Teoría de las expectativas
La idea básica
Cuando la gente me pregunta cómo pasé el verano, les digo que estudié para el LSAT de mayo a agosto. Esto suele dar lugar a reflexiones sobre lo terrible que debió de ser y a preguntas sobre cómo me motivé. Aunque estudiar para el examen fue una experiencia estresante, no fue ni mucho menos terrible. Estaba motivada para estudiar porque sabía que sería un paso valioso hacia mi objetivo mayor, que era entrar en la facultad de Derecho. Esperaba que si me esforzaba más por estudiar, aumentaría mis posibilidades de obtener una puntuación alta, lo que creía que me ayudaría a conseguir mi objetivo general.
Mi experiencia se basó en la teoría de las expectativas, que parte de la base de que las personas se sienten motivadas a realizar determinados comportamientos por los resultados esperados.1 Así pues, los valores asociados a dichos resultados son los factores que determinan la elección de un comportamiento en lugar de otro. La teoría de las expectativas divide el proceso de toma de decisiones en expectativas (los esfuerzos conducirán a un alto rendimiento), instrumentalidad (el rendimiento conducirá a los resultados previstos) y valencia (los resultados previstos son deseables).