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Mejor juntos

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Puede sonar obvio, pero el alcohol es algo más que una bebida. Para muchos de nosotros, es una piedra angular de la vida social, un componente clave de las tradiciones culturales e incluso una parte de nuestra identidad (pregúntele a cualquiera que le guste la cerveza artesanal... si se atreve). Usamos el alcohol -y la embriaguez que produce- para conectar con los demás, para relajarnos después de un largo día y, sí, para divertirnos a la antigua usanza.

Pero, como todos sabemos, cuando se trata de beber, mantenerse dentro de unos límites saludables no siempre es fácil. Hay muchas razones complejas por las que la gente se excede, desde biológicas a psicológicas, pasando por sociales. Pero sea cual sea la causa, los excesos pueden tener consecuencias devastadoras.

En Sudáfrica, el alcohol tiene una larga y compleja historia, entrelazada con la del colonialismo y el racismo en el país. Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XX, a muchos trabajadores negros sudafricanos se les pagaba con alcohol en vez de con dinero,1 sembrando las semillas de una dependencia generalizada del alcohol. Más tarde, durante el apartheid, a los residentes negros no se les permitía vender ni beber alcohol,2 y se les prohibía la entrada a muchos lugares de negocios. En un acto de resistencia, muchos sudafricanos negros empezaron a regentar pubs ilegales conocidos como shebeens, que se convirtieron en centros comunitarios y lugares de debate político. Hoy, el alcohol sigue siendo una parte importante de la vida social y un motor económico: la industria emplea a cientos de miles de personas3.

Pero la omnipresencia del alcohol tiene graves consecuencias para la salud y la seguridad de los sudafricanos. En exceso, el consumo de alcohol alimenta la violencia (incluida la violencia de género), provoca accidentes de tráfico y agrava una gran variedad de problemas de salud. Durante la pandemia de COVID-19, Sudáfrica ha sufrido cuatro prohibiciones distintas del alcohol en un intento de desalentar las reuniones sociales y liberar camas en los hospitales. Estas políticas consiguieron reducir drásticamente las hospitalizaciones2 , pero también hicieron mella en la economía del país y pusieron en peligro el sustento de miles de personas.

TDL se asoció con Distell, una empresa multinacional de fabricación de cerveza y bebidas con sede en Sudáfrica, para abordar este problema desde el punto de vista del comportamiento. Esta asociación nos llevó a desarrollar y poner a prueba un programa digitalizado para combatir el consumo excesivo de alcohol, con unos resultados iniciales muy prometedores: al final de nuestras pruebas iniciales, los participantes en el programa habían reducido su consumo de alcohol en dos tercios.

Capacitación a través de la comunidad

Nuestra colaboración empezó con un trabajo de campo en Soweto (Sudáfrica). TDL encuestó y entrevistó a más de seiscientos sudafricanos sobre sus hábitos de consumo y el papel que desempeñaba el alcohol en sus vidas. Trasladamos nuestra investigación inicial a un manual de intervenciones conductuales y trabajamos en estrecha colaboración con el equipo de Distell para desarrollar las ideas que considerábamos con mayor potencial y convertirlas en un programa piloto para reducir el consumo excesivo de alcohol.

Uno de los temas que surgió una y otra vez en nuestro trabajo de campo fue la naturaleza social de las borracheras. Una minoría de nuestros participantes declaró beber en casa; en cambio, la mayoría bebía en entornos sociales como bares, clubes nocturnos y otras reuniones. No veían esta cuestión como un problema personal que hubiera que tratar en privado, sino como un reto comunitario que había que resolver juntos.

chart on alcohol use in South Africa

Fig. 1: Lo que reveló nuestra investigación sobre los factores que impulsan el consumo excesivo de alcohol en Sudáfrica

Es fácil ver cómo la dinámica social y la "presión de grupo" pueden acabar teniendo un efecto negativo en nuestros hábitos de consumo de alcohol. Pero nuestro equipo se preguntó si podríamos aprovechar estas fuerzas para hacer el bien, para alejar a la gente de los comportamientos compulsivos. Si enmarcamos el consumo excesivo como un problema que hay que superar como comunidad, en lugar de en solitario, ¿podríamos utilizar las normas sociales como herramienta para reducirlo?

