El modelo COM-B para el cambio de comportamiento

¿Qué es un marco?

Los marcos de cambio de comportamiento son la base de la ciencia del comportamiento aplicada. Diseñados por científicos del comportamiento para responsables políticos y líderes del sector, estos resúmenes de los conocimientos más avanzados sobre la toma de decisiones son esenciales para aplicar la investigación en los ámbitos público y privado. Los marcos destilan estrategias para influir en las decisiones humanas en dispositivos mnemotécnicos o acrónimos sencillos y portátiles. Esto hace posible que complejas ideas teóricas sobre cómo piensan y actúan las personas se incorporen a las prácticas de organizaciones de todos los sectores y entornos. Para saber más sobre cómo funcionan estos marcos en la práctica, consulte nuestros estudios de casos.

La idea básica

El modelo COM-B para el cambio de comportamiento cita la capacidad (C), la oportunidad (O) y la motivación (M) como tres factores clave capaces de cambiar el comportamiento (B). La capacidad se refiere a la habilidad psicológica y física de un individuo para participar en una actividad. La oportunidad se refiere a los factores externos que hacen posible un comportamiento. Por último, la motivación se refiere a los procesos cognitivos conscientes e inconscientes que dirigen e inspiran el comportamiento.5

Este modelo reconoce que el comportamiento está influido por muchos factores, y que los cambios de comportamiento se inducen modificando al menos uno de estos componentes.5 El modelo COM-B es especialmente importante a la hora de considerar los métodos de intervención, ya que los interventores necesitan garantizar la sostenibilidad del comportamiento aprendido. Por lo general, se ha utilizado en el ámbito de la salud pública.

¿Cómo podemos conseguir un cambio de comportamiento duradero?

Términos clave

Intervenciones para el cambio de comportamiento: conjuntos coordinados de actividades diseñadas para cambiar patrones de comportamiento específicos. Los patrones pueden medirse con respecto a la incidencia de los comportamientos en poblaciones específicas; por ejemplo, una intervención de cambio de comportamiento podría dirigirse a una población concreta con un elevado consumo de tabaco para intentar reducir la ingesta diaria de cigarrillos.5

Rueda del cambio de comportamiento (BCW): marco diseñado para ayudar a los diseñadores de intervenciones a pasar del análisis conductual de un problema a un método de intervención basado en pruebas. Este marco permite a los diseñadores identificar las funciones de intervención y las categorías de políticas que pueden propiciar el cambio.1

Historia

El modelo COM-B fue desarrollado por Susan Michie, Maartje van Stralen y Robert West en 2011. En ese momento, existían muchos marcos de intervenciones para el cambio de comportamiento y, aunque muchos tenían éxito, una cantidad abrumadora eran ineficaces. Por lo tanto, Michie y sus colegas examinaron las intervenciones existentes y crearon directamente el COM-B basándose en las limitaciones de los marcos anteriores. El modelo COM-B es una pieza del marco de la rueda de cambio de comportamiento, también desarrollado por Michie y sus colegas (2014).4

Personas

Susan Michie

Psicóloga británica y profesora de Psicología de la Salud en el University College de Londres. Junto con sus colegas, creó el marco COM-B para el cambio de comportamiento. Michie es miembro del Grupo Científico de la Gripe Pandémica sobre Ciencia del Comportamiento (SPO-B): 2019 Novel Coronavirus (COVID-19). También fue invitada recientemente al podcast The Decision Corner, donde debatimos la forma en que la ciencia del comportamiento dará forma al mundo a medida que salgamos de COVID-19.

