Los cuadros de observación médica codificados por colores evitan la sobrecarga cognitiva

Uno de los problemas de los hospitales es la incapacidad de reconocer cuándo los pacientes se deterioran o se encuentran en estado crítico. Esto provoca efectos adversos en los pacientes e incluso muertes. Estos fallos se producen debido a una sobrecarga cognitiva que limita la capacidad de los trabajadores hospitalarios para percibir los problemas. Para paliar este problema, un gobierno regional de Australia puso en marcha un programa destinado a reducir este tipo de errores. Este programa era polifacético e incluía diversos sistemas de clasificación y políticas estandarizadas. El aspecto más notable era una tabla codificada por colores basada en datos sobre el paciente. Este gráfico, que daba a los pacientes en peores condiciones colores como el amarillo y el rojo, hacía más evidente el deterioro del paciente. Esto facilitaba la percepción de los problemas, por lo que los trabajadores sanitarios cometían menos errores. Este programa se tradujo en un descenso del 25% de las paradas cardiacas.