Norma social

La idea básica

Aunque muchos de nosotros solemos llegar tarde por las mañanas, a menudo no podemos evitar las prisas matutinas en nuestra cafetería favorita. En estas situaciones, nada nos impide irrumpir en la cafetería, ponernos a la cabeza de la cola y exigir al camarero que nos prepare un espresso doble de inmediato. Sin duda ahorraríamos tiempo y evitaríamos llegar tarde al trabajo o a clase. Sin embargo, imaginemos las posibles reacciones de la gente de la cafetería. Como mínimo, nos mirarían mal y quizá nos llamarían la atención. Y es que esperar el turno, ya sea para comprar un café, subir al autobús o sentarse en un restaurante, es una regla tácita de la sociedad, una norma social.

Las normas sociales son reglas informales que guían el comportamiento dentro de la sociedad. Por lo general, son un medio de restringir el comportamiento.1 Mientras que las leyes existen para prevenir delitos, las normas sociales existen para mantener el orden a menor escala. En lugar de que la gente entre caóticamente en una cafetería, se abra paso a la fuerza y grite su pedido al camarero, las normas sociales dictan que debemos ponernos en fila y hacer nuestros pedidos de uno en uno. Este sistema es más ordenado y eficaz.

Por supuesto, no todas las normas sociales son positivas. Las normas de género -la idea de que el comportamiento y la expresión vienen dictados por el sexo biológico- suelen ser limitadoras y problemáticas. Además, como las normas sociales son tan omnipresentes y rígidas, quienes se desvían de la norma a menudo se enfrentan a consecuencias que pueden ir desde la burla hasta el ostracismo.

Interiorizamos las normas sociales de nuestra cultura, y muchos de nosotros las aplicamos y participamos en ellas automáticamente. Aunque las normas sociales pueden ser herramientas útiles para guiar nuestro comportamiento e informar nuestra toma de decisiones, también pueden ser perjudiciales. Por esta razón, debemos aprender a aceptar las normas sociales sólo si hacen más mal que bien.

Cada generación se ríe de las modas antiguas, pero sigue religiosamente las nuevas.


- Henry David Thoreau en su libro Walden (1854)

Historia

Donde hay una sociedad, hay normas sociales. Debido a su prevalencia, las normas son un tema popular de investigación en los campos de la sociología y la psicología social.

Uno de los primeros estudios sobre normas sociales se atribuye a Muzafer Sherif. Sherif se interesó específicamente por la conformidad: cuando las personas cambian su comportamiento para encajar en un grupo. El estudio de Sherif se llevó a cabo en la década de 1930 y demostró cómo las percepciones de las personas sobre distintos estímulos estaban muy influidas por las opiniones de otras personas de su entorno.2

Otro estudio famoso sobre el poder del comportamiento normativo fue el realizado por el psicólogo Solomon Asch. Al igual que Sherif, Asch demostró que las percepciones de las personas pueden verse influidas por otras. Sin embargo, sus estudios sacaron a la luz otro hallazgo interesante e incluso más preocupante.

El procedimiento de los estudios de Asch era sencillo: se llevaba a un participante a una sala con un grupo de otras personas que creían ser también participantes, pero que en realidad eran confederados (personas implicadas en la investigación). El participante y los confederados se sentaban en fila y se les mostraba una imagen objetivo de una línea recta. A continuación, se les mostraban otras tres líneas y se les pedía que determinaran cuál de las tres se acercaba más a la línea objetivo. El investigador que dirigía el estudio recorrió la fila pidiendo a cada persona que informara verbalmente de su respuesta, una por una. El participante real se sentaba al final de la fila, de modo que su respuesta se daba en último lugar. Cada participante tuvo que participar en 18 ensayos, es decir, tuvo que emitir juicios sobre 18 líneas. En 12 de estos ensayos, se dijo a los confederados que contestaran incorrectamente. Los resultados de este estudio mostraron que, por término medio, el 32% de los participantes se conformaba con la respuesta incorrecta dada por los confederados de su grupo en un ensayo determinado, y el 72% de los participantes se conformaba con una respuesta incorrecta al menos una vez.

Estos resultados son aún más sorprendentes: en un estudio de control, en el que los participantes informaron de sus respuestas por sí solos, sin confederados que les influyeran, menos del 1% de los participantes dieron una respuesta incorrecta. Asch llegó a la conclusión de que este efecto se debía en gran medida al deseo de los participantes de encajar en el grupo, un fenómeno que ahora se conoce como "influencia normativa".3

Una interesante línea de investigación derivada del interés de los psicólogos sociales por las normas sociales es la ignorancia pluralista: la idea de que cuando la mayoría de la gente se ajusta a una norma determinada, tendemos a suponer que todo el mundo está a favor de ella. A menudo, las personas aceptan una norma con la que no están de acuerdo en privado, basándose en la suposición incorrecta de que todos los demás están de acuerdo con ella.

