Woman in the field with plants getting ready to cook

Diagnóstico de comportamiento sobre el terreno para aumentar la adopción de estufas limpias

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Cada día, en países de todo el mundo, se siguen utilizando combustibles y tecnologías de combustión ineficientes para cocinar las comidas. En muchos casos, estos materiales y herramientas son las opciones tradicionales. Pero conllevan grandes costes, sobre todo en lo que respecta a la salud humana.

Se calcula que los métodos de cocina ineficaces provocan 3,2 millones de muertes prematuras al año, que afectan sobre todo a mujeres y niños. Se calcula que los costes asociados a la contaminación del aire interior provocada por la cocina ascienden a 2,4 billones de dólares anuales, si se tienen en cuenta los costes sanitarios, la pérdida de productividad de mujeres y niños y las repercusiones medioambientales.

Las cocinas ineficaces contribuyen en gran medida a este problema. Aunque existen alternativas baratas y más eficientes, en muchos países su uso ha sido escaso. En Uganda, menos del 5% de los hogares utilizan cocinas mejoradas.

Para combatir la elevada tasa de mortalidad, el Banco Mundial puso en marcha la Iniciativa de Estufas Limpias. Este proyecto tiene como objetivo aumentar la adopción de las ICS, que pueden reducir el gasto de combustible de los hogares en un 50% y la contaminación en interiores hasta en un 90%. Desde 2015, el Banco Mundial ha proporcionado alrededor de 562 millones de dólares para la cocina limpia o mejorada, apoyando a 43 millones de personas a través de 30 países con déficit de acceso.

Escasa aceptación de las cocinas limpias

¿Por qué es tan baja la aceptación de los ICS? Las razones son complicadas. Según investigaciones anteriores del Banco Mundial, hay problemas sistémicos tanto en la oferta como en la demanda: las cadenas de suministro débiles y los distribuidores poco capitalizados limitan la exposición de los consumidores a nuevas tecnologías como los ICS, lo que a su vez reduce la demanda.

Pero a nivel individual, también existen barreras conductuales que limitan la demanda de ICS. Los prejuicios cognitivos y heurísticos, las normas sociales y culturales y otros factores se interponen a menudo en el camino de los cambios de comportamiento útiles.

TDL se asoció con el Banco para diagnosticar exactamente qué barreras de comportamiento impedían la adopción de ICS en Uganda y desarrollar intervenciones basadas en pruebas para fomentar una mayor adopción.

Trabajo de campo entre las partes interesadas

Este proyecto no habría sido posible sin la ayuda y colaboración de las partes interesadas sobre el terreno. Trabajamos con funcionarios del gobierno ugandés, distribuidores y fabricantes de ICS y nuestros socios del Banco Mundial, llevando a cabo una investigación original y recopilando datos de cientos de hogares.

Empezamos con una revisión exhaustiva de la investigación existente sobre este tema, incluida la bibliografía sobre el Fondo de Desafío a la Distribución (DCF) del Banco Mundial y el conocimiento contextual de las cocinas mejoradas en Uganda y el África subsahariana. A partir de nuestra investigación, elaboramos una lista de barreras de comportamiento que debíamos investigar con más detalle.

Para elaborar nuestras hipótesis, realizamos una serie de entrevistas estructuradas con las partes interesadas de todo el programa DCF. Nos esforzamos por garantizar la representación de una amplia gama de puntos de vista a lo largo de la cadena de valor, incluidos fabricantes, distribuidores y reguladores. Esto nos ayudó a comprender cómo determinadas dinámicas de comportamiento limitaban el suministro de ICS.

Por ejemplo, una idea que surgió durante nuestras entrevistas fue que la difusión de la responsabilidad en el lado de la oferta limitaba el alcance de las campañas de concienciación. Los fabricantes pensaban que los distribuidores debían ser los responsables de las campañas de concienciación, mientras que los distribuidores pensaban que debían ser los fabricantes. Esta falta de un mandato claro significaba que muchos consumidores desconocían los riesgos para la salud de las cocinas tradicionales y las ventajas de las ICS.

