Comer sin sentido

La idea básica

¿Alguna vez ha estado comiendo una bolsa de patatas fritas mientras trabajaba o veía la televisión y, de repente, al meter la mano en la bolsa, la encuentra vacía y no recuerda haber consumido tanta comida? Si es así, no se sienta mal porque este fenómeno le ocurre a más gente de la que cree. El concepto de comer sin pensar tiene su origen en conductas psicológicas estimuladas por un cerebro distraído y la repetición de un comportamiento habitual.

El concepto de comer sin pensar se basa en la idea de que las decisiones inconscientes que tomamos sobre la comida pueden tener profundos efectos en nuestra dieta y nuestro peso. Contrasta con la alimentación consciente, que promueve comportamientos como comer despacio y sin distracciones, distinguir entre los desencadenantes del hambre y los que no lo son, y apreciar los olores y la textura de la comida. Estos comportamientos, en su mayoría psicológicos, podrían tener un gran impacto en la forma de consumir alimentos y, a largo plazo, podrían repercutir en su salud.

Por ejemplo, los atracones pueden ser un trastorno grave que requiere atención médica. Pero para la mayoría de nosotros, puede ocurrir ocasionalmente durante momentos en los que experimentamos un subidón o bajón personal. Durante los cuales, el acto de comer se ha convertido en un acto sin sentido, y a menudo se hace rápidamente. Esto puede ser problemático, ya que el cerebro tarda hasta 20 minutos en darse cuenta de que está lleno. Si comes demasiado rápido, la señal de saciedad puede no llegar hasta que ya hayas comido demasiado, dejándote no sólo físicamente incómodo, sino mentalmente estresado por la cantidad de comida que no tenías intención de consumir.

Sólo hay una cosa lo bastante fuerte para vencer la tiranía del momento. El hábito.


Términos clave

Desinhibición: La tendencia a comer en exceso en respuesta a diferentes estímulos, y puede ocurrir en una variedad de circunstancias, como cuando a un individuo se le presenta una variedad de alimentos apetitosos o está bajo angustia emocional.

Alimentación consciente: Es un enfoque de la alimentación que se centra en la conciencia sensual de los individuos sobre los alimentos y su experiencia con ellos. Tiene poco que ver con las calorías, los carbohidratos, las grasas o las proteínas.

Conciencia interoceptiva: La conciencia de las sensaciones corporales internas, que implica el proceso sensorial de recepción, acceso y valoración de las señales corporales internas.

Historia

El término "comer sin pensar" fue popularizado en 2006 por Brian Wansink, profesor e investigador estadounidense, a través de su libro Mindless Eating: Por qué comemos más de lo que pensamos. Wansink, que trabajó en investigación sobre comportamiento del consumidor y marketing, es el antiguo director ejecutivo del Centro de Potica y Promoción de la Nutrición (CNPP) del USDA y realizó numerosos experimentos en torno al consumo de alimentos durante su etapa como director del Laboratorio de Alimentos y Marcas de Cornell.

En uno de sus artículos definitorios, Mindless Eating: The 200 Daily Food Decisions We Overlook, intenta mostrar dos puntos clave. "En primer lugar, sólo somos conscientes de una pequeña parte de las decisiones alimentarias que tomamos. En segundo lugar, o no somos conscientes de cómo influye nuestro entorno en estas decisiones o no estamos dispuestos a reconocerlo".1 A través de dos estudios, se propuso demostrar que la gente come sin pensar cuando no es consciente de los efectos del entorno en la cantidad de comida o bebida que consume.

Aunque se trata de un concepto relativamente reciente, se ha investigado mucho sobre este tema en relación con otras cuestiones de salud como los trastornos alimentarios, la salud mental y el bienestar general. También se ha hecho un hueco en blogs informales y ha sido promovido por profesionales de la salud y la medicina, incluso promocionado por la Harvard Health Publishing de la Harvard Medical School.2 Con el creciente énfasis en la salud física y mental, se están invirtiendo más esfuerzos en perseguir este nicho en la investigación alimentaria.

