Homo Economicus
La idea básica
La distinción subyacente entre la economía tradicional y la economía conductual es una suposición sobre la naturaleza de la toma de decisiones humana. Un economista clásico podría argumentar que las personas son racionales: actúan en su mejor interés, tratando de maximizar los resultados deseados mediante la aplicación de la razón y la lógica a un conjunto de preferencias. Por el contrario, un economista conductista no tiene por qué afirmar que las personas son irracionales, pero sí que no siempre lo son.
Homo economicus (hombre económico en latín) es un término utilizado a menudo para describir una figura hipotética que representa este concepto de racionalidad incondicional. Los economistas conductuales suelen señalar lo absurdo de los supuestos de racionalidad de la teoría económica, destacando la multitud de anécdotas y pruebas experimentales que apoyan la noción de que los seres humanos suelen desviarse de estos supuestos. Una definición idealizada de la economía conductual es que se propone explorar los procesos de toma de decisiones del homo sapiens más que los del homo economicus. El primero son personas reales, mientras que el segundo representa la personificación de un concepto teórico.