Economía de la identidad

La idea básica

Imagina que vas a comprarte una camisa nueva en el centro comercial. Qué factores crees que influirán en tu decisión a la hora de elegir tu nueva prenda de vestir?

Si los seres humanos tomáramos decisiones perfectamente racionales, sólo nos influiría el coste de una camisa y si satisface necesidades básicas, como la comodidad y el ajuste. Sin embargo, según la economía de la identidad, quiénes somos influye en nuestras decisiones económicas. Si te identificas con la moda, puede que te influya comprar una camisa cara y de alta gama de una marca respetada. Si te identificas como deportista, puede que te decantes por una camiseta. Si te identificas como padre, puede que quieras comprar en las mismas tiendas que otros padres.

Todas estas influencias potenciales demuestran que la psicología, la sociología y la economía están entrelazadas. La economía de la identidad reconoce este vínculo y predice el comportamiento incorporando el sentido de uno mismo en el proceso de toma de decisiones. Como resultado, refleja el comportamiento de la vida real dentro de los modelos económicos.

Dado que la identidad es fundamental para el comportamiento, la elección de la identidad puede ser la decisión "económica" más importante de las personas. Los individuos pueden elegir, más o menos conscientemente, quién quieren ser. Los límites de esta elección pueden ser también el determinante más importante del bienestar económico de un individuo.


- George Akerlof y Rachel Kranton, en su artículo de 2002 "Economía e identidad "1

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Términos clave

Maximización de la utilidad: teoría económica tradicional que sugiere que los únicos factores que influyen en nuestras decisiones son los económicos. Según esta teoría, elegiremos opciones que nos beneficien monetariamente.

Identidad social: el sentido que una persona tiene de sí misma en función de los grupos a los que pertenece. La identidad social puede tener una gran influencia en nuestro comportamiento, ya que nos lleva a dividir a las personas en categorías de "ellos", personas que no pertenecen a nuestro grupo, y "nosotros", personas que pertenecen a nuestro grupo.2

Sesgo intragrupal: nuestra tendencia a dar un trato preferente a las personas del mismo grupo que nosotros. Para la economía de la identidad, esto significa que el grupo con el que nos identificamos puede llevarnos a tomar decisiones que beneficien a ese grupo frente a otros.

Historia

La teoría económica tradicional sugiere que los seres humanos toman decisiones racionales y son expertos en saber qué decisión maximizará su utilidad personal. Para la economía tradicional, maximizar la utilidad consiste en tomar la decisión más inteligente en términos de dinero. Sin embargo, en los años 50 y 60, los psicólogos empezaron a darse cuenta de que el comportamiento en la vida real no reflejaba la teoría económica tradicional. De hecho, los seres humanos se veían afectados por factores como los sesgos cognitivos, las emociones y las diferencias culturales. El campo de la economía conductual, que tenía en cuenta estas influencias adicionales a la hora de predecir el comportamiento humano, fue ganando popularidad. Se hizo especialmente popular cuando Daniel Kahneman -considerado el padre de la economía conductual- recibió el Premio Nobel en 2002 como psicólogo por su contribución al campo de la Economía.3

Alrededor de la época en que Kahneman ganó, dos economistas estadounidenses también estaban revolucionando el campo. George Akerlof y Rachel Kranton presentaron un artículo, "Economics and Identity", que ofrecía una nueva forma de examinar y predecir el comportamiento económico humano: la identidad. El documento fue impulsado por una carta que Kranton escribió a Akerlof en 1995 en la que compartía su creencia de que la agencia humana estaba ausente de los modelos económicos.4 En su documento de 2002, Akerlof y Kranton sugirieron que la psicología y la sociología de la identidad debían incorporarse a los modelos económicos de comportamiento.1

Sus conclusiones sugerían que el sentido de uno mismo y los grupos sociales a los que se pertenecía podían influir en los individuos a la hora de tomar decisiones que no encajaban con las predicciones racionales o la maximización de la utilidad. En concreto, Akerlof y Kranton sugirieron que las personas tienden a evitar tomar decisiones que entren en conflicto con su identidad, debido tanto al compromiso personal con su sentido del yo como a la influencia de las normas sociales.1 El deseo de adherirse a la propia identidad podría incluso llevar a las personas a tomar decisiones que no redundan en su propio beneficio, lo que pone de relieve que los seres humanos no siempre se comportan de forma racional.