Consecuencias

Comprender los factores que influyen en el comportamiento es la clave del cambio de comportamiento. El modelo COM-B de cambio de comportamiento propone que, para adoptar un comportamiento (B) en un momento dado, una persona debe ser física y psicológicamente capaz (C) y tener la oportunidad (O) de mostrar el comportamiento, así como el deseo o la necesidad de demostrar el comportamiento en ese momento (M). Este modelo es eficaz porque identifica qué componente del comportamiento debe cambiarse para que una intervención tenga éxito.9 El COM-B también se utiliza a menudo junto con la rueda del cambio de comportamiento, que identifica las categorías de intervención. Más detalladamente, los tres factores son:

  1. Capacidad

    R
    ecordemos que la capacidad en el contexto del COM-B se refiere a si tenemos los conocimientos, las destrezas y las habilidades para llevar a cabo un comportamiento. Esta capacidad comprende el estado mental, los conocimientos y habilidades, y la fuerza física. Por ejemplo, para que una persona se sienta capaz de realizar un comportamiento o lograr un resultado, la realización de una sesión de formación para ayudar a aprender ese comportamiento puede aumentar los sentimientos de capacidad.
  2. Oportunidad

    Recordemos que la oportunidad en el contexto del COM-B se refiere a los factores externos que hacen posible la ejecución de un comportamiento. La oportunidad física, las oportunidades proporcionadas por el entorno y la oportunidad social son componentes válidos. Por ejemplo, para mejorar la oportunidad de empezar a realizar un comportamiento como el ejercicio regular, pueden ser útiles las clases de entrenamiento gratuitas.
  3. Motivación

    Recordemos que la motivación en el contexto del COM-B se refiere a los procesos internos que influyen en la toma de decisiones y el comportamiento. La motivación reflexiva -el proceso reflexivo que interviene en la elaboración de planes- y la motivación automática -los procesos automáticos como los impulsos y la inhibición- son los dos componentes principales. Por ejemplo, para mejorar la motivación, resulta útil hacer que un comportamiento deseado pase de ser algo que tienen que hacer a algo que quieren hacer, fomentando la reflexión sobre los beneficios de realizar ese comportamiento.

El comportamiento de un individuo cambiará si las intervenciones anteriores se aplican con éxito.

Controversias

Ogden (2016) sostiene que limitar la variabilidad humana mediante el uso del modelo COM-B y la rueda de cambio de comportamiento no es necesariamente deseable.6 En 2008, los investigadores comenzaron a explorar qué técnicas se utilizaban en intervenciones específicas y cuáles eran las más eficaces. Recopilaron sus hallazgos en la Taxonomía de Técnicas de Cambio de Conducta, un documento que podría utilizarse para medir el éxito de las intervenciones y garantizar la aplicación de las más sólidas. Ogden argumenta que en la creación de la Taxonomía de Técnicas de Cambio de Conducta se pasó por alto la variabilidad de las personas y sus interaccionesLos partidarios del movimiento de la Taxonomía de Técnicas de Cambio de Conducta argumentan, sin embargo, que sistematizar el comportamiento permite maximizar la eficacia de las intervenciones, que debería ser el objetivo final.6

Ogden, sin embargo, duda de que la información registrada como protocolos permita hacer predicciones precisas, sobre todo teniendo en cuenta la variabilidad humana. También señala que si hay divergencia entre las propias creencias de una persona y su comportamiento, entonces hay desconexión entre su propio comportamiento y el del profesional sanitario. Además, existe una desconexión entre las propias creencias del profesional sanitario y su comportamiento con un paciente. Además, existe una desconexión entre las creencias del profesional sanitario y la formación que ha recibido para llevar a cabo la intervención.6 Por lo tanto, Ogden argumenta que la variabilidad humana se deja de lado por el objetivo de sistematizar la ciencia del cambio de conducta y su aplicación en el desarrollo de intervenciones.7 Según ella, se pierde una valiosa variabilidad, por lo que se reduce la eficacia de la ciencia del cambio de conducta y su potencial para avanzar.7