Consecuencias

Este campo de investigación sobre la psicología que subyace a las decisiones que tomamos con respecto a la comida ha saltado a la primera línea de la ciencia del comportamiento hoy en día, en parte debido a los rápidos cambios en el estilo de vida, que hace hincapié en la salud y la conciencia tanto de la mente como del cuerpo. Además, el ritmo acelerado y la diversidad de la sociedad actual tientan a la gente con una abundancia de opciones alimentarias. Además, las distracciones han desviado la atención del acto de comer hacia nuestros teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y televisores. Por lo tanto, no ser conscientes de cómo y qué consumimos puede provocar problemas que afecten a toda una generación.

En la actualidad, comer en exceso es uno de los comportamientos no intencionados que más perjudican la salud en los países occidentalizados. Muchos estudios han demostrado que el acto de comer y el nivel de conciencia con el que se toman las decisiones están estrechamente correlacionados a la hora de producir resultados óptimos y saludables.3 El acto de comer siempre conlleva un nivel de decisión consciente, pero como "hábito" altamente condicionado, es automático y suele ser sensible a los estados emocionales. Por ejemplo, una baja conciencia interoceptiva y los patrones neurobiológicos de actividad darán lugar a una alimentación compulsiva y emocional -a la que a menudo nos referimos como atracón-.4 Por lo tanto, comer distraído, o sin pensar, durante un periodo de tiempo, causado por una baja conciencia en las decisiones que estás tomando sobre la comida que tienes delante, puede tener consecuencias negativas en tu salud física y mental.

Desde otro punto de vista, cuando se trata de la ciencia que se esconde tras la manipulación esencial de nuestra relación con la comida, existe el peligro inherente de confundir al público o de que los lectores malinterpreten los resultados de ciertos experimentos y los modifiquen para alcanzar sus propios objetivos de salud. En el mercado saturado de consejos sobre dietas y blogs de salud, es fácil distorsionar los métodos destinados a la alimentación consciente y causar daños duraderos a nuestra salud mental y física. Según el Dr. James Greenblatt, experto en trastornos alimentarios y director médico de Walden Behavioral Care, la alimentación consciente puede ser potencialmente peligrosa. Greenblatt afirma que "[l]a alimentación consciente claramente tiene un lugar en nuestros planes de tratamiento... [pero que] muchos trastornos alimentarios reflejan una anormalidad neuroquímica grave que debe abordarse con intervenciones biológicas primero, antes de agregar otras estrategias psicoterapéuticas y la alimentación consciente".5

Es fácil que las personas que padecen un trastorno alimentario sigan estos consejos de alimentación consciente y entren sin darse cuenta en un círculo vicioso en el que intentan aliviar su ansiedad y disforia sin buscar ayuda médica profesional. En otras palabras, se automedican utilizando sus hábitos alimentarios, de forma parecida a como un drogadicto modera su consumo de drogas para ayudar a su adicción.6 Los trastornos alimentarios graves, como la anorexia, se han asociado a una sobreproducción de dopamina que provoca ansiedad y la capacidad de hacer cosas desagradables, como no comer. Aunque la raíz de algunos de estos trastornos no provenga de la alimentación sin sentido, la narrativa en torno a la alimentación consciente y la formación de hábitos alimentarios para conseguir o evitar determinados resultados puede inducir comportamientos irracionales y resultados adversos. Por lo tanto, es más importante que, a la hora de promover hábitos de alimentación consciente, seamos conscientes de las externalidades negativas que la literatura puede transmitir para ayudar a enmarcar estos debates de forma adecuada.

Controversias

En 2017, un gran corpus de la investigación de Wansink se enfrentó a un escrutinio que dio lugar a varias retractaciones y correcciones y provocó una investigación de Cornell sobre la integridad de su trabajo. En septiembre de 2018, Cornell determinó que Wansink había cometido mala conducta científica y lo apartó de todos sus puestos docentes y de investigación. Durante más de un año, la exactitud de la investigación de Wansink ha sido cada vez más cuestionada, con cinco artículos retractados (uno de los cuales fue retractado dos veces), catorce corregidos y más de cincuenta otros que enfrentan escrutinio.

