Refuerzo negativo

La idea básica

Estás holgazaneando con el teléfono en la oficina y tu jefe pasa con una mirada fulminante o un comentario seco, incitándote a volver al trabajo. Te sientes incómodo, porque tu jefe te ha llamado la atención, y vuelves al ordenador. Sin embargo, días después, te sorprendes a ti mismo haciendo el vago una vez más.

Este es un ejemplo de refuerzo negativo. En este caso, tu jefe te ha proporcionado una consecuencia que te impedirá volver a cometer el mismo error. La próxima vez que tengas ganas de ver YouTube o TikTok en el trabajo, la sensación negativa del desdén de tu jefe probablemente te recordará que te ciñas a la tarea.

Una idea errónea muy extendida en torno al término refuerzo negativo es que hay que aplicar un castigo para deshacerse de un comportamiento no deseado. No es así: de hecho, el refuerzo y el castigo funcionan de forma opuesta. La clave reside en sus diferentes resultados finales. Cuando se aplica un castigo, suele ser para debilitar o disminuir el comportamiento infractor. Cuando se aplica un refuerzo negativo, se intenta aumentar o fortalecer un comportamiento objetivo.

El refuerzo negativo es un tipo de condicionamiento operante que prevalece en casi todos los aspectos de nuestra vida. Un niño que coge una rabieta por un plato de verduras seguirá gritando si sus padres le quitan el plato para calmarlo. Este tipo de comportamiento aprendido es fácil de adquirir, pero puede ser difícil de abandonar o revertir si no se es consciente de su existencia.

Creo que lo que hacen la televisión y los videojuegos recuerda a la drogadicción. Hay una medida de refuerzo y un bucle conductual.


- Walter Becker

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