Estudio de caso

El modelo de comportamiento COM-B y la mejora del uso de audífonos

A pesar de la abundancia de pruebas de que el uso de audífonos puede mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad auditiva, el 30 % de la comunidad de discapacitados auditivos opta por no llevarlos.1 Barker y sus colegas (2016) examinaron si la aplicación del método COM-B podría servir para desarrollar una intervención para esta discrepancia. Entrevistaron a 10 audiólogos acerca de sus sentimientos sobre cada componente del modelo COM-B. Los audiólogos informaron que sentían que la capacidad física no era un problema para ellos, y que tanto la oportunidad física como la social eran importantes para determinar si era probable que se produjera la planificación conductual. También señalaron que la motivación desempeñaba un papel importante a la hora de determinar la probabilidad de llevar a cabo la planificación conductual. En conjunto, la capacidad, la oportunidad y la motivación se consideraban factores importantes a la hora de acudir a las citas para la adaptación de audífonos. Por lo tanto, Barker y sus colegas sostienen que el modelo COM-B puede utilizarse de forma eficaz en el desarrollo de intervenciones audiológicas y proporcionar apoyo a la autogestión.

Modelo de comportamiento COM-B y mejora del uso de antibióticos

La resistencia a los antibióticos es una grave amenaza para la salud mundial, y se calcula que causará 10 millones de muertes al año en 2050 si no se aplica ninguna intervención eficaz.3 Duan y sus colegas (2020) señalan que la resistencia a los antibióticos está causada por el uso incoherente de los antibióticos prescritos, a menudo debido al escaso cumplimiento de los consejos médicos, el intercambio de antibióticos no utilizados y/o el uso de antibióticos con fines de automedicación. Por desgracia, el conocimiento del comportamiento de los consumidores respecto al uso de antibióticos es limitado. Duan y sus colegas se propusieron examinar los patrones de comportamiento de los consumidores y desarrollar estrategias para mejorar el uso de antibióticos en China utilizando el marco COM-B. Identificaron los atributos COM-B de los consumidores de antibióticos -capacidad, oportunidad y motivación- mediante entrevistas a 30 participantes. A continuación, Duan y sus colegas desarrollaron, probaron y validaron una medida para comprender los comportamientos de los consumidores de antibióticos. Esta herramienta de medición (?) permitirá a los investigadores categorizar e identificar patrones de comportamiento ocultos de los consumidores. Duan y sus colegas sostienen que su herramienta facilita el proceso de desarrollo y aplicación de intervenciones específicas. Por ejemplo, un programa de revisión de medicamentos a domicilio puede ser útil para los consumidores con tendencia a almacenar medicamentos y automedicarse.3

El modelo de comportamiento COM-B y la pandemia COVID-19

Según un artículo de revisión de 2020 publicado por Weston y sus colegas, la ciencia del comportamiento desempeña un papel fundamental en la mitigación de los efectos de los brotes de enfermedades infecciosas, como la pandemia de COVID-19.11 La Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta el cambio de comportamiento adaptativo en respuesta a las emergencias de salud pública. Michie y sus colegas (2020)2 se hacen eco de esta opinión y afirman que "el comportamiento humano determinará la rapidez de propagación del COVID-19 y la mortalidad. Por lo tanto, la ciencia del comportamiento debe estar en el corazón de la respuesta de salud pública." Weston y sus colegas señalan que el modelo COM-B se ha propuesto como punto de partida para intervenciones que reducirían la transmisión del virus. Esta idea se ve respaldada por un artículo publicado en 2020 en Nature, en el que los autores West y sus colegas sostienen que el cambio de comportamiento es fundamental para prevenir la transmisión del COVID-19.10

Como sabemos, conductas como el distanciamiento social, el aislamiento, el uso de mascarilla y el lavado de manos frecuente son fundamentales para prevenir la propagación del COVID-19. Estas medidas han sido aplicadas por gobiernos de todo el mundo, sin embargo, según West y sus colegas, existe una necesidad urgente de crear intervenciones que mejoren la adherencia humana.

