La paradoja de la elección

La idea básica

Imagina que necesitas leche y vas al supermercado a comprarla. Cuando llega al pasillo de los lácteos, ve que hay docenas de opciones. Hoy en día, no sólo tienes que decidir el porcentaje de grasa que quieres (1%, 2%, desnatada, etc.), sino también de qué fuente quieres que proceda la leche: vacas, almendras, soja, avena... y la lista continúa. Casi estupefacto, te paras frente al pasillo y no tienes ni idea de qué leche elegir. Hay tantas opciones que te sientes abrumado.

Este fenómeno se conoce como la paradoja de la elección y se está convirtiendo en una preocupación en el mundo moderno, donde cada vez tenemos más opciones a nuestro alcance. La paradoja de la elección estipula que, si bien podemos creer que cuando se nos presentan múltiples opciones es más fácil elegir una que nos satisfaga y, por tanto, aumenta la satisfacción del consumidor, la abundancia de opciones en realidad requiere más esfuerzo para tomar una decisión y puede hacer que nos sintamos insatisfechos con nuestra elección. Si sólo tuviéramos que elegir entre leche del 1% y del 2%, es más fácil saber qué opción preferimos, ya que podemos sopesar fácilmente los pros y los contras. Cuando aumenta el número de opciones, también lo hace la dificultad de saber cuál es la mejor. En lugar de aumentar nuestra libertad para tener lo que queremos, la paradoja de la elección sugiere que tener demasiadas opciones en realidad limita nuestra libertad.

Aprender a elegir es difícil. Aprender a elegir bien es más difícil. Y aprender a elegir bien en un mundo de posibilidades ilimitadas es aún más difícil, quizá demasiado.


- Barry Schwartz, en su libro La paradoja de la elección1

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