Esta investigación surgió tras las dudas planteadas por James Heathers, investigador postdoctoral de la Universidad Northeastern de Boston, que puso en duda la veracidad de los resultados de uno de los trabajos más famosos de Wansink tras un nuevo análisis estadístico de los datos del estudio de los cuencos sin fondo. El estudio era el siguiente. En 2005, Wansink fue coautor de un trabajo titulado Bottomless Bowls: Por qué las señales visuales del tamaño de las porciones pueden influir en la ingesta. En el experimento, los participantes estaban sentados en una mesa, cada uno frente a un cuenco de sopa de tomate. Después de comer tanto como quisieran en veinte minutos, se les pidió que valoraran, entre otras cosas, cuánta sopa creían haber consumido. La variable independiente era que, mientras la mitad de los participantes estaban sentados frente a un plato de sopa normal, a los otros dos se les servía sopa en cuencos que se rellenaban a través de unos tubos discretos que atravesaban la mesa y llegaban a los cuencos. Los resultados mostraron que las personas que comían en los cuencos "sin fondo" consumían un 73% más de sopa que las que comían en cuencos normales, pero calculaban que ingerían 140,5 calorías menos de las que realmente ingerían. Wansink y su equipo llegaron a la conclusión de que, aunque los participantes a los que se les dio los cuencos autorrellenables tomaron mucha más sopa, no eran conscientes de haber consumido esa cantidad adicional.7

Dudando de los resultados, Heathers utilizó una técnica conocida como SPRITE (Sample Parameter Reconstruction via Iterative Techniques) para investigar si era posible que existieran los estadísticos descriptivos que aparecían en el artículo dado el escenario y las condiciones del experimento. Estas estadísticas incluyen el número de puntos de datos, las medias y las desviaciones estándar. Lo que él y otros investigadores acabaron descubriendo fue que Wansink había estado "produciendo" sus resultados mediante diversos métodos poco éticos e incorrectos.8 Estos problemas incluían conclusiones no respaldadas por los datos presentados, datos y cifras duplicados en distintos artículos, análisis estadísticos incorrectos, datos cuestionables que producían valores imposibles y "p-hacking". Este último método consiste en seleccionar los resultados más significativos o interesantes y ajustar la hipótesis inicial, lo que es contrario al método científico9.

A la luz de esta investigación, Jean Fain, psicoterapeuta afiliada a la Facultad de Medicina de Harvard, afirma que "[los consejos de Wansink] pueden ser peligrosos para las personas con trastornos alimentarios diagnosticables, quienes, al seguir al pie de la letra los consejos de Wansink, son más propensas a ignorar su experiencia interna de hambre y saciedad, satisfacción y nutrición, y a centrarse exclusivamente en aspectos externos, como el tamaño del plato y de las porciones."10 Es importante señalar que, si bien los resultados específicos de los estudios de Wansink no se sostienen, gran parte de los métodos cualitativos que describe en su obra para ayudar a ser comedores más conscientes y los factores ambientales que causan la alimentación sin sentido han demostrado ser válidos y apoyados por otras investigaciones en el campo.

Estudio de caso

Ha habido muchas publicaciones en torno a la eficacia de las prácticas de mindfulness como tratamiento para los trastornos alimentarios que arrojaron resultados positivos. Pero después de Wansink, se cuestionó la credibilidad de gran parte de la investigación y el aumento de su uso en la cultura popular no fomentó su legitimidad.

En 2014, Katterman y sus colegas publicaron un estudio en la revista Eating Behaviors en el que se proponían evaluar una serie de estudios que utilizaban métodos similares para abordar problemas alimentarios parecidos. El objetivo era determinar qué problemas alimentarios responden mejor o peor a las técnicas de alimentación consciente. El informe se centró en estudios sobre atracones, alimentación emocional y pérdida de peso sin trastornos en los que las técnicas de mindful eating eran la manipulación principal. Entre los 14 estudios que incluyeron en su informe, figuraban los que llevaban a cabo principalmente métodos como la reducción del estrés basada en la atención plena y el entrenamiento de la conciencia alimentaria basada en la atención plena. La conclusión del equipo fue que dichos programas de entrenamiento eran eficaces para disminuir los atracones y la alimentación emocional, pero no eran muy eficaces como intervención para la pérdida de peso.11

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