Consecuencias

Las normas sociales no siempre son malas. Estas reglas compartidas que existen en diferentes culturas permiten que las sociedades funcionen sin problemas, manteniendo el orden y permitiendo interacciones eficientes entre las personas. Sin embargo, no todas las normas son iguales. Mientras que algunas son ventajosas, otras pueden ser limitantes.

Aunque un comportamiento poco convencional puede tener consecuencias, también puede ser lo que lleve a la gente al éxito. La clave de la innovación es romper las convenciones; el comportamiento normativo puede coartar la creatividad e impedir que la gente asuma riesgos. También es importante tener en cuenta que las normas no son inamovibles. Son construcciones transitorias que evolucionan con el tiempo. Recordamos ciertas convenciones del pasado y las consideramos ridículas, mientras que en su momento fueron ampliamente aceptadas. Esta idea nos recuerda que la sociedad evoluciona constantemente y que, aunque nos parezca que estas reglas tácitas son inamovibles, en realidad evolucionan con nosotros.

Controversias

Desviarse de la norma siempre será controvertido. A menudo gravitamos hacia lo que conocemos y somos reacios al cambio. Confiamos en la previsibilidad para dar sentido al mundo que nos rodea. Por eso puede ser tan molesto ver a alguien romper esas reglas tácitas de la sociedad.

Las investigaciones de los psicólogos sociales en este campo nos ayudan a comprender el poder de las normas sociales, sus posibles beneficios y las formas en que limitan o perjudican nuestro juicio. Hay ocasiones en las que desviarse de la norma es lo correcto, ya sea por una cuestión de expresión personal o de toma de decisiones, como defender lo que es correcto.

La investigación sobre la ignorancia pluralista es especialmente poderosa, ya que saca a la luz el hecho de que, aunque parezca que todo el mundo aprueba una determinada norma, puede que no sea así.7 Cuando las personas rompen las convenciones sociales o se manifiestan en contra de normas problemáticas, pueden descubrir que están menos solas en sus creencias de lo que esperaban.

Casos prácticos

Ignorancia pluralista y consumo de alcohol

Un estudio realizado en la Universidad de Princeton demostró el tipo de consecuencias perjudiciales que puede tener la ignorancia pluralista. En el trabajo, publicado en 1993, los investigadores Deborah A. Prentice y Dale T. Miller presentaron sus conclusiones según las cuales, en general, los estudiantes se creían más incómodos con las prácticas típicas de consumo de alcohol en la universidad que sus compañeros. Esto significa que, aunque el consumo excesivo de alcohol es una norma social de la experiencia universitaria, la mayoría de los estudiantes se sentían incómodos con él, pero creían que estaban solos en esa opinión. Estos estudiantes se sentían así incluso con respecto a sus amigos íntimos.

Lo más preocupante de estos resultados es que los estudiantes varones afrontaron esta discrepancia entre sus propias creencias y lo que percibían como norma cambiando gradualmente sus actitudes para alinearse con lo que pensaban que era la actitud normativa. Esto puede llevarles a consumir más alcohol del que habrían consumido en otras circunstancias, lo cual es preocupante, ya que el consumo excesivo de alcohol asociado a los campus universitarios puede tener efectos perjudiciales para la salud y el bienestar.4 Este estudio se ajusta a una teoría conocida como Teoría de las Normas Sociales, que sugiere que nuestra noción de lo que es la norma está más influida por lo que pensamos que creen los demás que por lo que realmente creen.5 Sin embargo, estas percepciones erróneas suelen pasar desapercibidas, ya que cuestionar o desviarse de las normas sociales se considera tabú.

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Fuentes

  1. Normas sociales. Stanford Encyclopedia of Philosophy. https://plato.stanford.edu/entries/social-norms/
  2. McLeod, S. (2016). Qué es la conformidad? Simply Psychology. https://www.simplypsychology.org/conformity.html#sherif
  3. Ver 2
  4. Prentice, D. A., y Miller, D. T. (1993). Pluralistic ignorance and alcohol use on campus: some consequences of misperceiving the social norm. Journal of personality and social psychology, 64(2), 243-256.
  5. LaMorte, W.W. (2019). Teoría de las normas sociales. Modelos de cambio conductual. https://sphweb.bumc.bu.edu/otlt/MPH-Modules/SB/BehavioralChangeTheories/BehavioralChangeTheories7.html
  6. Ver 4
  7. Ver 4

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