La toma de decisiones es una de las actividades más comunes que realizamos a diario, desde cómo ponemos los ojos en blanco hasta la resolución de complicados dilemas éticos. También ha sido uno de los principales focos de atención de la economía tradicional. Los economistas dedican décadas a entender cómo toman decisiones los seres humanos. El pensamiento tradicional en este campo sugiere que las decisiones se toman de forma racional y óptima. En teoría, los resultados deberían ser predecibles.
Sin embargo, si es así, ¿cómo puede explicar la teoría económica tradicional sobre la toma de decisiones la confusión, la indecisión y la impulsividad?
Con la aparición de la economía conductual, cada vez más gente empieza a comprender la importancia de la racionalidad limitada en la toma de decisiones. Esto significa que nuestros cerebros no funcionan como ordenadores, sino que nuestras decisiones pueden verse afectadas por nuestras emociones y capacidades cognitivas. De hecho, los neurocientíficos llevan mucho tiempo intentando comprender las bases neuronales y conductuales de la toma de decisiones.
Los estudios han demostrado que, a la hora de tomar decisiones, el cerebro tiene en cuenta una serie de datos, como la equidad, las pérdidas y ganancias, los valores de recompensa, los riesgos, etc.
References
Jianfeng Hu, Tangsheng Wang (2012). La influencia de la neurociencia en la sociedad moderna. Prensa de la Universidad de Pekín
Knoch D, Pascual-Leone A, Meyer K, Treyer V, Fehr E (2006). Diminishing Reciprocal Fairness by Disrupting the Right Prefrontal Cortex. Science 314: 829-832.
Sarah F. Brosnan y Frans B.M. de Waal (2003). Los monos rechazan la desigualdad salarial. Nature 425: 297-299.
Camillo Padoa-Schioppa y John A. Assad (2006). Las neuronas de la corteza orbitofrontal codifican el valor económico. Nature 441: 223-226.
Takahashi YK, Roesch MR, Stalnaker TA, Haney RZ, Calu DJ (2009). El córtex orbitofrontal y el área tegmental ventral son necesarios para aprender de resultados inesperados. Neuron 62: 269-280.