Una de las categorías de identidad más destacadas que Akerlof y Kranton reconocieron como influyente fue la identidad de género. Según su artículo, la identidad de género influye en el comportamiento más allá de las meras diferencias biológicas. Por ejemplo, para adherirse a un ideal de género percibido, los individuos a veces mutilan sus propios cuerpos: alguien puede perforarse las orejas o tomar esteroides para aumentar la masa muscular. Como también señalaron Akerlof y Kranton, las normas de género específicas de una carrera pueden hacer que las personas de otros géneros sientan que deben deshacerse de su identidad de género para rendir bien en su campo respectivo. Por ejemplo, descubrieron que las abogadas creían que ser un buen abogado significaba actuar como un hombre.1

Basándose en la influencia de la identidad en las decisiones, Akerlof y Kranton idearon una nueva función de utilidad estándar que integraba la psicología y la sociología en el pensamiento económico.5 Desde el éxito de su artículo inicial, Akerlof y Kranton continuaron su colaboración para seguir examinando el impacto de la identidad en la economía y publicaron un libro en 2010 titulado Identity Economics: How Our Identities Shape Our Work, Wages and Well-Being. El libro demuestra ampliamente cómo la concepción de las personas sobre quiénes son, o quiénes quieren ser, influye en sus decisiones económicas y tiene consecuencias sobre su libertad económica6.

Consecuencias

La teoría económica busca desarrollar modelos y ecuaciones precisas que puedan predecir el comportamiento humano. La incorporación de la identidad a la economía puede ayudar a los economistas a perfeccionar su función de utilidad estándar para demostrar que existe la utilidad de la identidad, es decir, el deseo de mantener la pertenencia a un grupo social7.

La investigación de Akerlof y Kranton aportó una explicación al comportamiento irracional que los modelos tradicionales no habían logrado en el pasado. La economía de la identidad demuestra las influencias externas sobre el comportamiento, como la presión de la identidad social. De hecho, tu identidad no sólo influye en tus propias decisiones, sino que también puede influir en las decisiones de otros miembros de tu grupo. Si un atleta popular empieza a llevar una marca determinada, es posible que las personas que quieren identificarse con el grupo de atletas también empiecen a llevar esa marca. Además, la economía de la identidad revela por qué los patrones de comportamiento pueden cambiar con el tiempo: a medida que evolucionan la sociedad y la cultura, también lo hacen nuestras identidades y decisiones.

La economía de la identidad también puede ser una herramienta útil para las agencias y las políticas gubernamentales. Al saber que hay factores distintos del beneficio monetario que influyen en las decisiones, el marketing puede centrarse en la identidad más que en la racionalidad. Un gobierno que intente disuadir a los ciudadanos de fumar podría utilizar la economía de la identidad en su beneficio. En lugar de aumentar el precio de los cigarrillos, puede intentar cambiar la percepción que la sociedad tiene del tabaquismo para que la gente no quiera asociarse con la identidad del fumador. Del mismo modo, las empresas pueden utilizar la economía de la identidad para crear anuncios más eficaces. Las marcas pueden dirigirse a un grupo social concreto para que la gente llegue a asociar un producto con su propia identidad (o con una identidad a la que aspiran).

