Habits

La idea básica

Imagine que alguien le pide que describa cómo se camina. Probablemente sería una pregunta desconcertante, e incluso podría ser difícil de responder, a pesar de que es algo que haces a diario. Esto se debe a que es algo que se hace sin pensar. Los hábitos son automáticos, difíciles de romper y forman un patrón de comportamiento que responde a determinados estímulos.1 Los hábitos suelen requerir una señal, repetición y una recompensa o castigo para formarse.

Una actividad como caminar es un ejemplo de hábito. Caminar podría estar más alineado con la memoria muscular, un tipo físico de hábito, pero cada día nos involucramos en docenas de hábitos tanto físicos como mentales. No sólo nuestros movimientos físicos están condicionados por los hábitos, sino que los procesos mentales que llevamos a cabo también acaban formando hábitos. Esto significa que los hábitos también influyen en nuestro proceso de toma de decisiones. Cuando nos enfrentamos a una decisión, seleccionamos una opción posible basándonos en los valores que asociamos a cada una. Una forma de decidir si una opción tiene valor es si es habitual. Dado que los hábitos conforman gran parte de nuestro comportamiento diario, es importante que los comprendamos.

Somos lo que hacemos repetidamente. Por tanto, la excelencia no es un acto, sino un hábito.


- Will Durant, filósofo estadounidense, en su libro The Story of Philosophy: Vidas y opiniones de los más grandes filósofos del mundo2

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