta el deseo de consumir tabaco. Además, cualquier cosa que el individuo haya asociado con fumar cigarrillos en su propia vida podría desencadenar esta preocupación, incluidos estímulos y situaciones que no están estrictamente relacionados con el tabaco; por ejemplo, la taza de café que normalmente iría acompañada de un cigarrillo.

Ejemplo 2 - Diferencias en las convicciones políticas

Es evidente que nuestras ideologías políticas han conformado nuestro conocimiento del mundo. Sin embargo, la información a la que prestamos atención y recordamos está sujeta a sesgos. La investigación sugiere incluso que el sesgo atencional selectivo en conservadores y liberales podría contribuir a las diferencias en las creencias políticas.

En un estudio, los investigadores hicieron que estudiantes de distintas afiliaciones políticas completaran la tarea Stroop emocional, así como otras medidas de sesgo atencional. Los resultados mostraron que los liberales estaban más predispuestos a centrarse en palabras con contenido emocional positivo, mientras que los conservadores se centraban más en lo negativo.19 Esto puede indicar que nuestras diferencias de creencias pueden deberse a procesos atencionales muy básicos, que filtran automáticamente distintos tipos de información y nos orientan hacia diferentes conjuntos de datos.

Resumen

Qué es

El sesgo atencional describe cómo solemos dirigir nuestra atención más a unas cosas que a otras. Cuando tomamos decisiones, esto puede hacer que nos fijemos en un pequeño subconjunto de datos e ignoremos el resto.

Por qué ocurre

Nuestra atención es un recurso finito; centrarnos en una cosa va en detrimento de otras. Ante la enorme cantidad de información que recibimos cada segundo, nuestro cerebro trata constantemente de determinar qué es lo que más merece nuestra atención. Algunos estímulos que tienden a desviar nuestra atención, como el hambre y la ansiedad, tienen probablemente raíces evolutivas. Otras veces, nuestra atención puede estar sesgada por esquemas cognitivos que hemos adquirido a lo largo de la vida.

Ejemplo 1 - Por qué el sesgo atencional dificulta dejar de fumar

Cuando se intenta dejar de fumar, los recuerdos de los cigarrillos y el tabaco pueden contribuir al deseo de fumar y, finalmente, a la recaída. Esto se debe en gran medida a que los ex fumadores tienen un sesgo atencional hacia las señales relacionadas con el tabaco, lo que hace que procesen estas señales más profundamente de lo que lo haría un no fumador.

Ejemplo 2 - Cómo contribuye el sesgo atencional a las diferencias en las creencias políticas

El sesgo atencional puede contribuir a las distintas creencias políticas al hacer que las personas se centren selectivamente en distintos tipos de información. Los conservadores tienen un sesgo atencional hacia las palabras con contenido emocional negativo, mientras que los liberales tienen un sesgo hacia el contenido emocional positivo.

Cómo evitarlo

Dado que el sesgo atencional se produce en un nivel muy básico y automático de la cognición, es difícil evitarlo por completo. En algunos casos, es posible planificar los posibles desencadenantes del sesgo. El feedback y la práctica también pueden reducir el sesgo atencional, al igual que la práctica de la atención plena.

Referencias

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