Controversias

La identidad es un fenómeno increíblemente complejo, sin embargo, Akerlof y Kranton sugieren que puede reducirse a una fórmula ajustando la utilidad estándar para incorporar las normas sociales. Sin embargo, es difícil predecir hasta qué punto la identidad influye en el comportamiento económico, ya que la identidad se compone de muchos factores diferentes. Aunque mucha gente está de acuerdo en que la identidad influye en el comportamiento, muchos discrepan de que pueda reflejarse simplemente a través de modelos económicos. El hecho de que Akerlof y Kranton hicieran su libro de 2010 asequible para un público masivo con poca formación psicológica o económica puede haber aumentado el margen para la crítica7.

Algunos podrían argumentar que las normas y la identidad son influencias separadas que no deberían englobarse en el término "economía de la identidad". Es difícil discernir la diferencia entre la identidad como elección individual y la identidad como categoría impuesta a las personas por la sociedad. Sugerir que el grupo social de uno es la mayor influencia sobre las decisiones económicas también sugiere una falta de libertad a la hora de elegir. A menudo nos identificamos como parte de muchos grupos sociales diferentes, y la economía de la identidad no ofrece una forma clara de analizar qué identidades tienen mayor influencia en el comportamiento.8

Educación y economía de la identidad

Puede resultar extremadamente difícil motivar a los estudiantes para que sigan estudiando. Cuando la escuela se siente como una obligación, los estudiantes pueden no rendir bien debido a la falta de apego significativo a sus estudios. Aunque algunas teorías de las ciencias del comportamiento (como la perspectiva conductista, que afirma que todo comportamiento es un reflejo del condicionamiento) sugieren que ofrecer recompensas a los estudiantes puede ayudar a motivarlos para estudiar, la economía de la identidad podría proporcionar una nueva herramienta para aumentar el compromiso de los estudiantes.

En una revisión bibliográfica de 2002, Akerlof y Kranton sugirieron que la identidad de los estudiantes es la principal motivación para estudiar y que el éxito de un centro depende de lo bien que se integren los estudiantes en el entorno social del centro.9 Un estudio que revisaron reveló que los estudiantes tienden a dividirse en grupos (como los deportistas, los empollones o los frikis del teatro) y que el grupo al que pertenece un individuo influye en su rendimiento académico. Esto llevó a Akerlof y Kranton a creer que, tras elegir un grupo social, los estudiantes deciden cuánto esfuerzo quieren dedicar a sus estudios por el deseo de encajar en su grupo.9 Un ejemplo estereotipado sería el de un deportista que deja de estudiar por el deseo de encajar practicando deporte después de clase, en lugar de asistir a clases particulares.

Los valores en los que hace hincapié un centro escolar también pueden influir en las asignaturas que se les dan bien a los alumnos. Por ejemplo, si un centro se enorgullece de una producción teatral anual, los alumnos pueden esforzarse más en el teatro que en los deportes para intentar encajar en el entorno social. Por otra parte, Akerlof y Kranton observaron que los alumnos cuya identidad entraba en conflicto con la identidad del centro y que, por tanto, no querían integrarse en él, mostraban niveles de esfuerzo muy bajos. Akerlof y Kranton también postulan que una de las razones por las que los alumnos de centros privados suelen tener mejores notas que los de centros públicos es que los centros privados pueden perpetuar un ideal y una identidad particulares, mientras que los centros públicos se dirigen a comunidades diversas.9

La economía de la identidad revela, por tanto, lo importante que es que las escuelas cultiven una identidad social a la que los alumnos se sientan obligados a adherirse. Si alumnos y profesores trabajan juntos por un objetivo común, es probable que mejore el rendimiento académico.10

Experimento Robbers Cave

Un famoso experimento que ayuda a respaldar la economía de la identidad es el llamado Experimento de la Cueva del Ladrón. El experimento fue realizado por el psicólogo social Muzafer Sherif, que creía que el conflicto de grupo puede surgir debido a la competencia por unos recursos limitados, lo que se conoce como teoría realista del conflicto. Esto se oponía a las opiniones predominantes en la década de 1950 que postulaban que los individuos, especialmente los hombres, eran propensos al conflicto por naturaleza. Sherif creía que el contexto importaba.11

