Normas proscriptivas
La idea básica
De niño, ¿cuántas veces te dijeron tus padres que no hicieras algo? "¡No me tires del pelo!", "¡No puedes tocar el tarro de las galletas!", "¡No acerques tanto los dedos a ese enchufe!". Pero siendo niño, seguro que aún así intentaste coger una galleta a escondidas cuando no había nadie cerca.
Como adultos, seguimos rigiéndonos por estas normas, aunque normalmente las respetamos un poco más. Los códigos morales religiosos también se basan en este tipo de normas, como los diez mandamientos: No matarás y no robarás.1 Ya sean los diez mandamientos o las ordenanzas locales, la mayoría de nosotros cumplimos estas normas.
Estos "no" que la sociedad ha establecido se denominan normas proscriptivas. Nos piden que evitemos o nos abstengamos de malas conductas, normalmente para evitar consecuencias negativas.2 La mejor forma de explicar las normas proscriptivas es contrastarlas con las normas prescriptivas. Las normas prescriptivas son los "dos": los buenos comportamientos que la sociedad espera de nosotros por su impacto positivo.2
Las normas proscriptivas suelen ser más severas y tener consecuencias drásticas cuando no se cumplen.2 Robar, por ejemplo, tiene mayores ramificaciones que dar dinero a alguien necesitado. En consecuencia, las normas proscriptivas son obligatorias, mientras que las prescriptivas son más flexibles.2