¿Por qué nos equivocamos al predecir cuánto influyen nuestras emociones en nuestro comportamiento?

The 

Brecha de empatía

explicó.
Bias

¿Qué es la brecha de empatía?

La brecha de empatía describe nuestra tendencia a subestimar la influencia de los distintos estados mentales en nuestro propio comportamiento y a tomar decisiones que sólo satisfacen nuestra emoción, sentimiento o estado actual.

Empathy gap diagram

Dónde se produce este sesgo

La brecha de empatía también se denomina a veces brecha de empatía frío-caliente. Se refiere a dos tipos de estados viscerales. Los estados viscerales "calientes" se dan cuando nuestro estado mental está influido por el hambre, el deseo sexual, el miedo, el agotamiento u otras emociones fuertes. Un estado mental "frío" es el que no está influido por las emociones y suele ser más racional y lógico.1 Cuando nos encontramos en un estado mental caliente o frío, no reconocemos la naturaleza temporal de ese estado mental y no podemos ponernos en la mentalidad del otro. O bien predecimos en exceso lo racionales que seremos o creemos que siempre nos sentiremos tan acalorados como en un estado emocional.

Por ejemplo, imagina que te preguntan cómo responderías en una situación en la que hubiera una persona inconsciente que necesitara ayuda. Como actualmente no te encuentras en esa situación tan intensa, podrías tener una respuesta muy racional, como afirmar que realizarías una reanimación cardiopulmonar. Predices una respuesta lógica porque actualmente te encuentras en un estado mental "frío". Sin embargo, si te encontraras en esa situación, el miedo y la ansiedad podrían hacer que te comportaras de forma muy diferente. Estarías en un estado mental caliente y las emociones fuertes podrían influir en tu comportamiento. Esta situación demuestra la brecha de empatía, en la que somos incapaces de predecir correctamente cómo nos comportaremos porque hacemos nuestras predicciones basándonos en los estados emocionales actuales.

Efectos individuales

La brecha de empatía significa que hacemos predicciones incorrectas sobre nuestro comportamiento futuro. Está relacionado con el sesgo de proyección, que se refiere a nuestra tendencia a sobrestimar hasta qué punto nuestro yo futuro compartirá los mismos gustos y preferencias que nuestro yo actual. Ambos sesgos implican que tomamos decisiones teniendo en cuenta únicamente nuestro estado estrecho y a corto plazo, en lugar de considerar el hecho de que las emociones influyen en gran medida en nuestro estado mental actual. Las decisiones miopes pueden llevarnos a comportamientos que no nos beneficien. Si nos encontramos en un estado mental caliente, podemos tomar decisiones precipitadas e impetuosas que nos lleven a actuar de forma imprudente. Por ejemplo, si recibimos un correo electrónico de nuestro jefe que nos enfada mucho, es posible que le devolvamos un correo desagradable, sin tener en cuenta que es probable que nuestro enfado acabe remitiendo, y esto puede tener consecuencias negativas en nuestro trabajo.

Por otra parte, cuando no estamos influidos por emociones viscerales, podemos creer que tendremos un mayor grado de control sobre nuestro propio comportamiento en situaciones en las que se despierten estas emociones. Por ejemplo, imagina que has tomado la decisión de dejar de beber y una mañana, un amigo te invita a una fiesta en la que otras personas estarán bebiendo. Cuando tomas la decisión de ir, no te encuentras en un estado altamente emocional. Sin embargo, cuando llegas a la fiesta, tu estado visceral cambia y te vuelves muy ansioso y puedes tener la tentación de beber. Si hubieras podido predecir tu comportamiento en un estado mental diferente, probablemente no habrías tomado la decisión de ponerte en una situación difícil.

Como demuestran estos ejemplos, la brecha de empatía actúa como un obstáculo para tomar la mejor decisión para nuestros objetivos a largo plazo, y puede producirse en cualquier dirección, de caliente a frío o de frío a caliente.

Efectos sistémicos

Los modelos económicos, que se utilizan para predecir el comportamiento humano, se basan en el supuesto de que los seres humanos toman decisiones racionales. Las emociones suelen quedar fuera de la ecuación, pero la brecha de empatía demuestra que las emociones manipulan nuestro proceso de toma de decisiones. Aunque nos esforcemos por tomar decisiones racionales, debemos reconocer la forma en que nuestros estados viscerales nos hacen actuar, para poder predecir mejor nuestro comportamiento futuro cuando nuestra mentalidad emocional haya cambiado. Hay que reconfigurar los modelos económicos para que reflejen mejor los seres imperfectos y no siempre racionales que somos en realidad.