En el experimento, Sherif dirigía un campamento para niños en un lugar remoto de Oklahoma. Veintidós niños de once años fueron divididos en dos grupos y enviados a lugares opuestos del campamento. No tenían ni idea de que el otro grupo existía y los chicos ignoraban que formaban parte de un experimento. Para crear una identidad compartida, durante la primera semana del experimento se realizaron actividades conjuntas en cada grupo que, para sorpresa de Sherif, incluso dieron lugar a la formación de nombres de grupo. En la segunda semana, una vez formada la identidad de grupo, los dos grupos se reunieron y compitieron entre sí. Rápidamente se produjeron insultos, burlas y agresiones físicas. Este comportamiento apoyó en gran medida la teoría del sesgo hacia el grupo interno.12

Para el tercer componente del estudio, sin embargo, Sherif quería demostrar que cuando los grupos tienen que trabajar juntos por un objetivo común, el conflicto disminuye. Sherif creó situaciones en las que la cohesión de los grupos era importante si querían tener éxito. Por ejemplo, cuando se averió un camión de suministros, los grupos tuvieron que trabajar juntos para llevar suministros al campamento. Después de que los chicos participaran en estas actividades, hubo menos conflictos entre los grupos.12

El estudio de Robbers Cave demuestra que el contacto por sí solo no basta para reducir los conflictos entre grupos. En su lugar, debe existir un objetivo común por el que trabajen los grupos. Este hallazgo demuestra que el sentido de identidad de las personas, y no sólo su proximidad física a los grupos sociales, influye en el comportamiento. 12

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Fuentes

  1. Akerlof, G. A., y Kranton, R. E. (2000). Economics and Identity. Quarterly Journal of Economics, 115(3), 715-753. https://doi.org/10.1162/003355300554881
  2. McLeod, S. (2019). Teoría de la identidad social. Simply Psychology. https://www.simplypsychology.org/social-identity-theory.html
  3. Economía conductual. (2021, 3 de febrero). The Decision Lab. https://thedecisionlab.com/reference-guide/economics/behavioral-economics/
  4. George Akerlof. (2021, 30 de marzo). The Decision Lab. https://thedecisionlab.com/thinkers/economics/george-akerlof/
  5. Economía de la identidad. (2019, 1 de abril). Economía del comportamiento. https://www.behavioraleconomics.com/resources/mini-encyclopedia-of-be/identity-economics/
  6. Economía de la identidad. (2011, 26 de septiembre). Princeton University Press. https://press.princeton.edu/books/paperback/9780691152554/identity-economics
  7. Davis, J. B. (2011). Reseña de Identity Economics de Akerlof y Kranton. Economics and Philosophy, 27(3), 331-338. https://doi.org/10.1017/S0266267111000253
  8. Fine, B. (2008). ¿La economía de la identidad y la identidad de la economía? Cambridge Journal of Economics, 33(2), 175-191. https://doi.org/10.1093/cje/ben036
  9. Akerlof, G. A., y Kranton, R. E. (2002). Identity and schooling: Some lessons for the economics of education. Journal of Economic Literature, 40(4), 1167-1201. https://doi.org/10.1257/.40.4.1167
  10. Matsangou, E. (2019, 28 de mayo). Economía de la identidad: Cómo las decisiones financieras son impulsadas por nuestro sentido del yo. World Finance. https://www.worldfinance.com/wealth-management/identity-economics-how-financial-decisions-are-driven-by-our-sense-of-self
  11. Shariatmadari, D. (2018, 16 de abril). Un señor de las moscas de la vida real: El inquietante legado del experimento de la cueva de los ladrones. The Guardian. https://www.theguardian.com/science/2018/apr/16/a-real-life-lord-of-the-flies-the-troubling-legacy-of-the-robbers-cave-experiment
  12. Definición del experimento Robbers Cave. (2016, 20 de enero). Psicología. https://psychology.iresearchnet.com/social-psychology/social-psychology-experiments/robbers-cave-experiment

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