Los autores emplearon el modelo COM-B para comprender cómo la capacidad, la oportunidad y la motivación afectan a la adhesión a las directrices COVID-19. También emplearon la rueda de cambio de comportamiento relacionada para identificar las categorías de intervención que deberían incluirse en la estrategia de cambio de comportamiento: educación, persuasión, incentivación, coerción, habilitación, formación, restricción, reestructuración ambiental y modelado. West y sus colegas descubrieron que las intervenciones deberían dirigirse específicamente a conductas como el aislamiento y las medidas de distanciamiento social. Concluyen que los modelos y métodos de las ciencias del comportamiento, como el COM-B, pueden utilizarse para desarrollar y evaluar dichas intervenciones.10

Recursos relacionados con TDL

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Si le interesa saber más sobre cómo cambiar el comportamiento humano, este artículo describe la herramienta de la motivación, así como la forma en que se produce el cambio de comportamiento a través de una serie de etapas.

Un codazo al día mantiene alejado al médico

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Fuentes

  1. Barker, F., Atkins, L. y De Lusignan, S. (2016). Aplicación del modelo de comportamiento COM-B y la rueda de cambio de comportamiento para desarrollar una intervención para mejorar el uso de audífonos en la rehabilitación auditiva de adultos. Revista Internacional de Audiología, 55(sup3), S90-S98. https://doi.org/10.3109/14992027.2015.1120894
  2. La ciencia del comportamiento debe estar en el centro de la respuesta de salud pública al COVID-19. (2020, 28 de febrero). The BMJ. https://blogs.bmj.com/bmj/2020/02/28/behavioural-science-must-be-at-the-heart-of-the-public-health-response-to-covid-19/
  3. Duan, Z., Liu, C., Han, M., Wang, D., Zhang, X., & Liu, C. (2020). Understanding consumer behavior patterns in antibiotic usage for upper respiratory tract infections: A study protocol based on the COM-B framework. Investigación en Farmacia Social y Administrativa, 17(5), 978-985. https://doi.org/10.1016/j.sapharm.2020.07.033
  4. Michie, S., Atkins, L., y West, R. (2014). La rueda del cambio de comportamiento: Una guía para diseñar intervenciones.
  5. Michie, S., Van Stralen, M. M., & West, R. (2011). La rueda del cambio de comportamiento: Un nuevo método para caracterizar y diseñar intervenciones de cambio de comportamiento. Implementation Science, 6(1).https://doi.org/10.1186/1748-5908-6-42
  6. Ogden, J. (2016). Celebrando la variabilidad y una llamada a limitar la sistematización: El ejemplo de la taxonomía de técnicas de cambio de comportamiento y la rueda de cambio de comportamiento. Health Psychology Review, 10(3), 245-250. https://doi.org/10.1080/17437199.2016.1190291
  7. Peters, G. Y., & Kok, G. (2016). Todos los modelos son erróneos, pero algunos son útiles: Un comentario sobre Ogden (2016). Health Psychology Review, 10(3), 265-268. https://doi.org/10.1080/17437199.2016.1190658
  8. Cambio Social Reino Unido. (sin fecha). A guide on the COM-B Model of Behaviour. https://social-change.co.uk/files/02.09.19_COM-B_and_changing_behaviour_.pdf
  9. West, R., & Michie, S. (2020, 9 de abril). Breve introducción al Modelo COM-B de comportamiento y a la Teoría PRIME de la motivación. https://www.qeios.com/read/WW04E6.2
  10. West, R., Michie, S., Rubin, G. J., & Amlôt, R. (2020). Applying principles of behaviour change to reduce SARS-Cov-2 transmission. Nature Human Behaviour, 4(5), 451-459. https://doi.org/10.1038/s41562-020-0887-9
  11. Weston, D., Ip, A., & Amlôt, R. (2020). Examining the application of behaviour change theories in the context of infectious disease outbreaks and emergency response: A review of reviews. BMC Public Health,20(1). https://doi.org/10.1186/s12889-020-09519-2

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