De esta pregunta nació el programa BetterTogether. BetterTogether es un programa digital que se basa en el apoyo de la comunidad y de los compañeros para ayudar a los participantes a reducir el consumo de alcohol. Las personas que se inscribían en el programa piloto formaban un pequeño grupo con otras 4 o 5 personas, además de un coordinador que trabajaba individualmente con los miembros para fijar objetivos. Los coordinadores también dirigían a sus grupos en actividades comunitarias basadas en la psicología positiva, en las que los miembros podían felicitarse mutuamente por sus éxitos y su perseverancia.

El carácter digital de BetterTogether ayudó a superar otro obstáculo importante que surgió en nuestra investigación: la omnipresencia del alcohol. Una de las razones por las que es tan fácil caer en patrones de consumo habituales es que se bebe en muchos lugares, desde tabernas hasta parques y lugares de trabajo. Al optar por la conexión en línea, dimos a los participantes acceso a conexiones que podían llevar consigo a cualquier parte. Esta portabilidad también hace que BetterTogether sea asequible y escalable.

Centrarse en lo positivo

La naturaleza social de la bebida implica que la decisión de renunciar al alcohol a menudo significa también renunciar a la socialización, lo que provoca sentimientos de FOMO y desconexión. Mientras tanto, muchos programas tradicionales para reducir el consumo de alcohol se basan en la culpa, la vergüenza o el miedo para obtener resultados. Desgraciadamente, las emociones negativas pueden provocar más del comportamiento que intentamos disuadir, e incluso cuando las tácticas del miedo son efectivas, no son sostenibles a largo plazo.

Dado que el alcohol se utiliza tan a menudo para gestionar emociones negativas, los programas basados en la vergüenza o la culpa también pueden acabar alimentando el deseo de beber. El estrés tiende a aumentar las ansias de alcohol, como comprobamos en nuestro trabajo de campo en Soweto. Si las intervenciones conductuales son estresantes, podrían resultar contraproducentes al inducir el deseo de afrontar la situación mediante el consumo.

Para evitarlo, BetterTogether se centra en la positividad y la afirmación, y en proporcionar una comunidad alternativa a la que recurrir cuando otros acontecimientos sociales puedan suponer una amenaza para los objetivos de los participantes. Los grupos se diseñaron como un espacio libre de juicios: si alguien superaba su objetivo de consumo o necesitaba fijarse uno nuevo, sus compañeros le apoyarían en cualquier fase del proceso en que se encontrara.

Nuestra prueba piloto de BetterTogether fue un éxito rotundo, con una disminución del 27,9% en el deseo de beber de los participantes. Y lo que es aún más impactante, se produjo un descenso del 66,3% en el consumo de alcohol per cápita entre sus participantes, lo que significa que incluso cuando a los participantes se les antojaba beber, muchos eran capaces de contenerse con el apoyo de sus grupos de compañeros de BetterTogether.

chart on rolling average of standard drinks consumed per day

Fig. 2: El programa BetterTogether redujo la media diaria de bebidas consumidas por los participantes de 10,72 a 4,39.

BetterTogether se encuentra ahora en su segunda fase de pruebas: hemos creado una aplicación que alberga todas las funcionalidades necesarias del programa en un solo lugar y la hemos ampliado para incluir a 360 participantes en otras tres regiones de Sudáfrica (Cabo Oriental, Cabo Occidental y KwaZulu-Natal). A medida que el programa siga creciendo, esperamos que BetterTogether pueda ser un puerto seguro para las personas de todo el país que quieran cambiar su relación con el alcohol.

fieldwork photo 2 Distell

Fig. 3: Miembros del equipo de Distell y de la organización asociada SANCA

Referencias

  1. Larkin, A. (2015). Ramificaciones del sistema Dop de Sudáfrica. South African History Online. https://www.sahistory.org.za/article/ramifications-south-africas-dop-system-alexandra-larkin
  2. Peralta, E. (2021, 16 de abril). Why South Africa Banned Booze - And What Happened Next. npr. https://choice.npr.org/index.html?origin=https://www.npr.org/sections/goatsandsoda/2021/04/16/987399442/south-africa-banned-booze-to-stop-covid-a-harsh-truth-was-revealed
  3. Escritor, S. (2021, 19 de febrero). Las tres prohibiciones de consumo de alcohol en Sudáfrica mermaron la economía en 52.000 millones de rands. BusinessTech. https://businesstech.co.za/news/finance/469354/south-africas-three-alcohol-bans-wiped-r52-billion-from-the-economy/

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