Además, aunque la brecha de empatía suele discutirse en relación con nuestra incapacidad para comprender cómo nuestro propio comportamiento diferirá en función de nuestro estado emocional, se deduce que también somos imprecisos a la hora de predecir el comportamiento de otras personas. Puede producirse una brecha de empatía interpersonal cuando no tenemos en cuenta cómo pueden afectar las emociones a otras personas.2 Si estamos en un estado frío y nuestro amigo hace algo mientras está enfadado, podemos creer que su comportamiento es ridículo e injustificado porque no estamos empatizando con el poder de sus emociones. La brecha de empatía también es un problema cuando se trata de nuestra capacidad para comprender la perspectiva de los demás, lo que puede dar lugar a conflictos.

Por qué ocurre

George Loewenstein, Ted O'Donoghue y Matthew Rabin, importantes economistas del comportamiento, han sugerido que nuestros estados emocionales actuales se utilizan como "punto de anclaje" de nuestros gustos, comportamientos y creencias.3 Esto significa que confiamos demasiado en nuestro estado mental actual para predecir nuestros comportamientos futuros. Aunque nos gustaría ser perfectamente racionales a la hora de tomar decisiones, en el día a día se nos pide constantemente que hagamos predicciones sobre nuestro comportamiento futuro y es difícil no dejarse influir por las emociones.

Cuando tenemos mucha sed o hambre, nos resulta casi imposible tomar decisiones que no estén basadas en esas emociones, pero tampoco comprendemos que nuestras decisiones están siendo influidas por nuestro estado de calor. Del mismo modo, cuando estamos en un estado frío, nos gustaría creer que también nos comportaremos de una manera lógica en el futuro, y tomaremos las mismas decisiones que ahora. En cualquiera de los dos casos, restamos importancia al papel de las emociones en la toma de decisiones porque nos gustaría pensar que actuamos de acuerdo con la racionalidad.

Por qué es importante

Como han demostrado varios ejemplos en este artículo, la brecha de empatía entra en juego en muchas situaciones diferentes, porque a diario se nos pide que hagamos predicciones sobre nuestro comportamiento futuro. Como la brecha de empatía estipula que no somos muy precisos en nuestras predicciones, se deduce que no somos capaces de tomar decisiones que reflejen nuestros objetivos a largo plazo. Es importante conocer la brecha de empatía, ya que siendo conscientes de ella podemos intentar contrarrestar sus efectos.

Cómo evitarlo

Las emociones son influencias increíblemente poderosas, que a menudo desbancan a la racionalidad y la lógica. Por eso nos resulta difícil evitar su impacto en nuestra toma de decisiones. Sin embargo, la brecha de empatía es un problema de no ser capaz de identificar correctamente el poder de las emociones. Por lo tanto, para evitar la brecha de empatía, aunque no podamos apagar nuestras emociones, podemos convertirnos en mejores predictores. Tenemos que reconocer el modo en que las emociones distorsionan nuestras acciones en lugar de pretender que siempre somos racionales a la hora de tomar decisiones.

Una técnica para mejorar la capacidad de predicción consiste en tener en cuenta no sólo nuestras acciones futuras, sino también nuestros estados mentales. Antes de poder predecir lo que vamos a hacer, tenemos que ser capaces de predecir cómo nos vamos a sentir.2

Cómo empezó todo

La brecha de empatía frío-calor fue acuñada por George Loewenstein, una conocida e influyente figura de la economía conductual.4 Loewenstein afirmó que "el afecto tiene la capacidad de transformarnos, profundamente, como seres humanos; en diferentes estados afectivos, es casi como si fuéramos personas diferentes"(1).4 A través de una serie de estudios que ha dirigido o en los que ha participado, Lowenstein ha demostrado la brecha de empatía en respuesta al dolor, la adicción, la sed y el miedo.