Escuchar las voces de la comunidad

Como parte de nuestro trabajo de campo, también organizamos varios grupos de discusión con consumidores de la región de Kampala. Reclutamos a diversos grupos de participantes, que representaban una gama de orígenes, género y estatus socioeconómico, con el fin de obtener una comprensión medida de la percepción de las estufas y los procesos de toma de decisiones en los hogares.

Por último, para completar nuestra comprensión de las barreras tanto en el lado de la oferta como en el de la demanda, realizamos una encuesta entre comerciantes, fabricantes y 50 hogares más que habían tomado la decisión de cambiar a las ICS, así como 100 hogares que aún no habían hecho el cambio. Nos centramos en conocer los hábitos de uso de las estufas, los canales de adopción y los prejuicios que surgen en los distintos momentos del proceso de toma de decisiones.

Diagnóstico del problema

Con los datos en la mano, estábamos preparados para realizar un diagnóstico conductual del problema en cuestión. Nuestro equipo utilizó el marco COM-B como lente adecuada para conceptualizar los bajos índices de adopción de cocinas mejoradas. Se trata de un modelo muy utilizado en las ciencias del comportamiento que se centra en tres componentes principales: capacidad, oportunidad y motivación. Estos tres elementos interactúan para influir en la probabilidad de que un individuo adopte un determinado comportamiento.

Nuestra investigación de campo nos había dejado una lista de siete temas centrales que afectaban a la adopción de ICS. Entre ellos se incluían aspectos como la concienciación, la confianza, el acceso, etcétera. Asignamos estos temas a cada componente COM-B para identificar los comportamientos clave subyacentes al problema, así como los prejuicios cognitivos que arraigaban estos comportamientos.

Al final, identificamos un total de 26 obstáculos específicos para la adopción de estufas limpias. Entre ellas se encontraban desde la falta de conocimientos sobre los riesgos para la salud del humo interior hasta el peso de las propias estufas: el modelo más barato era demasiado pesado para que la mayoría de las mujeres pudieran transportarlo solas.

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Cocinando el cambio

Una vez identificados los principales problemas, el último paso fue desarrollar soluciones para abordarlos. Para maximizar nuestro impacto, queríamos centrarnos en intervenciones que a) pudieran ampliarse a toda nuestra población objetivo de ugandeses, y b) generaran el mayor retorno de la inversión.

Teniendo esto en cuenta, desarrollamos dos vectores de intervención, con cada una de nuestras 21 recomendaciones totales basadas en nuestra experiencia con las técnicas de cambio de comportamiento (TCC).

El primer vector de intervención fue el establecimiento de puntos de acceso. Estos puntos de acceso se dedicarían a la venta y la información, incluyendo pruebas y comparaciones de diferentes modelos de estufas, ofreciendo mecanismos de crédito y prestando apoyo a las ventas. Las entrevistas con las partes interesadas dejaron claro que, tal y como están las cosas, los actores del sector privado no tienen ningún incentivo para emprender este tipo de acciones, por lo que ONG como el Banco Mundial tienen que llenar este vacío.

El segundo vector de intervención fue la creación de una línea de información centralizada. Esta línea de información tendría forma de comunicación telefónica y SMS, y se utilizará para proporcionar información sobre los modelos de estufas, verificar la legitimidad de los vendedores, programar las entregas y reducir otras barreras informativas.

Cocina limpia para todos

En los dos años siguientes a nuestro diagnóstico de comportamiento, se vendieron con éxito 72.535 cocinas mejoradas en Uganda. El consumo mensual de combustible de los hogares con estas cocinas se redujo una media del 36%, con un aumento equivalente del ahorro económico y una reducción de las emisiones de carbono.

Los beneficios de las cocinas mejoradas tuvieron mayor repercusión en las madres, las embarazadas y los niños pequeños, que son quienes tienen más probabilidades de asumir la responsabilidad de cocinar y recoger leña. Tras adquirir una estufa mejorada, las mujeres declararon disponer de entre 30 y 90 minutos más de tiempo al día, que podían dedicar al cuidado de los niños, a otras tareas domésticas o al tan necesario descanso.

Si le interesa saber más sobre nuestro enfoque conductual para la adopción de cocinas limpias en Uganda, puede leer nuestro informe aquí.

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