Quieres contratar un seguro para tu coche. La aseguradora te ofrece un trato: instala una app en tu teléfono para beneficiarte de una tarifa especial. Al cabo de un mes, la aseguradora se pone en contacto contigo para ofrecerte una tarifa revisada para tu seguro: te ahorras 15 dólares más al mes (sin necesidad de pasar por el Go ni de ir directamente a la cárcel). ¿Cómo ha ocurrido? La aplicación que instalaste hace un seguimiento de tus hábitos de conducción, envía datos al servidor central y un sistema basado en inteligencia artificial determina el nivel de riesgo que representas y (en consecuencia) el precio que el proveedor debe ofrecerte por la cobertura del seguro.
¿Puede el sistema de IA predecir el momento exacto en que vas a tener un accidente, lo dañado que puede estar tu coche (y quizá tu cuerpo), etc.? No, nada tan preciso. En cambio, el sistema ofrecerá probabilidades, y en grandes números (muchos conductores, mucho tiempo en la carretera) la compañía de seguros probablemente puede confiar en esas probabilidades para hacer estimaciones bastante precisas sobre el número colectivo de accidentes que necesitarán cubrir, lo caros que serán, qué tipo de personas se verán involucradas en esos accidentes, etc.
Aunque estamos acostumbrados a estos modelos probabilísticos para seguros, préstamos y similares (cortesía de las ciencias actuariales), la IA está subiendo la apuesta, e incluso podría cambiar las reglas del juego. La IA está introduciendo modelos probabilísticos en áreas en las que nunca antes habían estado, y eso no siempre encaja con nuestro deseo humano de narrativas limpias y causales. Como humanos, nos gustan las historias deterministas: aquellas en las que la narración muestra que las cosas tenían que desarrollarse como lo hacen. No nos gustan los "bucles abiertos": preguntas que nunca se responden, lagunas en la historia que nunca se resuelven. Los sistemas probabilísticos e indeterministas no ofrecen eso.
En este artículo, analizaré algunos antecedentes históricos para ilustrar que los debates actuales sobre el indeterminismo centrados en la IA no son nuevos, pero que, dado el potencial revolucionario de la IA, pueden requerir una reflexión más profunda. Para complementar el análisis histórico, ofreceré algunos ejemplos contemporáneos e intentaré extraer algunas ideas tangibles sobre los retos sociales que puede generar la toma de decisiones impulsada por la IA a medida que se implanta en la vida cotidiana.
En resumen, pretendo contribuir a los debates en curso sobre la influencia de la IA en el curso de las sociedades humanas, tanto sobre los problemas que resolverá como sobre los que dejará al descubierto. Y concretamente quiero hacerlo aportando algo de perspectiva histórica.