Loewenstein observó por primera vez la brecha de empatía en relación con la poderosa emoción del dolor en 1999, junto con Daniel Read, profesor de la Universidad de Leeds.4 En el experimento, se pidió a los participantes que valoraran su disposición a soportar el dolor a cambio de una recompensa monetaria, un escenario que se produciría una semana después de plantear la pregunta. El dolor que tenían que soportar consistía en meter las manos en agua helada. Los participantes tenían que indicar cuánto dinero tendrían que recibir para estar dispuestos a soportar el dolor. Se pidió a los participantes que indicaran su disposición en una de tres condiciones. Al primer grupo se le dio una muestra de cómo se sentiría el dolor justo antes de tomar su decisión, el segundo grupo había experimentado una muestra del dolor una semana antes, y el último grupo no había experimentado el dolor.

Read y Loewenstein descubrieron que los participantes del primer grupo, que acababan de experimentar dolor antes de tomar su decisión, indicaron que necesitarían la mayor recompensa monetaria para soportar el dolor, seguidos de los participantes que lo habían soportado una semana después4 . Los investigadores concluyeron que el dolor que experimentaban los participantes del primer grupo les hacía tomar decisiones basadas en su estado emocional. Es posible que subestimaran lo dispuestos que estarían a soportar el dolor a cambio de una recompensa monetaria porque creían que seguirían teniendo los mismos sentimientos una semana después. Alternativamente, los participantes que no habían experimentado el dolor no tenían tantas probabilidades de que su decisión se viera influida por las emociones, lo que les hizo aceptar una compensación monetaria menor. Es posible que sobrestimaran su disposición a soportar el dolor porque en ese momento tenían una mentalidad racional y tranquila.

Este error de autoprevisión se acuñó más tarde con el nombre de brecha de empatía.

Ejemplo 1 - La brecha de empatía y la adicción

Louis Giordano, consejero profesional, trabajó con Loewenstein para examinar si la brecha de empatía intervenía en el comportamiento predictivo de los drogadictos.4

Giordano pidió a los drogadictos que predijeran cuánto dinero elegirían antes que un fármaco de mantenimiento que les ayuda con los síntomas de abstinencia, a los cinco días de que se les preguntara. Por ejemplo, se les pidió que eligieran si preferirían 10 dólares u otra dosis del fármaco de mantenimiento, 20 dólares u otra dosis, etc.

Se preguntó a los adictos antes de recibir una dosis del fármaco de mantenimiento (privados de opiáceos) o después. Giordano y Loewenstein creían que los individuos se encontraban en estados muy diferentes antes en comparación con después de recibir una dosis y, por lo tanto, que el momento en que se formulara la pregunta afectaría a la cantidad de dinero que la gente eligiera en lugar de una droga de mantenimiento.4

El experimento reveló que los participantes a los que se les preguntó antes de recibir una dosis del fármaco de mantenimiento dijeron de media que aceptarían 60 dólares en lugar de otra dosis siguiente cinco días después, mientras que los que recibieron la pregunta después de recibir una dosis dijeron de media que elegirían sólo 35 dólares en lugar de otra dosis.5 A partir de estos resultados, Giordano y Loewenstein concluyeron que los participantes a los que se les había preguntado después de recibir el fármaco de mantenimiento se encontraban en un estado visceral frío y no predijeron con exactitud cómo se sentirían en un estado caliente cinco días después, cuando no acababan de recibir una dosis.4

Ejemplo 2 - Proyectar nuestras emociones en los demás

Como ya se ha mencionado, la brecha de empatía es un sesgo que también afecta a nuestras actitudes hacia los demás. Loewenstein trabajó con Leaf Van Bowen, profesor de psicología y neurociencia, para examinar la brecha de empatía interpersonal.4

Para su estudio, Loewenstein y Bowen plantearon la hipótesis de que las personas proyectarían su propio estado visceral en los demás, permitiendo así que sus emociones influyeran en su predicción del comportamiento de los demás.4 En el experimento, se pidió a los participantes que predijeran los sentimientos de los excursionistas que se habían perdido en el bosque sin comida ni agua, y cómo se sentirían ellos mismos si fueran los excursionistas. Tras pedirles que describieran cómo creían que se sentirían los excursionistas, también se les hicieron preguntas para que predijeran el hambre y la sed de los excursionistas. Un ejemplo de pregunta era "¿Qué sería más desagradable para los excursionistas, el hambre o la sed?". A continuación, se preguntó a los participantes por su propio estado visceral.

