Podríamos pensar que la ubicación no importa en un mundo hiperconectado y globalizado, pero el lugar donde uno se encuentra importa ahora más que nunca. Vivimos en un mundo fragmentado en el que algunas zonas, como las megarregiones que abarcan el corredor Boston-Washington del noreste estadounidense, son mucho más poderosas y están más protegidas de los cambios a gran escala en la mano de obra que otras, como la zona rural de Ohio.1 Los empleos norteamericanos se basan sobre todo en el conocimiento, están orientados a los servicios y se realizan en equipo. Cuando el trabajo con y para los demás forma parte de la descripción del puesto, las zonas urbanas con más oportunidades se impondrán a los pueblos rurales que dependen de una única industria. A medida que las ciudades y las megarregiones atraen a más gente, la tecnología no ha hecho que el mundo sea tan igualitario como cabría esperar.2
El número de empleos en el sector servicios en Estados Unidos ha aumentado espectacularmente en los últimos 60 años, mientras que los empleos en el sector manufacturero no han crecido3.
La población mundial se concentra en las zonas urbanas, y esta tendencia irá en aumento en las próximas décadas4.
Por desgracia, esto significa que los trabajadores de las zonas rurales pueden quedar rezagados debido al tipo de cambios geográficos, demográficos y de mano de obra que conlleva la automatización.5 De todos los grupos en riesgo de automatización, los trabajadores de más edad de las zonas rurales tienen el pronóstico más sombrío. Con pocas oportunidades laborales en la región y una educación menos flexible, los trabajadores rurales de más edad se enfrentarán a la difícil decisión de desarraigarse y reinventarse si industrias rurales como la fabricación de automóviles se enfrentan a la automatización. De hecho, es posible que todos empecemos a correr hacia ciudades ya abarrotadas y dejemos aún más atrás las zonas rurales a medida que la IA ahonde la brecha entre zonas con y sin oportunidades.
Nuestras necesidades de vivienda podrían cambiar a medida que trabajar desde casa se convierta en la norma
Sin embargo, quizá no todos necesitemos trasladarnos a las grandes ciudades para recuperarnos de la automatización. Puede que la tecnología no haya dado el mismo valor a todos los lugares, pero nos ha brindado muchas oportunidades para trabajar a distancia y emprender negocios en casa. Desde la carpintería a la soldadura, pasando por el diseño web, hay muchas formas de emprender un negocio secundario (o una carrera nueva y más satisfactoria) a distancia.
Como he aprendido en los dos últimos meses, nuestras casas no están preparadas para el trabajo diario a distancia. Cuando se puede pasar por la entrada principal, el estudio, la cocina y el comedor en seis pasos sin necesidad de puertas, sencillamente no hay espacio suficiente para hacerlo todo desde casa; y si nuestra situación laboral cambia, nuestra idea de espacios vitales aceptables también cambiará. Aunque la automatización nos impulse hacia las grandes ciudades, las necesidades cambiantes de nuestros hogares podrían hacer que los apartamentos diminutos fueran menos atractivos de lo que son actualmente. El tamaño y la distribución de nuestras casas necesitarán un cambio significativo si pasamos todas nuestras horas de vigilia en casa.
References
- The World is Spiky (2005, octubre). The Atlantic, Obtenido de https://www.theatlantic.com/past/docs/images/issues/200510/world-is-spiky.pdf.
- Feiock, R. C., Jae Moon, M., & Park, H. J. (2008). ¿Es el mundo "plano" o "puntiagudo"? Rethinking the governance implications of globalization for economic development. Public Administration Review, 68(1), 24-35.
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- English, J. (2019). El principio de desplazamiento que dio forma a la historia urbana. CityLab, Consultado en: https://www.citylab.com/transportation/2019/08/commute-time-city-size-transportation-urban-planning-history/597055/.
