Agotamiento del ego
La idea básica
Es innegable el importante impacto de Sigmund Freud en el campo de la psicología. Aunque algunas de sus teorías más conocidas y controvertidas han caído en desuso desde su muerte en 1939, gran parte de su obra ha tenido una enorme influencia en la psicología moderna. Un concepto freudiano -el del ego- inspiró la noción psicológica moderna de agotamiento del ego. El agotamiento del ego afirma que hay tres aspectos de nuestra personalidad que interactúan constantemente. El primero es el id, que engloba nuestros impulsos más primarios y está impulsado por la búsqueda del placer. Después está el superego, que se ocupa de la moralidad y del sentido del bien y del mal que nos enseñan nuestras familias y la sociedad. Por último, está el ego, encargado de mediar entre los intereses contrapuestos del id y el superego, de modo que el id pueda satisfacerse sin sobrepasar los límites morales del superego.1
Según la teoría de la personalidad de Freud, el ego trabaja constantemente para mantener al id bajo control. Como cualquier otra tarea cognitiva, los esfuerzos constantes del ego por satisfacer tanto al id como al superego requieren energía mental, que es limitada. El autocontrol puede considerarse como un músculo; cuando está bien descansado, es fuerte; sin embargo, a medida que se trabaja, se fatiga y necesita volver a descansar. Al igual que un músculo se vuelve menos eficaz a medida que se trabaja, la capacidad del ego para ejercer el autocontrol se agota y necesita descansar antes de volver a funcionar.2
Cuando experimentamos el agotamiento del ego, no tenemos la energía mental para tomar decisiones esforzadas o evitar caer en tentaciones. Como resultado, podemos tomar malas decisiones y perder productividad.