Los participantes respondieron a estas preguntas en uno de dos grupos. El primer grupo respondió a estas preguntas inmediatamente antes de participar en 20 minutos de ejercicio cardiovascular, mientras que el otro grupo respondió a las preguntas inmediatamente después de participar en 20 minutos de ejercicio cardiovascular. Loewenstein y Bowen descubrieron que los participantes que respondieron a las preguntas después de hacer ejercicio eran más propensos a indicar que la sed era la sensación más desagradable y que no llevar agua justificaba más arrepentimiento que no llevar comida, tanto por sus predicciones sobre cómo se sentirían los excursionistas como por cómo se sentirían ellos si estuvieran en la posición de los excursionistas.4

A partir de estos resultados, los investigadores concluyeron que los participantes que acababan de hacer ejercicio antes de responder a las preguntas se encontraban en un estado visceral caliente, y estaban dejando que su propia sed influyera en sus predicciones tanto sobre cómo se comportarían en un escenario determinado, como sobre cómo se sentirían otras personas. Loewenstein y Bowen concluyeron que la brecha de empatía es un sesgo que afecta tanto a las predicciones sobre uno mismo como a nuestra capacidad para predecir el comportamiento de los demás.4

Resumen

Qué es

La brecha de empatía describe nuestra incapacidad para identificar correctamente cómo nuestras emociones influyen en nuestro comportamiento.

Por qué ocurre

La brecha de empatía se produce porque subestimamos el impacto de las emociones en las decisiones que tomamos, lo que nos lleva a dejar las emociones fuera de la ecuación cuando hacemos predicciones. Nos fijamos en nuestros sentimientos y actitudes actuales para hacernos una idea de cómo podríamos comportarnos en el futuro, pero dependiendo de si estamos en un estado visceral frío o caliente, nuestras acciones pueden ser muy diferentes.

Ejemplo 1 - La brecha de empatía y la adicción

La adicción conduce a estados emocionales muy elevados en el síndrome de abstinencia que influyen enormemente en el comportamiento. Sin embargo, cuando un adicto no experimenta actualmente el síndrome de abstinencia porque acaba de recibir un fármaco de mantenimiento, es probable que sobrestime el impacto que tendría el síndrome de abstinencia en su necesidad de consumir la droga más adelante y puede creer que tomaría decisiones más parecidas a las acciones que realiza en estado de frialdad.

Ejemplo 2 - Proyectar nuestras emociones en los demás

La brecha de empatía no es sólo un sesgo que nos hace incapaces de predecir nuestro propio comportamiento, sino que también nos hace menos propensos a comprender el comportamiento de otras personas que se encuentran en un estado visceral diferente. Es probable que proyectemos nuestras emociones actuales en otras personas y predigamos que su comportamiento refleja lo que serían nuestras decisiones teniendo en cuenta nuestro estado visceral, en lugar de darnos cuenta de que pueden estar en un estado mental diferente.

Cómo evitarlo

Es casi imposible que evitemos la influencia de las emociones en nuestro comportamiento, por lo que es importante que reconozcamos su impacto. La brecha de empatía es sobre todo un problema que nos lleva a predecir incorrectamente nuestro comportamiento futuro, lo que significa que al comprender que la forma en que sentimos, y no sólo la lógica racional, influye en cómo actuamos, podemos tener en cuenta las emociones en nuestras predicciones.

Referencias

  1. Newman, S. (2016, February 8). Understanding and Mastering the Empathy Gap. Psychology Today. https://www.psychologytoday.com/ca/blog/singletons/201602/understanding-and-mastering-the-empathy-gap
  2. The Empathy Gap: Why People Fail to Understand Different Perspectives. (n.d.). Effectiviology – Psychology and philosophy you can use. Retrieved October 1, 2020, from https://effectiviology.com/empathy-gap/#Types_of_empathy_gaps
  3. Loewenstein, G., O'Donoghue, T., & Rabin, M. (2003). Projection bias in predicting future utility. The Quarterly Journal of Economics, 118(4), 1209-1248. https://doi.org/10.1162/003355303322552784
  4. Loewenstein, G. (2005). Hot-cold empathy gaps and medical decision making. Health Psychology, 24(4), S49-S56. https://doi.org/10.1037/0278-6133.24.4.s49
Notes illustration

Eager to learn about how behavioral science can help your organization?